«Casa»: el drama de la vivienda en un show tragicómico de Lucía Miranda

Por Horacio Otheguy Riveira

Criaturas extrañas en las que nos reconocemos nos hablan en un espectáculo con mucha acción física y narrativa: el teatro de Lucía Miranda, un juego escénico al que el reparto se entrega a través de una realidad basada en entrevistas, y a la vez componen la mágica ficción de intérpretes representando a otros, cuyas voces grabadas han estado siempre presentes.

El amor intenso entre Lo verdadero y La Ficción: una conjugación que Miranda reconstruye cada vez, en esta ocasión de manera más compleja porque la interrelación de hechos reales verbalizados por la gente con la dinámica actoral y todo lo demás se explaya como si surgiera del humano corazón encerrado en una vivienda cerrada a cal y canto. Una prisión de la que urge salir hablando, con palabras que interrogan y responden, recorriendo el cuerpo completo con afán de formalizar un grito que conmueva todo lo existente para que esa casa se convierte en un hogar todo lo confortable que se necesita para, simplemente, ser un ser humano en la mayor plenitud posible.

Todos hablan de prisa, a veces se yuxtaponen, como si la ansiedad por hablar les llevara a hacerlo dándose codazos; pero también bailan, cantan, ríen, hacen bromas, mastican dramas dolorosos y tragan la bilis para transformarla en néctar que permita sobrevivir.

Un explosivo vaivén de emociones con el que se llega a un final de gran ternura, si bien queda el dolor de estar al margen de un engranaje social implacable —cualquiera sea la ideología que defiendas como más justa—, frente a un sistema económico que especula, devora, explota… permanece en el aire como un gas tóxico con el que convivimos.

Casa, escrita y dirigida por Lucía Miranda con estupendo equipo de intérpretes no ofrece otra solución que potenciar la unión y la alegría de la lucha cotidiana, por muchas contradicciones que nos habiten —ella misma se pone en riesgo cuando una entrevistada le pide dinero «porque tú algún provecho sacarás de todo esto»—. Expone desde la raíz y aprovecha las posibilidades de su mirada teatral para que gente anónima cuente su historia: un arquitecto que construyó más de 500 viviendas pero que dejará en herencia solo unos cimientos; un chico lleva media vida en una residencia de menores; una joven refugiada consigue el asilo gracias a una canción de Nirvana; un hombre con diversidad funcional que lucha por su independencia; una activista de la PAH con la que enamorarse en París…

 

Comienzo con un arquitecto que simula responder preguntas. Así todos los personajes asumen narrativamente su precariedad, tristeza o alegría en un contexto de dinámica sucesión de situaciones.
Un ejercicio de Gran Guiñol para escenificar un típico plan hipotecario.
Todos los españoles tienen derecho a disfrutar de una vivienda digna y adecuada. (Artículo 47 de la Constitución Española): así consta en este cartel que porta una manifestante. Detrás actrices y actores preparándose para el siguiente cuadro.
El humor que visita la función surge de la capacidad de supervivencia de los personajes en conflicto. Así pueden reír, cantar, bailar… sin abandonar la constante preocupación por encontrar… una casa.

Cogí mi grabadora y pregunté a más de 40 personas muy diversas qué es la casa para ellas. Después transcribí palabra por palabra (esta es una obra documental verbatim, es decir, literal) y fui encontrando a los protagonistas de mi historia a los que les cambié de nombre y poco más. El elenco hizo una lectura para las personas entrevistadas, lloramos, reímos, y nos pusimos a trabajar. En un espacio que recuerda a un set de cine, sus historias se entrecruzan para formar una sola. Casa es un relato intergeneracional, que se pregunta sobre el artículo 47 de la Constitución, y por el camino de vuelta a casa. Porque cuando estamos perdidos, cuando estamos cansados, ¿cómo encontramos el camino de vuelta a casa? Y en esto de la vivienda, quiénes somos nosotros, Elliot o E.T.? Lucía Miranda

REPARTO Pilar Bergés, Ángel Perabá, Efraín Rodríguez, César Sánchez, Macarena Sanz

Iluminación Pedro Yagüe
Espacio sonoro Nacho Bilbao
Visuales Javier Burgos
Vestuario y escenografía Anna Tusell
Ayudante de dirección Román Mendez
Auxiliar de dirección Marina Álvarez Moltó
Producción Helena Ordoñez Bergareche
Ayudante de escenografía y vestuario Fátima Cué
Construcción de decorado Mambo decorados
Construcción casas Creators of legend
Construcción Muppets Merche Cuesta Ramón – La casica Puppets
Asesor de muñecos Manuel Román

UNA COPRODUCCIÓN DE TEATRE LLIURE, TEATRO DE LA ABADÍA, THÉÂTRE DIJON BOURGOGNE – CENTRE DRAMATIQUE NATIONAL Y CROSS BORDE

 

Espectáculo presenciado el domingo 6 de marzo en el Teatro de La Abadía, donde ya no se representa.

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La falta de vivienda es un drama mundial que golpea fuerte en España. El espectáculo no entra en aquellos que se ven obligados a vivir en la calle, pero ronda esa amenaza a todos los personajes, y sobre todo a los espectadores que ven y sienten más allá de la superficie:

Ayuntamiento de Alicante multa a los “Sinhogarismo”

Vivir en la calle más cara de Madrid

Deterioro de las personas con seis meses en la calle

¿Cómo acabaste viviendo en la calle?

 

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