"Despojos" y "Niebla", de Mª Virtudes Reza
Dos poemas de Mª Virtudes Reza Sánchez. Despojos Tal vez, desde mi refugio, vea el color de la alegría, o
Read MoreDos poemas de Mª Virtudes Reza Sánchez. Despojos Tal vez, desde mi refugio, vea el color de la alegría, o
Read MorePor Augustbecker. Tal como anuncié en mi anterior intervención, me propongo ahora dar una idea de las dos últimas novelas
Read More«Un sueño». Leónidas Andréiev. Hablamos luego de esos sueños en los que hay tanto de maravilloso y he aquí lo
Read More«La isla soñada», un relato de Olga Leal. Mientras sobrevolaba el océano atlántico, recordaba cuando le dijeron que había una
Read MoreNací en 1632, en la ciudad de York, de una buena familia, aunque no de la región, pues mi padre era un extranjero de Brema que, inicialmente, se asentó en Hull. Allí consiguió hacerse con una considerable fortuna como comerciante y, más tarde, abandonó sus negocios y se fue a vivir a York, donde se casó con mi madre, que pertenecía a la familia Robinson, una de las buenas familias del condado de la cual obtuve mi nombre, Robinson Kreutznaer. Mas, por la habitual alteración de las palabras que se hace en Inglaterra, ahora nos llaman y nosotros también nos llamamos y escribimos nuestro nombre Crusoe; y así me han llamado siempre mis compañeros.
Tenía dos hermanos mayores, uno de ellos fue coronel de un regimiento de infantería inglesa en Flandes, que antes había estado bajo el mando del célebre coronel Lockhart, y murió en la batalla de Dunkerque contra los españoles.
Lo que fue de mi segundo hermano, nunca lo he sabido al igual que mi padre y mi madre tampoco supieron lo que fue de mí.
Ciudad dormida, de Paco Gómez Escribano. Camino por la ciudad dormida, entre espectros humanos, con los que me fundo, buscando
Read MoreEl lunes pasado publicábamos en Tecnocultura la reseña de Bioética y cine (2010, 257 pp., 14 €), de Tomás Domingo
Read More«Dios ve la verdad pero no la dice». Tolstoi. En la ciudad de Vladimir vivía un joven comerciante, llamado Aksenov.
Read More«Visión Crepuscular», un relato de Amelia Pérez de Villar. Nunca me imaginé, cuando la vi por vez primera, que fuera
Read More¿Quién ahora sino yo? Aunque no sé qué yo. Me imagino avanzando por túneles húmedos, arrastrándome por tuberías estrechas, mimetizándome con una maraña de cables y tubos, lleno de polvo y suciedad posados sobre mí a lo largo de los años. Sobre mi ropa, sobre mi arma. Tengo un arma. Aunque no sé por qué yo.
Read More