Dani Karavan y su obra land se expone en Céret
Por Carlos Toribio. De Israel a Céret y de Portbou a Céret. Tres lugares diferenciados en la geografía y
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Read MorePor Daniel Lara de la Fuente. “Cuando se acerca el mediodía, las sombras son todavía bordes negros, marcados, en el
Read MorePor Anna Maria Iglesia @AnnaMIglesia “Gide leía a Bossuet mientras bajaba por el Congo”, escribió, frente a la imagen
Read MorePor Anna María Iglesia @AnnaMIglesia El año concluye y una vez más tratamos de resumirlo en vanas y aleatorias
Read MorePor Anna Maria Iglesia @AnnaMIglesia «Al estar en Moscú se aprende a ver a Berlín mucho más rapidamente
Read MorePor Iago Fernández @IagoFrnndz El presente libro ofrece un conglomerado de artículos firmados por uno de los adalides posmodernos
Read MorePor Juan Soros. El nombre del intelectual argentino Héctor Álvarez Murena (Buenos Aires, 1923-1975) puede sonar desconocido en el actual
Read MorePor Hilario J. Rodríguez La realidad está mal hecha, rota en pedacitos inconexos a los que sólo las artes consiguen dar una forma definida. Pero esa opción no le interesa a Frederick Wiseman. Él cree que muchas películas «inventan la realidad» o «su propia realidad», cuando lo más lógico consistiría en «inventariarla», buscar «constelaciones de sentido». Como Walter Benjamin o Georges Perec, prefiere trabajar a partir de lo existente, centrando su atención en contextos muy determinados. Utiliza los pronombres dónde, cuándo, qué, cómo y quién, no le interesan los porqués. Su método tiene algo de deriva, también de reporterismo bélico. Nunca se documenta en exceso antes de comenzar un rodaje, para no tener ideas preconcebidas; se conforma con equipos ligeros, de pocas personas, para desplazarse fácilmente.
Read MorePor Hilario J. Rodríguez Es difícil no caer en lo convencional cuando se habla sobre obras tan anti convencionales como Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Para evitarlo, quizás sea necesario saber qué quiero y qué puedo decir. No me gustaría interpretarla como una sátira sobre la sociedad victoriana, tampoco como una metáfora sobre la crueldad de los adultos hacia los niños o como un viaje iniciático, lleno de sorpresas y personajes estrafalarios. Todos esos argumentos son, a estas alturas, un tanto obvios y un tanto insuficientes. La novela de Lewis Carroll se ha vuelto inmortal porque va más allá de cualquier posible simplificación, pone en tela de juicio nuestras herramientas cognitivas ante ciertas cosas. De poco vale que utilicemos el psicoanálisis o alguna ley matemática, es una aventura imaginativa que se resiste a entregarnos sus secretos. Pero ése es uno de sus mayores encantos. Más que una historia, es una experiencia.
Read MorePor Hilario J. Rodríguez En el libro Sobre la historia natural de la destrucción, W. G. Sebald reprochaba el silencio
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