Un romance de provincias
Las afueras
«Un romance de provincias»
de Kornel Filipowicz
Traducción de Teresa Benítez
En un pequeño pueblo a las orillas del Vístula, Elzibieta lleva una vida ordenada y monótona. Una vida marcada igualmente por la sucesión de los ciclos naturales y las convenciones sociales. En ese mundo autoconcluso y cerrado la llegada de un poeta desde Varsovia abrirá una grieta que no dejará de ensancharse hasta el inesperado desenlace.
Escrita en 1960, Un romance de provincias es una obra de rara perfección. Con un estilo claro y conciso, Filipowicz hace un retrato de la vida en provincias y sus gentes, de su tedio gris y las ataduras a las que son sometidas las mujeres; un retrato profundamente humano que conseguirá traer a la memoria del lector algunos de los mejores libros de Natalia Ginzburg y Carmen Martín Gaite.
Kornel Filipowicz es uno de los autores más fascinantes de la brillante generación de escritores polacos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. También uno de los más desconocidos fuera de sus fronteras. Este desconocimiento no solo responde a lo poco que el propio Filipowicz se preocupó por su carrera literaria y sí de apurar la vida hasta el último instante, también a que decidiera hacerlo en compañía (y a veces a la sombra) de la Nobel Wisława Szymborska. Según su traductora, Teresa Benítez, «Filipowicz es el cronista de las historias en minúsculas. El escenógrafo de los dilemas morales y las sensaciones que vivieron seres anónimos en espacios y ambientes en una época crucial. Desde la Segunda Guerra Mundial no ha habido en Polonia un narrador que haya logrado con tanta maestría dar cuenta del sentir de toda una generación que fue testigo de la Historia con mayúsculas.» Esa tensión entre la pequeña historia y la gran Historia del siglo XX atraviesa la biografía del propio escritor y explica buena parte de su obra. Nació en 1913 en Ternópil, ciudad actualmente situada en Ucrania, pero que en diferentes momentos formó parte de Lituania, el Imperio ruso y Polonia. Con el estallido de la Primera Guerra Mundial, su familia emigró a Cieszyn (Polonia) en donde el joven encontró un excepcional ambiente de tolerancia entre diferentes gentes y religiones que anhelaría el resto de su vida. Muy pronto ese precario equilibrio saltaría por los aires con el estallido de la Segunda Guerra Mundial. Su colaboración con el movimiento de resistencia Polska Ludowa (Polonia Popular) le valió ser internado en un campo de concentración de donde logró escapar milagrosamente. Una vez acabada la contienda se instaló en Cracovia, ciudad en la que intentó recuperar, junto a su mujer, la pintora Maria Jarema (1908-1958), el clima de convivencia y efervescencia cultural anterior a la guerra mediante su labor como escritor, editor de revistas y dinamizador cultural. Su espíritu crítico y su compromiso con la libertad le llevaron a enfrentarse en diversas ocasiones con la censura del régimen comunista instaurado en el país a partir de 1945. Este contexto determinó en buena medida su estilo narrativo caracterizado por la economía narrativa y el uso de la ironía y la alusión. Kornel Filipowicz falleció en Cracovia en 1990. Dejó escritos más de treinta libros entre narrativa, poemarios y guiones cinematográficos. Un romance de provincias es su primera obra traducida al español.
La prosa de Kornel es arte con A mayúscula.
—Wisława Szymborska
El único escritor polaco que aprendió a escribir de Chéjov.
—Jerzy Pilch
No hubo otro escritor en la literatura polaca después de la guerra que cultivara con tanta determinación y maestría la prosa breve.
—Anna Bikont
https://www.culturamas.es/blog/2018/03/05/el-carillon-de-los-vientos-de-ricardo-martinez-llorca/