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Humanos Vs Autómatas en una distópica "Comedia fallida"

Por Horacio Otheguy Riveira

Comedia fallida, nacida en el marco del programa de investigación y desarrollo de nuevos lenguajes escénicos ETC de la Sala Cuarta Pared, y presentada ante el público en diciembre 2016 en el Festival Essencia, regresa este junio durante seis únicas fechas al escenario donde se gestó.

A través de una puesta en escena compuesta con un ritmo de sitcom, se permite una interesante reflexión sobre el concepto de la perfección, ese lastre que cargamos a la espalda y que se encuentra tan instalado en nuestra sociedad, y también sobre las libertades de expresión reglamentadas que diezman la libertad de sentimientos y de pensamiento. En definitiva, un futuro desesperado no tan alejado como quisiéramos de nuestros días pero que de momento podemos contemplarlo con una sonrisa desde la butaca de un teatro. Una comedia fallida que es a su vez una travesía muy gratificante con actores bien entrenados para el juego constante del ser o no ser humanos/robots, acaso incluso una nueva especie de híbridos. Una obra futurista con baño atípico de ciencia ficción.

 

Hoy se producen series, novelas y películas en grandes cantidades con el centro argumental de un mañana sin satisfacciones, es decir, historias que transcurren en un futuro que será lo contrario de lo utópico, algo distópico: y con esta palabra que suena a medicamento con brutales efectos secundarios te vienen a decir que todo irá peor. Pues bien, hace ya varias temporadas atrás, Carlos Be escribió esta Comedia fallida como experimentación en uno de los creativos engranajes de la Sala Cuarta Pared. Ahora, en el verano de 2017 vuelve al mismo teatro con pedigrí de merecidos aplausos. Y no es para menos; su amargo futuro se produce en una cadena de encuentros y desencuentros entre seres humanos y sus autómatas que han de estar en «modo protocolario, empático o dispático» hasta que un accidente con ribetes eróticos da por tierra con el mundo feliz en que se vive con todo absolutamente programado, exento de pasiones.

Precisamente, la gran novela que publicó Aldous Huxley en 1932, El mundo feliz, es el principal referente que viene a la memoria al ver este ingenioso juego teatral en el que parodiando la clásica comedia musical se introduce en una hilarante sucesión de secuencias que desvelan una forma de vida dictatorial, en la que, sin embargo, una fellatio descuidada (¡Ains!) puede generar un revolucionario cambio de vida para toda la eternidad.

Fernando Delgado, Pedro Ángel Roca, Fabia Castro, Helena Lanza; cuatro espléndidos intérpretes en una comedia fallida que resulta sumamente divertida.

Mención aparte merece un triunfo notable en las funciones del 8, 9 y 10 de junio. En estas fechas Helena Lanza regocijaba al público del Teatro Español integrando el gran elenco de La cantante calva, de Ionesco, cuya última función fue el domingo 11. Ante este imponderable la sustituyó el director Juan Ceacero (más conocido por sus numerosas e interesantes intervenciones como actor), sin tocar en absoluto el nombre de Helena. Para muchos despistados, resultaba un tanto patético que un muchacho con dos coletillas cumpliera con el papel de un autómata femenino, componiendo el personaje sin amaneramiento alguno.

Su trabajo fue tan espléndido como el de sus compañeros, añadiendo un toque fascinante de ambigüedad sexual que enriqueció el carácter distópico de la representación, bajo la apariencia de un ligero entremés con fantasía musical incluida. En la búsqueda infructuosa del quién es quién, todos salieron ganando. En esta semana que termina el domingo 18 se despiden de Madrid, recuperando a Helena Lanza y su estilo hilarante quien aportará a la función el tète a tète de una mujer y su alter ego o de un alter ego y su hombre o de su lo que sea hasta arribar a un final donde una pasión sexual perfectamente estructurada, tan compaginada como impenetrable se convierte en una revolución tecnológica fuera de serie.

Se despliega ante nosotros un complejo universo paralelo regido por una estricta dictadura de la perfección, donde todo el agua del planeta ha desaparecido para metasublimarse al cuarto estado de la materia, el plasma, y la robótica ha avanzado tanto que resulta casi imposible diferenciar a un autómata de un humano. Para más inri y a pesar del género que tratamos, la propia propuesta escénica prohíbe que los intérpretes y sus personajes rían en escena.

Teatro Cuarta Pared. Del 8 al 17 de junio del 2017, de jueves a viernes a las 21 horas
 

One thought on “Humanos Vs Autómatas en una distópica "Comedia fallida"

  • Excelente Horacio, como siempre excelente. Muchas gracias

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