Nur Levi se enfrenta al maremágnum de las palabras
Por Horacio Otheguy Riveira
La sala Mirador se reduce a un semicírculo para que la profesora María Casas se dirija a nosotros como alumnos de una clase de comunicación a la que llega con ideas claras y confusas a la vez.
Nos confiesa que va a abandonar la asignatura porque a través de la creación de una tesis titulada La palabra y su perversión, está descubriendo un abismo que la asusta y la llena de rabioso coraje.
Mientras habla llora entre pequeñas convulsiones que le evitan dar un espectáculo indeseado ante sus alumnos. Por sus lágrimas contenidas empieza a representarse un drama muy personal: el de una mujer ante el duro desafío de enfrentarse a la insinceridad habitual de la comunicación verbal, mechada de numerosos intereses sentimentales e ideológicos, atravesada por las necesidades impuestas por el contexto social en que nos movamos. Cada ambiente crea su propio lenguaje, sus propias coordenadas en las que se ve muy mal a quien intente “sacar los pies del plato”, ser diferente, plantear alguna otra cosa urticante.
Su labor de estudio la lleva a investigar sobre textos publicados en la prensa diaria, a hablar con una profesora de Ética cristiana, incapaz de analizar en voz alta su propia materia en un colegio laico.
María Casas realiza un trabajo de estudio día a día más minucioso y complejo, y también peleón porque se descubre a sí misma como una enemiga ni menor ni mayor que cuantos la rodean, pero por eso mismo más difícil de tratar: Lo que no te digo al decirte que ya te llamaré, que ya tomaremos ese café, cuando sé que no lo haré nunca… Las pequeñas cosas que se suman y construyen muros infranqueables.
La profesora necesita urgentemente comprender lo que le sucede y lo que ocurre a su alrededor, y nos conduce a la dolorosa intimidad de su hábitat, un lugar tan cierto como irreal, tan cotidiano como teatral, porque es en la teatralidad del movimiento de su cuerpo, de sus conversaciones por el móvil, entre lámparas de techo variopintas que alguna vez significaron algo o mucho, donde descubrimos a una mujer convencida de que hay que “volver a amar las palabras, volver a amar a las personas”. En esa intimidad tan personal, María Casas se empeña en indagar y encontrar verdades absolutas en el maremágnum de las palabras y frente a un personaje ausente, clave en su vida, su marido a través del móvil. Allí abre discusión inédita. Habla de sus hijos, de su relación, apostillando con espontáneas expresiones de afecto (“amor, cariño, mi vida”), pero lo que se está jugando y nunca se menciona es su propia libertad en busca del proceso de independencia que inició Nora Helmer en la Casa de Muñecas de Ibsen, nada menos que en 1879, cuando le dijo a su marido: “Siéntate, tenemos que hablar”. Entonces comenzó el teatro contemporáneo, se dio un giro a los planteamientos del teatro de la época, y enlazó perfectamente con la denodada batalla de las mujeres por abrirse camino en un mundo de hombres. Teatro y sociedad en un encuentro fértil que sigue dando frutos.
Vivimos una época de confusión, donde desde la educación, desde los poderes, se utiliza el lenguaje para provocarnos angustia, desencanto e incluso escepticismo, y eso nos paraliza. Eso es lo que quiero contar, desde un personaje que de tan obsesivo es cómico.
Con este punto de partida, Nur Levi (¡Corre!) realiza un trabajo muy interesante como autora, que como actriz mejora y enriquece. Su interpretación ahonda en las propias situaciones que dramatiza. Es entre sus idas y venidas frente a una pareja que todo el tiempo echa balones fuera, donde el personaje se acerca aceleradamente a la angustiosa necesidad de salir de una cárcel, de ser ella misma, y sobre todo de discutirse a sí misma cuando también descubre que hasta sus aliados ideológicos también callan lo que saben, lo que piensan, porque todo el mundo miente para defender su mezquina parcela de superviviente.
Todo se trastoca. Y el vértigo es grande y es mucho, pero muy saludable porque acaba con un fuego liberador y un final abierto de constante búsqueda en el pequeño infierno de las palabras que chocan constantemente entre sí como caballos desbocados en noche de niebla. Un tormento lleno de vida para una mujer que quiere ser ella misma a toda prisa hasta conseguir escuchar su voz sin sentimientos de impotencia o de vergüenza.
Texto e interpretación: Nur Levi
Dirección: Cristina Rota
Canciones El final y No te aguanto
Letra y voz: Nur Levi
Música: Alejandro Pelayo
Canción Después lo hablamos
Letra: Ray Loriga
Música: Alejandro Pelayo
Voz: Nur Levi
Horario: Viernes y sábados, 20:00h. Precio: 14€ (reserva anticipada) 16€ (taquilla)
Sala Mirador. Del 7 de octubre al 12 de noviembre 2016. REPOSICIÓN 2017:
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