CineCine en CasaCine En ProfundidadPremios

«VÉRTIGO» Y RENACIMIENTO

Por Valeria Alonso-Misol.

El pasado mes de marzo Deadline anunció que Paramount Pictures estaba preparando una nueva versión del clásico de Hitchcock Vértigo (De entre los muertos), con Robert Downey Jr. como protagonista y Steven Knight como guionista. La idea me pareció entonces arriesgada, tratándose de una de las obras mejor valoradas del cine. Recientemente volví a verla y la idea me pareció no sólo arriesgada sino paradójica, en cuanto que Vértigo es una película que, como ave fénix, consigue por sí misma renacer de sus propias cenizas.

El filme trata de la relación de Scottie (James Stewart), un detective de San Francisco recién retirado a causa de su vértigo, con Madeleine (Kim Novak), una extraña mujer poseída, en opinión de su marido, Gavin Elster, por su antepasada Carlotta Valdés. Tras aceptar la petición de su esposo de seguirla para informarle sobre su misteriosa conducta, Scottie y Madeleine inician un romance interrumpido cuando, aparentemente, ella se suicida arrojándose desde lo alto de una torre. Destrozado por el desenlace, recuperará la esperanza al conocer a Judy, una mujer físicamente muy semejante a Madeleine y a quien paulatinamente irá transformando en su fallecida amada.

Por voluntad expresa de Hitchcock el escenario de la película es San Francisco. Por una parte sus protagonistas añoran la vieja ciudad, tanto sus antiguos lugares como la vida en los tiempos pretéritos. Pero además de su pasado, a Hitchcock le interesaba la propia fisionomía de San Francisco, con sus misteriosos lugares como Fort Point, el Puente Golden Gate o la antigua Misión Dolores, y con sus escarpadas pendientes, cuyas vertiginosas bajadas le permitirían traducir la vertiginosa caída en espiral que constituye el leitmotiv del filme. Porque si bien el tema hitchcockiano del amor pasional y su relación con el crimen y la muerte se mantiene, el campo semántico de Vértigo va mucho más allá, y a partir de la espiral el director explorará temas de tanta profundidad como el eterno retorno, la resurrección, el sexo y el renacimiento, la muerte y la vida o el espacio y el tiempo.

El leitmotiv de la espiral procede del vértigo, trastorno del equilibrio que padece su protagonista y que produce mareos e impresión de dar vueltas en el vacío, como en una espiral, creando una sensación al mismo tiempo atrayente y terrible. Esta espiral aparece ya en los títulos de crédito del comienzo surgiendo del ojo de una mujer, reapareciendo en los descensos por las calles de San Francisco, en el peinado de varios personajes femeninos, en lámparas, en flores y ramos de flores, en la escalera de caracol del campanario, en la música -con sus efectos de progresión espacial a partir de progresiones de notas ascendentes y descendentes en perpetuum mobile– y, también, en la propia estructura de Vértigo.

Scottie siente el vértigo por primera vez al comienzo del filme cuando, persiguiendo con otro policía a un criminal por los tejados de rascacielos resbala y, a punto de precipitarse al vacío, ve a su compañero caer al tratar de ayudarle. A partir de ese momento Scottie, profundamente afectado por el suceso, queda incapacitado para las alturas y debe abandonar su trabajo. No obstante, a lo largo de la película se irá haciendo patente que el origen de su vértigo va más allá de su aterradora experiencia en el tejado, su trastorno estando relacionado con su atracción por las mujeres -y probablemente con la atracción por las mujeres del propio Hitchcock-: si bien algo en ellas le seduce, al mismo tiempo le advierte de una terrible caída, tornándose imposible la consecución del objeto deseado. Madeleine es una mujer muy atractiva pero al mismo tiempo, poseída por una muerta, es alguien irreal e inalcanzable. Transformada en Judy, una mujer terrenal y fácil, la imposibilidad de ser conquistada permanece, algo impidiendo al protagonista acercarse a ella a pesar de su deseo. El moño de Madeleine rememora esta espiral y amenazadora caída de la misma manera que los bucles de Judy, conduciendo como vagina a su interior, pero también como tumba abierta de la pesadilla de Scottie al interior de la tierra y a la muerte. Las formas fálicas por su parte aluden de la misma manera al origen de su trastorno; ya en los primeros minutos un convaleciente Scottie expresará a su amiga Midge, el día previo a la retirada del corsé, su deseo de librarse de la esclavitud del bastón; más adelante sugerirá su antipatía hacia la torre Coit, principal edificio visible desde su apartamento, y es su temor a la torre del campanario lo que le impedirá salvar a su amada.

