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El CDN 2016-2017: «variedad de estilos como espejos de ensueño y transformación»

Por Horacio Otheguy Riveira

Foto-de-Ernesto-Caballero-por-marcosGpuntoCon prioridad para autores españoles de distintas generaciones y estilos, como Ana Diosdado (a quien se le rendirá homenaje, recientemente fallecida), Alfonso Sastre, Enrique Jardiel Poncela, Miguel del Arco, Juan Mayorga o Antonio Gala, destacan obras de Arthur Miller, Eduardo de Filippo, Arnold Wesker, y el sueco Bo Hansen, además de muchas actividades nacionales y extranjeras en una búsqueda constante de interrelación cultural, con la fabulosa épica del tiempo que no es verdad que todo lo devora: todo vuelve a nosotros dispuesto a ser replanteado, discutido, intercambiado… en torno a la inmensa humanidad con su capacidad de resistencia y solidaridad.

El Centro Dramático Nacional (CDN), dirigido por Ernesto Caballero, vuelve a sorprender con emocionantes producciones en las que magníficos intérpretes nos atraparán antes incluso de que comience la función: José Luis Alcobendas, Emma Suárez, Lucía Quintana, Chema Adeva, Alfonso Torregrosa, Gloria Muñoz, Felipe Andrés, Lluís Homar, Carmen Conesa, Jesús Noguero, Macarena Sanz, Adolfo Fernández, Sonia Almarcha… Guiados por directores de fuste: Miguel del Arco, Ernesto Caballero, Peris-Mencheta, Andrés Lima, Magüi Mira, Aitana Galán, Paco Azorín, Carmen Losa, Josep Maria Mestres…

Teatro de repertorio y de investigación en una fiesta permanente en busca de «una experiencia profundamente divertida, entendida esta diversión en su sentido primigenio, como un giro en una dirección opuesta, inesperada… El fenómeno teatral, siempre tan necesario para afrontar de forma revitalizada los desafíos que día a día se nos plantean, tanto individual como colectivamente».

La programación 2016-2017 se puede ver completa (salvo algunos repartos todavía abiertos) en la web del CDN, donde también se informa con claridad acerca de la venta de entradas y abonos para todos los espectáculos.

A continuación haré un recorrido parcial destacando algunos de los muchos hitos que se presentarán, desarrollados en las cuatro salas: María Guerrero, Valle Inclán, De la Princesa y Francisco Nieva.

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El cielo que me tienes prometido, de Ana Diosdado. María José Goyanes, Irene Arcos, Elisa Mouliaá y la voz de Emilio Gutiérrez Caba.

 

La última obra que Ana Diosdado escribió y dirigió muy enferma con una vitalidad admirable, al fin llega a Madrid después de larga gira. El pasado y el presente se unen para una reflexión sobre la fe y la ambición, el materialismo clasista y la compleja dinámica de una espiritualidad que detesta el dogmatismo: «A lo largo de su esforzada vida, de toda su lucha, Teresa de Jesús conoció y trató a muchos e importantes personajes de la época, desde Francisco de Borja al mismo rey Felipe II. Uno de esos personajes fue la tan controvertida y mitificada princesa de Éboli. Ambas mujeres eran de genio vivo y dominantes en su entorno, ambas tuvieron muchas discusiones. El choque entre ambas en ese último día en que se vieron en esta vida tuvo que ser una apasionada escena que ahora se pone en pie por primera vez en un escenario».

13592380_10154206199321878_3342273368752864786_nJardiel, un escritor de ida y vuelta es un texto escrito por Ernesto Caballero [con la asesoría de Ramón Paso, bisnieto del gran escritor, y él mismo un prolífico autor y director teatral]. Intérpretes: Lucía Quintana, Jacobo Dicenta (ambos en la foto), Chema Adeva, Carmen Gutiérrez, Paco Ochoa, Macarena Sanz, Juan Carlos Talavera, Felipe Andrés y la más jardeliana de las actrices españolas, su propia nieta, Paloma Paso Jardiel. Dirección: Ernesto Caballero.

