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«The Walk-In»: Una serie muy necesaria

Por Gerardo Gonzalo.

Acabo de ver en Filmin la miniserie británica de 2022 The Walk-In, que en sus cinco episodios, nos sumerge en el contexto del auge del mundo neonazi en Gran Bretaña. Esta ficción pone el foco, concretamente, en la historia de un arrepentido, que delata a sus compañeros disconforme con la deriva extrema que están tomando y por otro lado, en la labor y el día a día de un periodista enfrentado a ese mundo

La serie es impecable, como muchas ficciones inglesas (y no solo las de la BBC, ya que de hecho esta es una producción de la ITV) La solidez y solvencia del relato, se ve reforzada por unas interpretaciones de gran nivel (sello de calidad habitual en las series británicas)  y un acertado y nada maniqueo mensaje de fondo (se inspira en hechos reales) que retrata muy bien, la deriva actual que estamos vivienda en algunos sectores de las sociedades occidentales, donde la interculturalidad provoca tensiones políticas, económicas y raciales, por parte, sobre todo, de hombres blancos, que sienten que han perdido su sitio, su hegemonía y cuya única respuesta es el odio al diferente.

Siendo un tema que podría dar pie a todo tipo de efectismos, demagogias y simplezas, aquí se nos plantea desde la contención y la sobriedad. La serie es concienzuda, mostrando todo lo que ocurre con naturalismo y muy lejos de cualquier exceso, ya que antepone la solidez de lo que cuenta y la fidelidad de los hechos, a cualquier otra tentación que derive en el thriller o el melodrama (lo que a veces puede ir en detrimento de su pulso y tensión narrativas) mostrando a todos los personajes y sus discursos de forma rigurosa, con su evolución, su discurso y sus motivaciones

Así, sin grandes altibajos, la serie se asienta, con el nazismo británico como fondo, entre sus dos principales personajes. Uno es un periodista, al que acompaña su familia, radicalmente enfrentado al mundo neonazi, del que fue miembro en su juventud. El otro, un hombre que está intentando salir de las garras de esos grupos. Ambos están protagonizados, por un lado, por ese inmenso actor que es Stephen Graham, cuya sola presencia eleva siempre el nivel de cualquier ficción. Por el otro, un extraordinario y conmovedor Andrew Ellis, que encarna un arquetipo de individuo que transmite pura verdad y que contiene en sí mismo, muchas de las contradicciones de un determinado tipo de ciudadano.

Además, añadido a todo esto, se intercalan la presencia de fantasmas del pasado, la familia que rodea a cada uno de los personajes, los medios de comunicación, la policía, la violencia, la política y una constante tensión, no superlativa pero sí latente, por la amenaza de un extremismo en auge y cargado de odio, que arremete cada vez con más virulencia, sobre todo el que lo combate.

En resumen, una serie sólida, que ha optado por primar la fidelidad, la rigurosidad de unos hechos y la solvencia de su mensaje. Ciertamente, en algunos momentos, esto va en detrimento del tempo narrativo al optar más por la contención que por una emoción, que  en algún momento podría ser mejor explotada. Quizás sea esto, lo que la convierte en una serie de notable alto, pero no de sobresaliente, pero en cualquier caso, considero que es una legítima opción ética y estética, que no merma el interés para verla.

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