"Tejas verdes": memoria histórica chilena por Fermín Cabal
Por Horacio Otheguy Riveira
Una obra de teatro testimonial, bien documentada, nada discursiva, interpretada por tres actrices con muchos recursos, fértil experiencia, y una cuarta muy joven que se atreve con la protagonista y sale airosa, con capacidades evidentes y muchas otras que aún procesan en su interior. Ella es La Colorina, una muerta que rememora con vital energía tiempos donde toda felicidad parecía poca, y desde luego días crueles bajo la tiranía de los militares.
Tejas verdes es un espectáculo que reivindica el coraje de las mujeres en un entorno de autoritarismo masculino que también tuvo colaboradoras femeninas, y lo hace en un marco de muchos géneros y subgéneros teatrales: comedia ligera, de intriga política, de intenso melodrama y cuidada armonía didáctica. Dirigido por el autor, éste nunca olvida que estamos en el teatro y resulta imprescindible montar una representación entretenida, ágil, con personajes convincentes, y así compone una tragedia llena de vitalidad, cargada de esperanza para que el recuerdo nos fortalezca.
Homenaje a las mujeres que dieron su vida bajo el terrorismo de estado auspiciado por Estados Unidos en Hispanoamérica en los años 70-80, pero a través de situaciones teatrales de envolvente riqueza. Acompañamos a la casi niña Colorina cuando se extasía volviendo a oír las campanas de la iglesia de San Esteban, la vemos y escuchamos no sólo con atención, sino con auténtico encantamiento, de tal manera que cuando ella misma nos cuenta sus gozos de incipiente enamorada queremos que le duren eternamente, y cuando relata todo el mal que le hicieron pidiendo cuentas que no podía dar porque nada sabía de las andanzas políticas de su novio, entonces sufrimos con ella y nos tenemos que sujetar a la butaca para no correr en su ayuda.
Intenso recorrido por diversos momentos de años terribles por mujeres corajudas, algunas empujadas a la delación, otras afirmándose en el bando de los verdugos, otras indiferentes porque les toca jugar en la portería de las buenas burguesas… hasta que les pasa lo que les pasa a sus hijas.
En la sucesión de notables situaciones del pasado y el presente todo avanza en espiral y se cruza con diversos testimonios reales como el vídeo de un importante representante de la política estadounidense que explica cómo se gestó, con participación económica de destacados países europeos, la caída del presidente Allende, y además deja en evidencia la necesidad del imperio de acabar con el temible socialista que por vía pacífica podía hacen temblar las voraces garras del gran capital.
Todo circula libre y dinámicamente bien orquestado por una puesta en escena acompañada por versiones de temas de la mayor cantautora de Chile, Violeta Parra (1917-1967), amantísima y noble juglaresa que visita esta casa de mujeres en pie de guerra. Aunque no es uno de sus temas aquí citados, vienen a mi propia memoria algunos párrafos de La esperanza, una canción de su prolífica y bravía cosecha:
Yo no protesto por migo
porque soy muy poca cosa,
reclamo porque a la fosa
van las penas del mendigo…
… ¡Válgame Dios, cómo están
todos los pobres cristianos
en este mundo inhumano
partidos mitá’ a mitá’!
Del rico es esta maldad,
lo digo muy conmoví’o.
Dijo el Señor a María:
son para todos las flores,
los montes, los arreboles.
¿Por qué el pudiente se olvida?
… No pierdo las esperanzas
de que esto tenga su arreglo.
Un día este pobre pueblo
tendrá una feliz mudanza.
El toro solo se amansa
montándolo bien en pelo.
No tengo ningún recelo
de verlo vuelto tirilla
cuando se dé la tortilla
la vuelta que tanto anhelo.
Fermín Cabal, autor y director. Gusto de volver a encontrarme con una función suya. Llevaba tiempo sin novedades, pero con largo buen sabor de boca de muchas formidables aventuras desde finales de los 70, como autor, guionista o adaptador de autores extranjeros. Con recuerdos especiales para Esta noche, gran velada (Jesús Puente, Santiago Ramos), Vade Retro (José Luis López Vázquez, Ovidi Montllor), Caballito del diablo (Ángel Alcázar, Isabel Ordaz)…
Un hombre de teatro con muy larga trayectoria (también en cine y televisión) que estrenó estas Tejas verdes hace nada menos que 13 años con enorme éxito internacional, tal vez el mayor de una sola obra española. Desde su estreno en Badajoz en 2004 (Compañía Arán Dramática) hasta Río de Janeiro pasando por Dublín, París, Londres… y Madrid en varias salas, por nombrar sólo unas pocas ciudades. Estrenó en 2004, y en este 2017 se puso a discutir consigo mismo y fue implacable. Aunque a tantos entusiasmó, concluyó con una sentencia con vuelta de hoja, ya que para el presente montaje ha reescrito tajantemente la obra: “Me parecía un plomo, un sermón, un texto sombrío”.
Como no tuve ocasión de ver ninguna de las funciones anteriores, me he dejado llevar por esta de ahora y la aplaudo con la sensación de haber compartido un emocionante encuentro entre España e Hispanoamérica, poco/nada frecuente. En la memoria histórica chilena bien se reflejan otras masacres auspiciadas por EEUU con la llamada Operación Cóndor (distribuidor de dictaduras en Uruguay, Argentina y Chile, consolidando la entonces veterana tiranía de Paraguay, y fomentando guerras civiles en El Salvador, Nicaragua, Guatemala…). También es un logro sin duda trascendente que un veterano escritor reescriba atendiendo su propio criterio, a la contra de los aplausos en diferentes e importantes zonas del mundo. Así las cosas, no hay más que esperar otra tanda de Tejas verdes por otros 13 años como mínimo.
TEJAS VERDES
Texto y Dirección: Fermín Cabal
Ayudante de dirección: Isabel Torrevejano
LA COMPAÑERA: María Segalerva
LA COLORINA: Sara Sanz
LA DOCTORA y LA ABOGADA: Isabel Torrevejano
LA ENTERRADORA: María Felices
Producción: Kukumarro Producciones
Diseño de luces: Juanjo Hernández
Escenografía: Carlos Aparicio
Vestuario: Reme Gómez
Música original y versiones de tres canciones de Violeta Parra: Alberto Granados
Fotografías: Emilio Tenorio
Teatro Victoria, Madrid. Viernes 21 horas.