A pesar de basarse en la novela francesa D´entre les morts (De entre los muertos), de Boileau y Narcejac, Vértigo es una película extraordinariamente personal, hasta el punto que el guionista final del filme, Samuel Taylor, no quiso leer el libro antes de escribir el guión al darse cuenta de ello tras su entrevista con Hitchcock. El director comentó a Truffaut que lo que le interesó del libro fue el esfuerzo de su protagonista para recrear una mujer a partir de la imagen de una muerta. Scottie quiere en efecto recrear a Judy a partir de la imagen de la fallecida Madeleine. Pero esta idea en Vértigo se complica y enriquece aludiendo una vez más a la espiral pues, como Hitchcock nos revelará a mitad del filme, Judy es la misma mujer que Madeleine y la imagen que el protagonista tiene de su amada supuestamente fallecida no es sino la imagen de su propia amada viva recreada por otro hombre, Gavin Elster, que a su vez es otra recreación de la esta vez sí fallecida Carlotta Valdés, misteriosa mujer que, a pesar de estar muerta, es en cierto modo el motor de la película -como ya lo fuera en 1940 Rebeca en la obra homónima o como lo será en 1960 la madre de Norman Bates en Psicosis-. Por otra parte la película también bebe de la obra de teatro de J.M. Barrie Mary Rose, que Hitchcock vio representada en Londres en su juventud y que siempre tuvo en gran estima. En ella se narra mediante flashbacks las desapariciones y reapariciones de un personaje femenino en una isla de Escocia para quien el tiempo se detiene en su ausencia y que revive en su regreso como una presencia fantasmal; aunque los estudios nunca compartieron su entusiasmo por una historia que rechazaron, él realmente planteó esta eliminación espacio-temporal, esta presencia femenina fantasmal y este retorno de entre los muertos en Vértigo. Mas en su filme no sólo regresa una mujer, y así como Madeleine revive en Judy, Carlotta revive en Madeleine, el que fue marido de Carlotta revive en Gavin Elster quien, a su vez,revive en Scottie, el poder y la libertad convirtiéndose también en sus aspiraciones y transformando de la misma manera a su amada Judy -amante de Elster antes que de Scottie- en Madeleine. A su vez el pasado, que toma posesión de Madeleine, reaparecerá ejerciendo su influencia sobre el propio Scottie, quedando ajeno a la realidad del presente cuando ésta se suicida. Incluso el hotel McKittrick en el que inexplicablemente desaparece Madeleine regresará como el hotel Empire en el que vive Judy. Y es que las recreaciones conformando espirales son una constante en un filme que llega incluso a recrear el propio argumento, su segunda parte no siendo sino una repetición de la primera, un nuevo Scottie regresando tras un período de convalecencia para de nuevo enamorarse e iniciar un nuevo romance, tratándose de nuevo de un amor correspondido mas extrañamente imposible en el que la pareja recorrerá los mismos escenarios de antaño, todo ello siendo, como en una espiral, distinto y al mismo tiempo lo mismo. Aludiendo la espiral al eterno retorno y al renacimiento, no es casual que la causa real del vértigo de Scottie sea el sexo, teniendo éste su fundamento en el renacimiento de la materia, la continuidad de la vida y el desafío a la muerte.

La convivencia y confusión entre vida y muerte es una constante del filme. Ya en su inicio, una boca femenina, inmóvil, comienza sin motivo a ejercer repetitivos movimientos apenas perceptibles. El primer lugar al que Madeleine acude en sus solitarios paseos es una floristería de una animada calle con aspecto, no obstante, de claustrofóbico local mortuorio atestado de cadáveres vegetales y al que se accede por un oscuro pasadizo, en contraposición al cementerio que luego visita, lleno de flores vivas, trinos de pájaros y al que se accede por una iglesia adornada con un resplandeciente retablo. El pasado de San Francisco a su vez convive con su presente, algunos de sus escenarios estando, en palabras de Scottie, “preservados exactamente como hace cien años”, el templete llamado Las puertas del pasado siendo el objeto de contemplación de Madeleine, quien en su excursión al bosque de milenarias secuoyas declara ser el suyo el tiempo de vida de su antepasada Carlotta. Sus protagonistas añoran en varias ocasiones el pasado, a pesar de ser turbio en muchos casos, pues muerte y vida, pasado y presente, también conviven en ellos mismos, tratándose de reinterpretaciones de alguien de otro tiempo: así incluso la absurda idea de presentar a Madeleine como una mujer poseída por una muerta no sólo irá haciéndose plausible a medida que avanza el filme sino que llegará a superarse, pues Madeleine es, más que una mujer viva poseída por alguien fallecido, un espectro, siempre ausente y perdido, que a menudo sólo es visible en un espejo, que a menudo carece de sombra y que a menudo más que caminar, parece flotar.

Siendo la espiral el telón de fondo de Vértigo, no es de extrañar que la película concluya de la misma manera como empezó. Es de noche y el protagonista, subido a lo alto de un edificio, es testigo de la caída y muerte de su acompañante. Scottie ha conseguido rescatar a la fallecida Madeleine y revivirla a partir de Judy, mas sólo para de nuevo perderla y de nuevo verla morir cayendo del campanario; Scottie ha conseguido volver a subir a un edificio, mas sólo para volver a presenciar la caída fatal que le llevó al vértigo. Comprendiendo su impotencia, extiende los brazos mientras a su lado una monja tocando las campanas a muerto dice “que Dios se ampare de nosotros”, pues el ser humano nada puede para detener la espiral.

Aún no sabemos qué nos deparará el remake de la Paramount ahora en gestación pero creo que, si hay una película cuyo renacimiento es redundante, esa es la preciosa, tristísima e inagotable Vértigo.

One thought on “«VÉRTIGO» Y RENACIMIENTO

  • Estupendo análisis sobre una película magistral que puede verse muchas veces. Y en cada visión hallar nuevos aportes.

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *