La Joven Compañía se atreve con Ilíada y Odisea: una audacia bien templada
Por Horacio Otheguy Riveira
Obras de aventuras en un espacio vacío en el que la iluminación es primordial para que, con valiente arrojo, sus actores hagan todo lo demás: amen, teman, ríen y traicionen, anden por la vida como por la muerte entre guerras implacables y temibles pasiones. No falta de nada: amigos que se desean y se aman libremente y mujeres que aman a hombres capaces de raptarlas y desencadenar largas batallas. Las obras de Homero en una sucesión de escenas con una dinámica cinematográfica que aporta a los espectadores de todas las edades un mundo de mayor imaginación que la gran pantalla. Un gran esfuerzo teatral con múltiples sugerencias y gran marco de creatividad.
Mientras los profesionales del teatro se ocupan de reponer a los trágicos griegos —padres indudables del teatro universal a los que siempre viene bien recurrir para seguir asombrándonos y continuar aprendiendo—, esta Joven Compañía se atreve a jugársela muy duro con Proyecto Homero, otro gigante que con dos novelas asumió la paternidad de la gran literatura de todos los tiempos. Así las cosas, Ilíada y Odisea llegan adaptadas por dos dramaturgos de bien merecido prestigio, y sus complejas aventuras con apasionantes personajes se desarrollan en un escenario de palpitante actualidad.
Actores entre 18 y 25 años con creciente dominio de expresión corporal y espléndidas vocalizaciones presentan un espectáculo de altísimo nivel ante público adulto y colegios en funciones alternas: todos espectadores atrapados por la vorágine de hombres y mujeres en peligro, desafiando a dioses o tiranos a ras de tierra, entre guerras y amores empecinados en busca de libertad o venganza. Estas obras se crearon en el siglo VIII antes de Cristo, pero hoy nos alcanzan con un enérgico estallido de vitalidad y denuncia.
Los ejércitos no tienen contemplaciones. Cuando toman una ciudad, la saquean, la destruyen y se llevan sus tesoros. Y entre esos tesoros están las mujeres. El rapto de mujeres es algo muy habitual. Paris raptó a Helena y ya hemos visto el problema que ocasionó. Y no fue el único. La lista de raptos es interminable.
Ilíada. Nueve años después del rapto de Helena por parte de Paris, el ejército aqueo ha conseguido poner Troya bajo sitio. La guerra parece llegar a su fin, pero Aquiles se retira de la batalla tras una disputa con el rey Agamenón. Esa decisión cambiará el rumbo de la guerra y hará que la tragedia se desboque en ambos bandos.
Odisea. Han transcurrido diez años desde que terminó la guerra de Troya y Ulises no ha regresado a Ítaca. Allí aún le esperan su mujer, Penélope y su hijo, Telémaco. Los pretendientes dilapidan las riquezas del reino y se disputan el trono. Telémaco decide entonces emprender el viaje y averiguar el destino de su padre. Es el inicio de una doble travesía, la de Ulises y Telémaco, repleta de peligros: sirenas, cíclopes y toda suerte de misterios como pruebas rumbo a un destino venturoso para su pueblo.
Con un equipo de producción de gran impulso, la enorme tarea de poner en escena este Proyecto Homero cuenta con una puesta en escena en la que José Luis Arellano García ha sabido imprimir el ritmo intenso de un ciclo de aventuras con las enormes posibilidades del teatro bajo una estructura cinematográfica. Ambas artes se fusionan de una manera muy fluida, con unas interpretaciones siempre acordes a lo largo de una sucesión de secuencias presentadas como en un caleidoscopio, ya que las variaciones de color en luces y vestuario son muy importantes.
Los autores Guillem Clua (Ilíada) y Alberto Conejero (Odisea) se las tienen que haber visto moradas para sintetizar literaria y escénicamente dos obras de una densidad tremenda que, ya montadas, se vuelven más comprensibles, que no ligeras, pues todo el conjunto reclama una actividad permanente por parte de los espectadores que son seducidos por situaciones y personajes siempre variados, donde además de los protagonistas hay apariciones muy destacadas que obligan a mantener la atención, y lógicamente a aumentar el interés por todo lo que sucede en escena.
Un nuevo logro de esta gran compañía, que consolida un éxito impresionante de la actividad teatral privada en tiempos difíciles. Tras esta presentación en Madrid, a comienzos de 2017 regresará con una versión británica de La isla del tesoro, novela de Stevenson adaptada al teatro por Bryony Lavery, en versión castellana de José Luis Collado. Una representación para jóvenes, con una concepción adulta del drama de la codicia en estado extremo: una de piratas bravucones que mantiene muchos lazos con la época actual. Y ya en marzo, la versión teatral de La edad de la ira, novela de Fernando J. López, por él mismo adaptada, modelo de narración exhaustiva sobre los graves conflictos de la enseñanza en los institutos españoles, con un tratamiento de brillante policiaco.
Proyecto Homero: Ilíada/Odisea
Versiones, respectivamente, de Guillem Clua y Alberto Conejero
Dirección José Luis Arellano
Dirección artística David R. Peralto
Reparto: Javier Ariano, Cristina Bertol, Katia Borlado, Alejandro Chaparro, Juan Frendsa, Víctor de la Fuente, Cristina Gallego, Jota Haya, Carmen Ibeas, Samy Khalil, Jesús Lavi, Juan Carlos Pertusa, Álvaro Quintana, María Romero, Álex Villazán.
Iluminación Juanjo Llorens (AAI)
Escenografía y vestuario Silvia de Marta
Música coral Josep Vila
Música y espacio sonoro Mariano Marín
Videoescena Álvaro Luna (AAI) y Elvira R. Zurita
Coreografías Andoni Larrabeiti
2 a 26 de noviembre, Teatro Conde Duque
Pases y horarios
3, 11, 17 y 25 de noviembre – Ilíada. 20h
4, 10, 18 y 24 de noviembre – Odisea. 20h
Sábados 5, 12, 19 y 26 de noviembre – Programa doble: Ilíada 18h y Odisea 20h
Venta de entradas:
Ilíada
Odisea
Funciones para centros educativos (matinales):
Martes y miércoles / 10 y 12:30h
Jueves y viernes / 11h
Reservas para matinales en www.lajovencompania.com
Duración: 1 hora y 30 minutos (cada espectáculo)
Obras recomendadas a partir de 13 años
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