Se busca aupair
Por Àngels S. Amorós Carlos Mayo. Se busca aupair. Madrid: SM, 2019. 264 pp. A partir de los 13 años.
Leer másPor Àngels S. Amorós Carlos Mayo. Se busca aupair. Madrid: SM, 2019. 264 pp. A partir de los 13 años.
Leer máspañeros de clase también la molestan hasta el punto que el chico más guapo de la escuela quiere ser amigo y ella le ignora. Tal vez porque no se siente a la altura o quizás se deba a que Janne ha entrado en una espiral de autodestrucción de la que es incapaz salir e incluso después de adelgazar mucho sigue sin estar a gusto con su cuerpo y llega a dejar de comer y se aísla totalmente.
Leer másCuando Gema desaparece a Gonza le parece que el mundo se ha vuelto del revés. Ahora ya no tienen con quien hablar ni hacer los deberes porque Gema además era su mejor amiga y compartían muchos momentos.
Leer másEs imposible recuperar el tiempo perdido, lo mismo que saber qué hubiese pasado entre los dos si todo se hubiese desarrollado con normalidad. Por eso, para no volverse loco y poner en orden sus pensamientos y emociones, Daniel decide escribirle a Elena una larga carta.
Leer másLos tres amigos son conscientes de que ocurre algo extraño con el cuadro y deciden sacarlo de la casa, pero tal vez es demasiado tarde.
Leer másPor Àngels S. Amorós Max Brallier (texto) y Douglas Holgate (ilustraciones). Los últimos frikis del mundo y el bate de
Leer másPor Àngels S. Amorós Pablo Gutiérrez. El síndrome de Bergerac. Barcelona: Edebé, 2021. 240 pp. A partir de los 12
Leer másJosé María Jurado.- Ahora que la memoria como instrumento de aprendizaje vuelve a ser acechada con silogismos falaces desde las alturas
Leer másMateo está decidido a descubrir el misterio y por eso se atreve a penetrar en la nueva habitación que se le aparece y que muy pronto entiende que es la misma pero decorada de forma diferente y ocupada por otra persona. Se trata de Iria.
Leer másMi madre dice que una mancha de mora con otra verde se
evapora, y que un clavo saca a otro clavo. Vamos, que si acababa de romper con un revolucionario, lo mejor que podía hacer era meterme unas pocas revoluciones en el cuerpo.