Mario Blázquez inunda de luz la oscuridad en ‘La noche divide el día’

PILAR M. MANZANARES

Mario Blázquez da un golpe en la mesa de la literatura con La noche divide el día. Un libro de siete relatos, de siete cuestiones que invitan a la reflexión, siete ideas tan originales como impactantes.

Dos compañeros de instituto que se reencuentran tras años sin verse, unos amigos que debaten sobre la moral de sus actos o una pareja con la angustia en constante aumento son solo algunos de los personajes que recorren las páginas de esta obra. Caracteres que no son desconocidos para nosotros y que nos hacen rememorar varias etapas o situaciones de nuestra existencia. Ahí está la belleza de estas historias y el talento de su creador, en la capacidad de escribir para millones de personas como si todas fueran una misma, de conseguir una identificación plena del lector con lo que está leyendo.

Durante La noche divide el día se explora una premisa: el contexto ligado a la luz en su dicotomía; mañana y noche. Esta sirve de base a escenarios poco comunes, donde los personajes merodean las cavidades ocultas del diálogo interior. Dudas morales, relaciones sentimentales, reencuentros, todo queda sujeto a un argumento que explora de manera ambiciosa las concepciones sociales y la experiencia.

Los conceptos que salen a la luz en esta obra nos hacen entender que la dualidad  blanco/negro en la que, a veces, simplificamos al vida y a nosotros mismo es más difusa de lo que pensamos. Estamos llenos de grises con muchos matices y nadamos en una marea donde encontrar la claridad depende de las capacidades que tenemos y, también, las ganas.

Con imágenes de corte cinematográfico, Mario Blázquez nos introduce en este imaginario filosófico, donde las secuencias acaban por superponerse y nos llevan a experimentar un largometraje en fragmentos. La sutileza de su pluma nos embarca en una aventura sensorial difícil de olvidar.

El autor

Mario Blázquez (1976) nació en Madrid. Estudió Imagen y sonido, Fotografía, para después Licenciarse en Ciencias de la Información y la Comunicación. Su manera de escribir ha estado, desde sus inicios, vinculada a lo visual. Dejando clara su facilidad para crear escenarios y ambientes vívidos. Desde muy temprana edad tuvo vocación y obsesión por el mundo de las letras y el cine. Cuenta a veces que creció entre cintas de VHS y libros prestados por la biblioteca. Ha publicado dos novelas: “Mi propia naturaleza” (2009) y “El mapa del limbo” (2015).

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