Una locura que nos hace infinitos

 

Ricardo Álamo.- Hay libros de aforismos que perfectamente podrían pasar por libros de microensayos unitarios y libros de microensayos unitarios que podrían pasar por libros de aforismos. Tanto monta, monta tanto, y Teoría, de Vicente Luis Mora (Córdoba, 1970), que se presenta como libro de aforismos, bien podría encuadrarse en cualquiera de los dos casos, dado que, a diferencia de los libros de aforismos al uso —que se pueden empezar a leer por cualquier página, sin necesidad de saber qué se ha escrito antes o qué se ha escrito después, pues carecen de correlación—, la principal característica de forma y fondo que contienen sus aforismos es la ilación o conexión lógica entre unos y otros, en un continuum que los va uniendo metódicamente como piezas de un engranaje mayor al que muy bien se le podría llamar «Teoría sobre la teoría». De esta manera se entiende que el propio autor, en un momento dado de su discurso metódico, llegue a decir que «Este libro no es filosofía, pero es teoría con método», un método que no disuena mucho del spinoziano more geometrico, pues en él los aforismos están compuestos como eslabones de una cadena inferencial que paradójicamente no término ni conclusión: «Amamos la teoría porque nos propaga y multiplica, porque su locura nos hace infinitos».

En más de una ocasión Vicente Luis Mora deja claro que su libro no es un libro de filosofía, pese a que lo parezca (hay referencias a figuras emblemáticas del pensamiento filosófico como  Heráclito, Descartes, Rousseau, Nietzsche o Derrida, y a conceptos sustanciales de la metafísica, la ontología y la gnoseología como logos, arquetipo, subjetividad, pensamiento, mundo, etcétera), sino un libro sobre la superioridad de la teoría sobre la filosofía: «Lo malo de la filosofía es su irreversibilidad» y «Por eso amamos la teoría, por eso la teoría es infinitamente más bella e importante [que la filosofía], porque mira, como el busto de Jano, en las dos direcciones del tiempo, o camina hacia delante mientras mira hacia atrás, como el ángel de Klee. Porque nos expande en todas direcciones». Esa superioridad de la teoría sobre la filosofía la justifica el autor cordobés apelando a que mientras la filosofía ordena (todo orden es simplificación), la teoría en cambio desordena (el desorden o el caos es la complejidad de la realidad). ¿Y cuál es entonces la labor de la teoría, cuál el empeño de quien teoriza, a diferencia del que filosofa buscando encontrar un sentido o un orden en el mundo? La teoría no busca sentido, no trasciende, no crea, no produce, destruye, de-construye, explora y entierra saberes. De ahí que, en oposición al modo de pensar filosófico, en vez de entender la teoría como creatividad haya que pensarla como destrucción. Por eso Vicente Luis Mora empieza afirmando que «La teoría no filosófica es en gran parte improductiva, superficial y volátil, y por ello completamente imprescindible», y, ya casi al final del libro, termina enunciando una teoría general de la destrucción, que, más o menos viene a ser la tesis sobre la que gravita gran parte de su argumentario. Tesis, por otro lado, que claramente bebe de las fuentes derridianas del postmodernismo, pero mal digeridos, a rebufo de los Deleuze y compañía, con sus rizomas y demás zarandajas. Pero esta oposición filosofía/teoría parece una ocurrencia vacía y falaz. Por decir algo, hay filosofías plagadas de teorías y teorías filosóficas, así como filósofos «antiteóricos» (o que se perciben a sí mismos como tales) y teorías carentes de esas virtudes que el autor les atribuye; de hecho, la mayoría no las tienen en absoluto.

Pero Teoría es más que la postulación de una tesis. Muchas de sus páginas son también una suerte de compendio de definiciones sobre qué son los aforismos, los mitos, las obras de arte, el universo o la identidad. Sobre los aforismos, por ejemplo, gusta Vicente Luis Mora de metaforizarlos con una recurrencia excesiva a lo luminoso o relampagueante. Así se puede apreciar en casos como estos: «El aforismo es luz balbuceante», «El aforismo es un chispazo entre sinapsis neuronales», «Pero, si el sistema se piensa como irradiación, como circuito cerebral iluminado, el aforismo aportará su luz balbuceante», «El aforismo como electrón, como chispazo, como destello». Esta recurrencia a caracterizar el aforismo como un relámpago o una epifanía lumínica (¿Bergamín y su Cohete y la estrella?) la sostiene Mora con la idea de que el pensamiento, lo mental e inmaterial, aflora como destello de un sustrato material y corpóreo cuya simbiosis da lugar a lo que él llama «cuercerebro» o «cuercebro», palabro que se origina a partir de la unión del cuerpo y del cerebro y que convierte al ser humano en la única parte de la naturaleza a la que no le importa ser absurda, pues el «cuercebro» es como un radar cosmológico del sinsentido. Y precisamente este sinsentido, esta realidad indiferente hacia nosotros, esta insensibilidad de la naturaleza por las producciones humanas, es también otra de las tesis que alimenta las páginas de Teoría. Por eso «Pensar científicamente es hacerte consciente de que el universo te importa a ti, pero tú no le importas a él» o, dicho con palabras más desoladoras: «No lo olvides: el universo prefiere llover a hacerte caso». La teoría, pues, de Vicente Luis Mora es que, recordando a Pascal, el hecho constitutivo del cosmos es su indiferencia, y que la filosofía, no la teoría, solo pude proveernos de un sistema consolatorio dirigido a convencernos de que esa indiferencia no debe importarnos, haciéndonos conscientes de la inutilidad de todo, pues el lenguaje (el lenguaje de la filosofía y cualquier otro lenguaje) «es el modo en que el universo expresa su conciencia de esa indiferencia»

Libro, en fin, duro de roer, duro de leer y duro de aprehender, que parece que haya sido escrito como un todo y luego descompuesto en partes, y que exige del lector una atención reconcentrada de la primera a la última página y desde el primer hasta el último aforismo, si no quiere perder el hilo de su nada fácil concatenación que —sorprendentemente— está hecha casi por entero, según reza el colofón del libro, en un solo día, lo cual puede entenderse como un mérito o como un demérito, según se mire, pues por un lado es innegable el profundo calado microensayístico y de compresión llevado a cabo por el autor, pero por otro lado sostenido con tesis muy manidas dentro del marco posmodernista de la filosofía, cerrándose así el camino a la exploración de nuevos y más originales ideas.

Vicente Luis Mora, Teoría. Mixtura Editorial, 2022.

 

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