"Offshore", de Petros Márkaris
Por Javier Sánchez Zapatero.
Petros Márkaris
Offshore
Trad. Ersi Marina Samará Spiliotopulu
Tusquets, 2017
286 pp.
Formada por diez novelas y una colección de cuentos, la serie protagonizada por el comisario Kostas Jaritos se ha convertido en una de las más populares y representativas de la actual literatura negra europea gracias, entre otras cosas, a su capacidad para esbozar un fresco costumbrista y social de lo que ha ocurrido en los últimos años en Grecia. Después de cuatro novelas conocidas como la “tetralogía de la crisis”, en las que se mostraban los efectos que sobre la ciudadanía causaron la precariedad, los recortes y la inestabilidad social, la última entrega, Offshore, se centra en la aparente recuperación de la economía del país.
Como suele ser habitual en las novelas de la serie, el contexto social, político e histórico no es un simple marco en el que situar los acontecimientos, sino que está presente, de un modo u otro, en todas las acciones protagonizadas por Jaritos. Así, su importancia no solo reside en la capacidad de Márkaris para describir cómo la vida cotidiana de su protagonista se ha visto afectada por la mejora de las condiciones económicas –anuncios de subidas de sueldos, buenas perspectivas laborales para su hija, fin de la acuciante necesidad de ahorro de su mujer, etc.–, sino también en su ingenio para construir una trama de misterio directamente relacionada con la situación del país. Y es que el caso que ha de resolver el comisario, iniciado cuando un funcionario de la Secretaría de Estado de Turismo aparece asesinado en su casa, le va a llevar poco a poco a entrar en contacto con asuntos de corrupción directamente vinculados con la dudosa procedencia de parte del dinero que comienza a aflorar en las nuevas inversiones en el país heleno.
Aunque la trama de misterio sustenta la estructura de la obra y el ritmo de la historia está marcado por las rutinas policiales que va desarrollando Jaritos, el tono costumbrista y la intención de crónica de la novela hacen que Offshore destaque, por encima de todo, por su retrato la actual sociedad griega. Como en el resto de novelas de la serie, las tramas personales se funden con las profesionales, de forma que el lector puede ir conociendo el día a día de Atenas a través del crítico y desencantado filtro de Jaritos, que aporta una visión alejada de las problemáticas macroeconómicas y se centra en la situación intrahistórica del pueblo.
Narrada con la amenidad y la ironía habituales de Márkaris, la novela introduce algunos guiños a tópicos del género negro clásico –como el que representa el enfrentamiento del protagonista con sus superiores cuando estos intentan cerrar en falso el caso y él decide, de forma personal y desobedeciendo órdenes, continuar por su cuenta con la investigación hasta llegar a la verdad–. Sin embargo, hay cierta sensación de déjà vu en Offshore, que aporta pocas novedades respecto a sus predecesoras y se centra en los mismos tópicos formales y temáticos del resto de la serie. Es cierto que el carisma del personaje, la buena construcción de la trama de misterio y la inteligente, muy crítica y nada complaciente ni victimista visión de la situación griega dotan a la novela de un indudable valor, pero también lo es que se echa de menos frescura y capacidad de sorprender al lector.