La pieza se desarrolla a partir de la obra de Enrique Jardiel Poncela, «Un marido de ida y vuelta» estrenada en Madrid en 1939: «Hubo un ensayo general repugnante. Durante ese ensayo, a parte del cual asistió Juan Ignacio Luca de Tena, y que debió de marcharse provisto de una gran depresión mental, [el empresario] Serrano dio con su actitud muestras inequívocas de lo poco que le interesaba ya la comedia y del fracaso que de ella esperaba, actitud provocada por el resultado mediocre que la obra había obtenido un mes antes en su estreno de Barcelona en opinión de la crítica. Prueba irrebatible del aserto: había ordenado para el día siguiente lectura y paso de papeles de la obra póstuma de Muñoz Seca, que tenía en cartera. Y el 21 de octubre, ante un público anhelante de expectación, se estrenó en el Infanta Isabel «Un marido de ida y vuelta». Fue una noche triunfal, pespunteada de muchas y clamorosas ovaciones. Tuve que salir a saludar en mitad de un acto, el segundo, que el público cortó pidiendo mi presencia. Y hubo frases y situaciones ovacionadas. Y los máximos elogios. Y un delirante entusiasmo. Fue una especie de sublimación de lo cómico, llevada a cabo por un auditorio electrizado».

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Después de «Todos eran mis hijos» y «La muerte de un viajante», Arthur Miller escribió Las brujas de Salem en 1953 de prisa y corriendo, sin apenas tiempo porque tuvo que apañarse de urgencia con un hecho real del siglo XVII en Estados Unidos, para hablar de la persecución arbitraria de un buen hombre. Una genial excusa en torno a lo que pasaba en el «democrático» país y estaba prohibido con riesgo de cárcel. El senador Joseph McCarthy comandó una persecución a todo lo que «oliera» a comunismo. Una obra casi improvisada que salió redonda y que se tituló «El Crisol» hasta que Simone Signoret para el estreno en Francia le sugirió el título con el que todos la conocemos. El mundo entero se rindió ante una historia apasionante llena de factores contemporáneos por los que discurre la venganza de una muchacha que no soporta que el hombre casado con el que tuvo relaciones la deje de lado y le acusa de ser cómplice de brujería. Es tiempo de «inquisición» reformista, no católica, pero con el mismo objetivo: el miedo como algo esencial para manipular y dominar. Esta versión ya se estrenó, con gran éxito, en Barcelona. Dirigida por Andrés Lima cuenta en su reparto, entre otros, con Marta Closas, Nausicaa Bonnin, Carles Canut, Borja Espinosa como el protagonista, John Proctor, y Lluis Homar en el implacable gobernador Danforth del tramo final.

345675_3La cocina, de Arnold Wesker, es otro proyecto muy ambicioso, dirigido por Peris-Mencheta (cada vez más volcado en la dirección). Una gran obra. Un gran equipo. ¡A gozar desde ya porque se trata de un acontecimiento excepcional! Arnold Wesker, el autor de Raíces, Sopa de pollo con Cebada (inolvidable versión con Irene Gutiérrez Caba y Agustín González) y Hablando de Jerusalén. En tiempos de los autores británicos iracundos, un judío de izquierdas plantaba cara, desglosando la vida cotidiana de una sociedad injusta en busca de verdades como puños. En esta versión se respetarán los 26 personajes y todos los actores cobrando lo mismo en régimen de cooperativa. Entre otros: Berta Ojea, Silvia Abascal, Roberto Álvarez, Alejo Sauras, Carmen del Valle… sumergidos en el devenir vertiginoso de una cocina, impresionante metáfora social: «El mundo pudo haber sido un escenario para Shakespeare; para mí es una cocina: donde los hombres van y vienen y no pueden quedarse el tiempo suficiente para comprenderse, y donde las amistades, amores y enemistades se olvidan tan pronto como se realizan” (Arnold Wesker).

«El Londres de los años 50, en plena posguerra, es el marco elegido por Wesker para bocetar una metáfora del mundo en que vivimos, mezclando nacionalidades, razas y culturas diversas, y obligándoles a colaborar y a convivir –y sobrevivir– en torno al epicentro creativo de un restaurante de 1 000 comensales diarios, donde trabajan y se deshumanizan día a día. Pero no es la deshumanización de los personajes lo que me interesa, sino precisamente el latido, los sueños y los anhelos que aún habitan en ellos» (Sergio Peris-Mencheta).

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Hijos de Mary Shelley es la primera compañía española de teatro fantástico. Vanessa Montfort desde la dirección y Fernando Marías como su productor son los responsables de este nuevo «hijo» de la fantasía para el que crean textos únicos e irrepetibles tanto autores emergentes como consolidados. En la Sala de la Princesa debutan con El hogar del monstruo: «Aquella noche en que nació el monstruo del doctor Frankenstein de la mente de Mary Shelley, el terror, lo fantástico y lo gótico encontraron su camino para expresar la soledad del alma e inspiraron a estos dos autores, Montfort y Marías, a dar un paso más e imaginarlos sobre el escenario, tan fuertes como débiles, enfrentados a sus sueños y a sus miedos». Con textos de Espido Freire, Fernando Marías, Vanessa Montfort y José Sánchez Sinisterra. Reparto: Espido Freire, Ruth González, Miguel Ángel Muñoz, Enrique Sánchez-Ramos, Jorge Usón.

