La infatigable hermandad del teatro en “Historias de Usera”
Por Horacio Otheguy Riveira
La hermandad del teatro con la sociedad es algo que viene en sus propios orígenes de los clásicos griegos, donde cualquier argumento surgía de las vivencias de la población y del misterio abrumador de su relación con el politeísmo imperante. La naturaleza de los cómicos exige esta relación de pleno significado en cualquier época y cualquier lugar. No siempre se lleva a cabo porque, lo mismo que sucedió con otras artes, se apropió del teatro la burguesía y limitó su alcance: a cada ser humano una butaca que tendrá que pagar mucho si quiere la mejor, y poco si sólo aspira a la peor. La cosa va cambiando, la perversión del sistema sociocultural ha ido a peor, pero cuando llegan los artistas con su imperioso deseo de batirse con los elementos para seguir adelante como sea, pasan cosas como este Matadero convertido en teatros atípicos, y estas Historias de Usera nacidas en el barrio donde durante varios años dio sus frutos la sala Kubik Fabrik, que cerró sus puertas en julio 2016 con este espectáculo.
Un espectáculo que avanza en busca de diversos lugares donde seguir existiendo a través de un mundo antiguo y nuevo, clásico y rompedor, en el que profesionales del teatro se unen con vecinos que pisan un escenario por primera vez: la unión hace la fuerza, pero los tópicos se dan de bruces cuando en la pista de arena [bravo homenaje al maravilloso mundo del teatro-circo] se sucede el dolor de una mujer desesperada bajo la lluvia (Inma Cuevas), la soledad de un hombre perdido en el pasado que habla y fuma entre la bruma de una noche diferente a todas las demás (Jesús Barranco), el joven paranoico que no sabe aprovechar el cariño de la mujer que le conquista (José Troncoso-Pilar Gómez), un amor que se creía imposible se recupera sin venir a cuento (Cuevas-Barranco)…
Mucho y muy bueno circulando en Historias de Usera con un ambiente poético de poderoso embrujo en el que los espléndidos intérpretes mencionados alternan con otros, según las fechas, y todos se cruzan con vecinos que componen a su vez personajes breves o más desarrollados. Todo se desenvuelve bajo un formidable juego de luces y una banda sonora que emociona en diferente grado, como para que vayamos de aquí para allá gratamente sorprendidos; de un baile con Antonio Machín al fondo a un momento a capela y un final con Lou Reed, y una última promesa coral de que habrá más Historias de Usera, porque esto que fue el final brillante de la etapa de un pequeño-gran teatro resultó el comienzo idóneo de una etapa diferente para sus creadores, Fernando Sánchez-Cabezudo, Jorge Sánchez-Cabezudo, Alberto Sánchez-Cabezudo y Miguel Angel Rodríguez.
En esta ocasión, Alberto integra la pléyade de autores que dieron forma de ficción teatral al relato oral de sus narradores, y Fernando es el responsable de la minuciosa dirección: un trabajo admirable en el que textos de diversos autores se unifican tan bien que resulta imposible reconocer qué partes corresponden a cada uno, sobre todo porque meterse en esa durísima tarea reduciría el inmenso placer de asistir con plena libertad a una función atípica, muy de nuestro tiempo y a la vez fiel a la propia raíz del teatro donde no había pieza que se moviera sin la imprescindible solidaridad de la gente a la que va dirigida toda representación.
Una selección de escenas que tienen vida propia, a manera de auténticas obras breves: comedia surrealista, drama con encrucijada, melodrama amoroso con final feliz e intrincados sucesos del pasado que vuelven en remolino de pasiones… Tradición de géneros e invención de nuevas posibilidades escénicas con un sentido del humor fuera de serie (especialmente el que encarna Huichi Chiu parodiando su propia cultura ancestral), y una cuidada dinámica teatral que convierte el pequeño mundo de un barrio en el sólido vehículo del gran teatro universal. Es así como, a través de estas secuencias, podemos imaginar mucho más de lo que se nos muestra, imaginar por ejemplo las persianas que lentamente se elevan por las mañanas y las que caen por la noche, despertares que se temen, oscuridades que se desean luminosas…
Autores: Alfredo Sanzol, Miguel del Arco, José Padilla, Denise Despeyroux, Alberto Olmos, Alberto Sánchez-Cabezudo
Dirección: Fernando Sánchez-Cabezudo
Ayudante de dirección: Carlos Tuñón
Intérpretes: Inma Cuevas/Alicia Rodríguez, Pilar Gómez, José Troncoso/Juan Antonio Lumbreras, Jesús Barranco/Luis Moreno, Huichi Chiu
Reparto vecinos: Iván Jiménez, Juan Ramón saco, Juan Antonio Rodríguez, María Teresa Prado (May), Chucho Montes, Luis Ureña
Diseño de sonido: Estudio 340
Música original: Sandra Vicente y Mariano García
Asesoría musical: Rennier Piñeiro
Escenografía: Alessio Meloni
Diseño de vestuario: Paola de Diego
Fotografías: Bárbara Sánchez Palomero
Taller de vecinos: Juan Ayala
Naves del Español-Matadero. Sala Fernando Arrabal. Del 4 de octubre al 6 de noviembre de 2016
ENCUENTRO CON EL PÚBLICO: miércoles 19 de octubre a las 22 horas. Entrada libre hasta completar aforo.
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