Luisa Casagemas y la ópera recuperada
Por Silvia Pato (@SilviaP3)
¿Cuántas creaciones permanecen ocultas? ¿Cuántas se esconden en el polvo de las estanterías de bibliotecas perdidas? ¿Cuántas, de las pocas que se conservaron o de las que su autoría no fue usurpada, se encuentran firmadas por una mujer?
Tal vez más de las que nos imaginamos, ya que cada cierto tiempo algún nuevo descubrimiento viene a soprendernos y a confirmar aquello que de siempre hemos sabido. Puede que no fueran muchísimas en épocas en las que no tenían el mismo acceso a la cultura, a la educación, a la ciencia y a las artes que los varones, pero de seguro fueron más numerosas de lo que nos han contado, y a menudo más valiosas de otros nombres masculinos que, en cambio, sí que nos han llegado.
En esta ocasión, la protagonista es la compositora, violinista y cantante catalana María Luisa (Lluïsa) Casagemas Coll (1873-1942), hija del vicecónsul de Estados Unidos en Barcelona Manuel Casagemas. La joven llegó a componer más de trescientas obras, aunque apenas se tenga conocimiento de un centenar y se conserven cuarenta y ocho. Afortunadamente, estos días ha saltado una importante noticia: la aparición de la partitura manuscrita de una de sus óperas, la primera de la que se tiene constancia que escribió en España una mujer.
Luisa fue alumna de composición de Francisco de Paula Sánchez y Cavagnach y estudió violín con Agustí Torelló. Con once años empezó a componer y pronto su valía quedó más que demostrada. Entre los 16 y 19 años, compuso la ópera fantástica en tres actos Schiava e regina, con libreto de Joan Barret. Su calidad era tal que fue premiada en la Exposición Universal de Chicago de aquel año cuando fue a presentarla, y se programó su estreno el 7 de noviembre en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona. Aquel acontecimiento se vio frustrado por el atentado anarquista sufrido tal día, cuando estalló una bomba en la platea del teatro, así que hubo que esperar hasta que, un año después, la obra fue estrenada en el Palacio Real de Madrid, aunque solo se interpretaran entonces pequeños fragmentos.
Luisa dejó de componer al alcanzar la veintena, cuando contrajo matrimonio con Enrique de Sorarrain Milans del Bosc, con quien tuvo cinco hijos. Tras enviudar y haber perdido a cuatro de ellos a causa de una epidemia de peste, regresó al consuelo de la música, volvió a componer y a ofrecer algunos conciertos de piano.
Su hermano era Carles Casagemas Coll (1880-1901), un pintor y poeta del que, a pesar de ser considerado por algunos una figura enigmática de la época en lo que respecta a estas categorías artísticas, sabemos mucho más sobre él. Y a pesar de que todas las breves reseñas biográficas de Luisa indican que era hermana del pintor, no todas las que se encuentran de este señalan que fuera hermano de compositora alguna. Así se ha escrito la historia.
Han sido expertos de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) los que han localizado la partitura manuscrita de Schiava e regina. Mientras preparaba su tesis doctoral, María Teresa Garrigosa, bajo la dirección del profesor de la UAB Francesc Cortés, dio con la obra. Esta pertenece a la familia de Francesc Bofill, quien la heredó de los abuelos maternos, ya que habían sido amigos del hermano del primer profesor de composición de Luisa, a quien ella le había regalado la partitura, dedicándosela.
¿Cuántas creaciones envejecerán ocultas, que nadie sabe siquiera que existieron? ¿Cuántas firmadas por una mujer? Siempre es de agradecer el estudio, la difusión y la exposición de las mismas que los investigadores realizan y los propietarios facilitan. El resto de aquellos que guardan silencio, que mantengan la propiedad si lo desean, pero que no las condenen al olvido.
FUENTES: La Vanguardia, UAB
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