África no es un país
Por Alberto Piernas Medina
África no es un país
«África» y «mujeres», dos de los conceptos más presentes en el discurso de cualquier persona concienciada con los problemas del mundo actual, el de 2016. La escritora Chimamanda Ngozi Adichie es una de ellas.
La última voz de África es nigeriana, combina tacones con prendas tribales y es autora de un libro de cuentos, Algo alrededor de tu cuello, que se ha convertido en una de mis lecturas favoritas durante los últimos meses.
Nacida en Nigeria en 1977, esta descendiente de la tribu igbo, hija de un profesor y de una administrativa, comenzó a escribir a los siete años y ganó una beca a los diecinueve que la permitió viajar a Estados Unidos para estudiar Comunicaciones y Ciencias Políticas. «Mi compañera de cuarto me preguntó si sabía lo que era una estufa y si llevaba música tribal en mi walkman. Yo le enseñé una cinta de Mariah Carey». Es ahí donde radica el potencial de Adichie, su capacidad para mimetizarse con la cultura occidental y retorcerla desde dentro, en el buen sentido, empujándola a mirar algo más hacia África. «Durante un vuelo de Lagos a Nueva York, Virgin emitió un anuncio sobre trabajos de caridad en India, África y otros países del mundo», afirmó una vez entre risas, su mejor forma de paliar la ignorancia. Y es que para Adichie, el continente negro, y más concretamente su natal Nigeria, es aquel en el que su corazón está, el lugar donde la literatura occidental ha hecho tanto daño confeccionando «una historia única de África» en la que a pesar de las guerrillas y la pobreza también hay luz e inquietudes.
Reflexiones que han sido tratadas por esta autora durante los últimos quince años a través de sus relatos, poesías o novelas, entre ellas La flor púrpura, centrada en los efectos del fanatismo religioso en una familia nigeriana, Medio sol amarillo, cuyo título hace referencia a la bandera de Biafra, estado independiente de Nigeria desde 1967 o, especialmente, Americanah, via crucis de una joven africana a su llegada a Estados Unidos bajo matrimonios concertados y dobles identidades.
Algo alrededor de tu cuello, su único libro de cuentos, es un conjunto de doce relatos que hace hincapié en el feminismo y la identidad cultural pero con sutileza, gracias a personajes que desvelan mucho de sí mismos mediante una mirada, un silencio o una sopa de pimentón que, según el marido de una de las protagonistas, «no te ayudará a adaptarte a la superior cultura estadounidense». Mujeres (y algún hombre) que aguardan frente a una Embajada envuelta en moscas, que no saben que es eso de El Rey León y se sienten atacadas por la M gigante de McDonalds al llegar a Occidente, que son visitados por fantasmas en los que ya nadie cree o que tratan de hacer justicia a la memoria de una abuela consumida por la influencia de «los blancos» en relatos como La historiadora obstinada, el cual tiene mucho de Achebe y cuya protagonista, Nwamgba, recuerda a la Úrsula Iguarán de Cien años de soledad.
Chimamanda es activista y, especialmete, feminista, pero su discurso rosa no es tan predecible. Su feminismo es sutil, respeta a los hombres y ensalza ejemplos cotidianos de una Nigeria en la que una mujer sola con tacones o el dinero suficiente para dar una propina a un hombre es sinónimo de tabú. Ejemplos plasmados en su famosa Ted Talk de 2012, recogida a su vez en el ensayo Todos deberíamos ser feministas y que inspiró a personas como la mismísima cantante Beyoncé, artista con la que, por otra parte, Adichie afirma no compartir su visión del feminismo; la suya es la de una mujer que no depende del hombre, pero al que tampoco necesita atacar (lo cual se agradece en ciertos casos).
Su pensamiento es el propio de la primera mujer africana feminista feliz, designio que esta escritora acuñó hace años tras una conversación con un viejo amigo, mucho antes de que su obra se convirtiera en el principal referente de la literatura africana de nuestro tiempo. La mejor prueba de que, a la hora de cambiar, África es el continente que más sigue apoyándose en el arte. O mejor dicho, 54 países con voces tan diferentes como universales.