American Pulp

Por Hilario J. Rodríguez De entre todos los géneros cinematográficos, el cine negro es el menos soñador. No hay en él ni los síntomas de sonambulismo que pueda tener el musical ni los aspectos oníricos de las películas de terror. El cine negro es un eterno aspirante a la sequedad y a la inmediatez, se niega a dar los rodeos de la fantasía. Para forjar un estilo propio, se olvidó de los remilgos de la retórica y fue directo al grano. Por eso mismo todo lo imaginario le ha sido ajeno desde sus orígenes. Siempre quiso ser algo así como la sección de sucesos de las revistas de cine, y en cierto modo lo consiguió. Se ancló al presente, haciendo un comentario político e histórico de los acontecimientos que tienen lugar en los márgenes sociales. Quizás eso explica que sea un género que se renueva de forma constante, palpitando todavía hoy lleno de vida.

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Jugando con Alicia

Por Hilario J. Rodríguez Es difícil no caer en lo convencional cuando se habla sobre obras tan anti convencionales como Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas. Para evitarlo, quizás sea necesario saber qué quiero y qué puedo decir. No me gustaría interpretarla como una sátira sobre la sociedad victoriana, tampoco como una metáfora sobre la crueldad de los adultos hacia los niños o como un viaje iniciático, lleno de sorpresas y personajes estrafalarios. Todos esos argumentos son, a estas alturas, un tanto obvios y un tanto insuficientes. La novela de Lewis Carroll se ha vuelto inmortal porque va más allá de cualquier posible simplificación, pone en tela de juicio nuestras herramientas cognitivas ante ciertas cosas. De poco vale que utilicemos el psicoanálisis o alguna ley matemática, es una aventura imaginativa que se resiste a entregarnos sus secretos. Pero ése es uno de sus mayores encantos. Más que una historia, es una experiencia.

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