"Pares y Nines": una función para reírse del sufrimiento amoroso
Por Horacio Otheguy Riveira
Veintiocho años de éxito por diferentes compañías, Pares y Nines vuelve a Madrid después de cuatro temporadas en Barcelona: una comedia de enredo escrita por José Luis Alonso de Santos. Los perfiles psicológicos de dos amigos que estuvieron casados con la misma mujer, comparten piso y vuelven a toparse con otra fémina capaz de volver loco a cualquiera. El propio título es un juego peligroso, ya que Nines es el nombre de la preciosa vecina que marca a fuego a la tercera en discordia…: amistad y amores en uno de los triángulos más hilarantes que ha dado el teatro español, con pleno dominio del sexo femenino manejando a su antojo a dos adultos que se niegan a dejar de ser niños.
A partir del 30 de junio 2017 en el Teatro Príncipe Gran Vía.
A través de la obra de José Luis Alonso de Santos se pueden ver ciclos de la sociedad española desde los años 80 de la transición tan divertidos como muy dramáticos, y en el camino ráfagas admirables de teatro histórico: hábil constructor de situaciones escénicas ha sabido impregnar todas las historias de una dinámica de gran riqueza psicológica y social.
Ningún género le es ajeno, con especial interés en la intriga policiaca y en su opuesto, la comedia costumbrista, cuando no el melodrama romántico, o tragicomedias de otros tiempos: en todos los ámbitos siempre se ha movido con la holgura de un hombre de teatro que ama a sus criaturas y valora en mucho su pasión por el mundo de los intérpretes que dan vida a cuanto su ingenio le permite vislumbrar, aportando siempre una mirada fresca, carente de prejuicios, propia de un creador que, como Jean Paul Sartre, tiene «La pasión de comprender a los seres humanos».
Es autor de cerca unas cincuenta obras, entre las que destacan: Bajarse al moro, La estanquera de Vallecas y Salvajes (las tres llevadas al cine), ¡Viva el duque, nuestro dueño!, El álbum familiar, Pares y Nines, Fuera de quicio, Trampa para pájaros, La sombra del Tenorio, Yonquis y yanquis, Cuadros de humor y amor al fresco, La cena de los generales, 10 euros la copa, Los conserjes de San Felipe, En manos del enemigo y En el oscuro corazón del bosque.
Ahora, ante la reposición en Madrid de uno de sus grandes éxitos (estrenado en 1989 en el Infanta Isabel con Gerardo Malla, Pepe Sancho, Eufemia Román) vuelve a brillar el máximo objetivo del autor, una amistad de dos hombres que se quieren mucho y a los que les cuesta una barbaridad entender a las mujeres que les tocan en suerte, rivalizan ante ellas, pero nunca como para romper los lazos de lealtad que tanto les unen. De allí los cruces de caminos, los divertidos tropiezos cuando Nines se asoma a la vida cotidiana de Roberto y Federico, de por sí bastante conflictiva con la sombra pertinaz un personaje ausente físicamente, pero omnipresente: Carmela, otra mujer de rompe y rasga.
En el teatro español hay una gran tradición en este tipo de obra, digamos de «amor-humor» desde Lope de Vega, que es el maestro, a Jardiel. Yo quería escribir una comedia de enredo amoroso en esta tradición, pero que fuera moderna, conscientes de que el amor es un disparate, una enfermedad contagiosa, y el humor es el único que le da una dimensión real; si no es una tragedia, que puede derivar en patología. Y “Pares y Nines“ le dice al espectador que de tragedia, de violencia y de amargura, nada de nada. “Si te dejan, pues te vas…” El amor no es un tango -“la maté porque era mía”-, es un bolero. Creo que eso es consolador. De la tragedia se sale por la puerta falsa de la comedia, de la ternura. El humor es terapéutico, y creo que el éxito de esta obra tiene que ver con eso, con reírse del sufrimiento amoroso. (Entrevista de Julio Bravo en ABC, 30-06-2017).
En esta ocasión Josep Linuesa impone su estilo sobrio, contenido, que se va desarticulando a medida que evoluciona una acción desenfrenada entre el amigo pasado de rosca (Carlos Chamorro, brillante en el papel más histriónico) y la jovencísima belleza que hace de ellos lo que se le antoja: un juego desprejuiciado en el que el placer sexual ya es como tomarse un refresco a la sombra de ciprés, sin consecuencias (espléndida Mónica Corral sumamente atractiva en la bella naturalidad de una libertad sexual fascinante).