«Elvis», de Baz Luhrmann

Por Elena N. Fernández.

Elvis Presley, focos, 85 millones de dólares de presupuesto, un actor de teenagers al que concederle su gran oportunidad y Baz a los mandos. Lo que pudiera parecer un coctail suculento ha resultado en algo parecido a un biopic más con brochazos de un Luhrmann por momentos desleído.

Si bien la película empieza con casi todos los sellos del director australiano, estos van desapareciendo con los minutos hasta diluirse en un sencillo drama que tiene como centro a la estrella y desobedece al montaje que se espera del genio de las antípodas. Giros de cámara, fogonazos, rasgos sepiosos en las escenas del pasado, rojos enérgicos, relámpagos outside durante los momentos dramáticos y la constante música de fondo. Redobles que no cesan. Sonidos que te apelan y que recuerdan a la escena en la que los bohemios se conocen en Montmartre en los primeros minutos de Moulin Rouge. Ritmo y exceso para empezar a contar la historia del Rey del Rock, que se presenta como un personaje muy ingenuo y casi flotante entre la agilidad y fogosidad de los años 50. Aun así, el contexto es pobre. Se echan en falta referencias  sobre su inspiración ajustadas al momento y sobra un poco de heroicidad ante la segregación racial en la parte central de los 159 minutos.

Austin Butler dibuja un recorrido empinado durante la película. Lejano, distante y nada convincente al principio, el  actor estadounidense consigue remontar la interpretación llegando a provocar, además de la esperada lástima, algo de asco ante ciertos momentos de la vida de Presley. Cabe destacar la valentía de Butler poniendo la voz cantada al mismísimo Rey del Rock. Remezclada con la voz de Elvis para representar los últimos años de su carrera, Austin Butler consigue convencer como Elvis. Misterioso y legendario. Se lo pone fácil el escudero. Un Tom Hanks repulsivo, indeseable, tierno y de incitación violenta que consigue hacerte bailar entre el bien y el mal. Te conduce a la empatía por el truhán para acabar dando un volantazo hacia el odio  contra  el explotador.

Como highlights que no deben pasar por alto: el primer directo de Elvis enfundado en el emblemático traje rosa, convulsionando y sacudiéndose la vergüenza para provocar orgasmos sensitivos entre las asistentes del público.  La destreza pélvica presentada como un cómico superpoder. Un sello del Luhrmann más excesivo. No se puede olvidar la escena del ‘Trouble’ que lo condenaría y lo elevaría al mismo tiempo. Puro erostismo con mucho sudor y más lascivia. Es casi inevitable recordar a John Travolta en Grease. La pena es que al Elvis de Luhrmann le falta un puñado del carisma que desprendía Danny Zuko.

Habría que concluir vertiendo reproches sobre el director. Un momento documental final que consigue potenciar la nostalgia, pero saca al espectador de la obra. Por otra parte, el retrato de la muerte de un icono sin ningún tipo de miga. Eso sí, como cualquier biopic sobre estrellas del mundo de la música a los que hemos podido asistir en los últimos años, consigue que abras Spotify y teclear ‘Elvis Presley’ en el buscador para el camino de vuelta.

4 thoughts on “«Elvis», de Baz Luhrmann

  • el 7 julio, 2022 a las 8:28 pm
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    Uno después de leer esta crítica de cine a la película » Elvis » no sabe si reír o llorar….lo que hay que leer por Dios!

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  • el 8 julio, 2022 a las 2:00 am
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    Que critica tan absurda. Sino logró emocionarlo o tiene el espíritu del Greench o de plano está amargado. Espero sea feliz y disfrute más la vida

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  • el 18 julio, 2022 a las 7:59 pm
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    Una película penosa. Contada por «el villano» para despertar simpatías innecesarias ante todo un símbolo de una época y una cultura. Un Tom Hanks convincente y un «Elvis» que va de menos a más; el resto, personajes de cartón piedra «postureando».
    Y…mucha moralina para uno de los peores «biopic» vistos en mucho tiempo.

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