Gloria Muñoz La amante inglesaGloria Muñoz, Israel Elejalde, Raúl Prieto, Macarena Sanz y Emma Suárez, entre otros, en una obra escrita y dirigida por Miguel del Arco, Refugio: «Como en Teorema de Pasolini, la presencia de un extrapo en el día a día de una familia desestabiliza la vida de sus miembros. No habla. Vivir le paraliza después de haber asistido a su propia resurrección no como el protagonista de un milagro sino como un cruel empeño de la naturaleza. Necesita borrar las huellas de humanidad que le imprimen las palabras y se niega a pronunciarlas. Su silencio solo quiere evocar la ausencia de los suyos pero su callada presencia desata las palabras de quienes le rodean. (…) La familia se arma de palabras para desentrañar el silencio de quien no quiere hablar, aunque tal vez solo quieran encontrar su propio refugio».

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Adolfo Fernández con Rafael Chirbes, «un escritor sensacional y una persona maravillosa que nos dio una libertad absoluta».

La novela de Rafael Chirbes, En la orilla, cuenta con una excelente adaptación teatral de Ángel Solo y Adolfo Fernández, quien a su vez dirige e interpreta un personaje junto a Sonia Almarcha, Rafael Calatayud, César Sarachu, Yoima Valdés y Marcial Álvarez: «Esteban se ha visto obligado a cerrar su carpintería, dejando en el paro a todos los trabajadores. Mientras se ocupa de cuidar a su padre en fase terminal, indaga en los motivos de una ruina que asume en su doble papel de víctima y verdugo, y entre cuyos escombros encontramos los valores que han regido una sociedad, un mundo y un tiempo». Es un material enmarcado en el género negro (género con el que Adolfo Fernández ha demostrado plena identificación los últimos años; su último éxito La flaqueza del bolchevique, otra versión de una novela). Sobre una narración muy compleja, con numerosas ramificaciones e historias cruzadas, se ha «compuesto» una adaptación de gran rigor en cuanto al contenido esencial de un poderoso testimonio social de la España de hoy, logrando un despliegue de personajes muy atractivos en un marco de inquietante intriga. Una pieza dramática con sus apartes literarios shakespearianos y a su vez acción soterrada y explícita:

ESTEBAN
Al público.
Justino el depredador. Domina todas las variantes del tráfico de esclavos. Teclea en
todos los sectores. Toca todas las profesiones. Por no hablar del segmento white collar:
agentes de aduanas, concejales, alcaldes. A todos les convierte en personal de su
empresa de servicios. De cobrar se encarga personalmente él y luego ya hablaremos.
FRANCISCO
Pero no solamente tiene que hacer desaparecer el dinero, también tiene que
desaparecer él… de forma permanente.
JUSTINO
La opción pitanguy. Siempre puede acudir a alguno de esos magos de la cirugía plástica
y que le cambie la cara.
FRANCISCO
No veo a Pedrós y señora metidos en esas aventuras, son muy de lo suyo, burgueses
comodones. Aunque quién sabe. Necesidad obliga.
JUSTINO
Tiene poca gracia hacerte rico para disfrutar de la fortuna en una celda rodeado de
psicópatas, asesinos de género, matones rusos y chaperos de polla veintidós. Pensó
que podía crecer como El Corte Inglés, Inditex o Mercadona, o como ese Bañuelos que
se forró aquí y ahora creo que construye como un loco en la costa marroquí.
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FRANCISCO
Tomás Pedrós, el hombre que se hizo a sí mismo.
Vuelve a canturrear el spot.
JUSTINO
Lo que le gustaba toda esa basura de la libertad individual, la voluntad y el esfuerzo, y
relacionarse tejiendo una telaraña de influencias, eso que él llama… sinergias.
FRANCISCO
Demasiado ambicioso.
JUSTINO
Exhibicionista.
ESTEBAN
Al público.
Los tiempos se han prestado a eso. Nadie quiere tener una vida como los demás, que su
esquela diga: nació, vivió, trabajó, se reprodujo y murió.
JUSTINO
No todo el mundo ha caído en la trampa.
ESTEBAN
Lo que ha caído es el vino. Voy por más. [Escena 5, pág. 22]

En la web del CDN la información completa de la temporada y su venta de entradas y abonos.

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