Por Hilario J. Rodríguez Si -como dice John Waters- «es necesario tener muy buen gusto para llegar a entender el mal gusto», antes de sentirnos gratificados con Pink Flamingos, Desperate Living o Crybaby, el lágrima deberíamos haber sabido apreciar las películas de Alain Resnais, Pier Paolo Pasolini o Philippe Garrel. En otras palabras, primero viene la gallina y luego el huevo. Pero ¿son así de fáciles las cosas? No lo creo. Lo que el cineasta norteamericano quiere decir es que en cuestiones relacionadas con el arte no se pueden abolir fronteras sin haber estudiado previamente el mapa del mundo. Es preciso comenzar sabiendo qué es el arte si uno pretende proponer nuevas definiciones.
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