«El ojo del amo», Italo Calvino
«-El ojo del amo -le dijo su padre, señalándose un ojo, un ojo viejo entre los párpados ajados, sin pestañas, redondo como el ojo de un pájaro-, el ojo del amo engorda el caballo.
-Sí -dijo el hijo y siguió sentado en el borde de la mesa tosca, a la sombra de la gran higuera.