El tiempo envejece deprisa
Por Hilario J. Rodríguez. «Al despertarse creyó que había soñado con una película que había visto no hacía mucho.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez. «Al despertarse creyó que había soñado con una película que había visto no hacía mucho.
Leer másAdemás de explorar lo que en estos momentos se está produciendo en el ámbito cinematográfico en los cinco continentes, el
Leer másHollywood revelado es un proyecto editorial con formato de largo metraje, concebido con ánimo investigador y alentado por un profundo
Leer másPor Hilario J. Rodríguez Uno de los mayores problemas de algunos films es que estamos tan de acuerdo con cuanto nos proponen que sólo pueden despertarnos dudas, en torno a ellos pero también en torno a nosotros, los espectadores. La comodidad es un vicio, y a veces nos volvemos adictos.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez De entre todos los géneros cinematográficos, el cine negro es el menos soñador. No hay en él ni los síntomas de sonambulismo que pueda tener el musical ni los aspectos oníricos de las películas de terror. El cine negro es un eterno aspirante a la sequedad y a la inmediatez, se niega a dar los rodeos de la fantasía. Para forjar un estilo propio, se olvidó de los remilgos de la retórica y fue directo al grano. Por eso mismo todo lo imaginario le ha sido ajeno desde sus orígenes. Siempre quiso ser algo así como la sección de sucesos de las revistas de cine, y en cierto modo lo consiguió. Se ancló al presente, haciendo un comentario político e histórico de los acontecimientos que tienen lugar en los márgenes sociales. Quizás eso explica que sea un género que se renueva de forma constante, palpitando todavía hoy lleno de vida.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez Nuestros problemas con la memoria tienen más relación con la manera como recordaremos las cosas que con las cosas que recordaremos. Hace unas semanas Ingmar Bergman murió y hoy, mientras comenzamos a olvidar su rostro, otros rostros van ocupando el lugar que hasta hace poco ocupaba él mismo. Ya no somos capaces de verlo, en su retiro voluntario en la isla de Fårö, pero su fantasma nos acompaña en silencio. Con él, vemos cómo los rostros de Alma (Bibi Andersson) y Elizabeth Vogler (Liv Ullmann) se vuelven uno solo en Persona (Manniskoätarna, 1966), quizás para decirnos que cuando nos paramos ante un retrato y notamos en él algún tipo de sentimiento ese sentimiento no le pertenece por completo. Se trata de algo compartido, algo que pertenece también a otras personas. Entonces comprendemos que el retratado puede ser en realidad el retratista, una excusa de este último para reconocerse a sí mismo en otras personas o para depositar en otros lo que no es capaz de asumir como propio.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez Sherlock Holmes nació en el siglo XIX pero en realidad le habló siempre al siglo XXI. Creía que al Mal lo podemos vencer a través de métodos analíticos, observándolo con un microscopio como si se tratase de un virus o una célula cancerígena, a una distancia prudencial.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez Gusten o no, las películas de Almodóvar han ayudado a destruir ciertas ideas preconcebidas en el cine español. Su continuo cuestionamiento de la identidad y su espíritu trasgresor han servido para ampliar la percepción que se tiene de nosotros en el extranjero, además de obligarnos a algunos españoles a pensar en las limitaciones que impuso la educación que recibimos, unas limitaciones que tienen menos relación con quiénes somos que con quiénes nos gustaría ser y que también ponen de relieve la necesidad de cuestionar nuestro concepto de cultura.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez La realidad está mal hecha, rota en pedacitos inconexos a los que sólo las artes consiguen dar una forma definida. Pero esa opción no le interesa a Frederick Wiseman. Él cree que muchas películas «inventan la realidad» o «su propia realidad», cuando lo más lógico consistiría en «inventariarla», buscar «constelaciones de sentido». Como Walter Benjamin o Georges Perec, prefiere trabajar a partir de lo existente, centrando su atención en contextos muy determinados. Utiliza los pronombres dónde, cuándo, qué, cómo y quién, no le interesan los porqués. Su método tiene algo de deriva, también de reporterismo bélico. Nunca se documenta en exceso antes de comenzar un rodaje, para no tener ideas preconcebidas; se conforma con equipos ligeros, de pocas personas, para desplazarse fácilmente.
Leer másPor Hilario J. Rodríguez Es difícil no caer en lo convencional cuando se habla sobre obras tan anti convencionales como Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Para evitarlo, quizás sea necesario saber qué quiero y qué puedo decir. No me gustaría interpretarla como una sátira sobre la sociedad victoriana, tampoco como una metáfora sobre la crueldad de los adultos hacia los niños o como un viaje iniciático, lleno de sorpresas y personajes estrafalarios. Todos esos argumentos son, a estas alturas, un tanto obvios y un tanto insuficientes. La novela de Lewis Carroll se ha vuelto inmortal porque va más allá de cualquier posible simplificación, pone en tela de juicio nuestras herramientas cognitivas ante ciertas cosas. De poco vale que utilicemos el psicoanálisis o alguna ley matemática, es una aventura imaginativa que se resiste a entregarnos sus secretos. Pero ése es uno de sus mayores encantos. Más que una historia, es una experiencia.
Leer más