Louisa May Alcott: la alumna de Thoreau
Por Silvia Pato (@SilviaP3)
La escritora estadounidense Louisa May Alcott (1832-1838), que ha pasado a la historia por su famosa novela Mujercitas (Little Women, 1868), fue autora y editora de muchas otras publicaciones que, a la sombra del mayor de sus éxitos, han pasado desapercibidas en demasiadas ocasiones, sobre todo, para los lectores en español.
Con 15 años, la hija de Amos Bronson Alcott, comenzó a trabajar de maestra, costurera, institutriz y escritora, publicando poesías y relatos para las revistas de la época. Fábulas de flores (Flower Fables, 1855), su primer libro, estaba compuesto por una selección de cuentos escritos para Ellen Emerson, la hija de Ralph Waldo Emerson. Este poeta no fue el único intelectual destacado con el que tuvo contacto la joven Alcott. En su infancia, recibió lecciones del naturalista Henry David Thoreau. Ambas figuras marcarían su carrera literaria, auspiciada por la educación que se esmeró en darle su padre.
Entre 1862 y 1863, sirvió como enfermera en Georgetown, durante la Guerra de Secesión. Después, recopiló las cartas que había ido enviando a casa, publicando Escenas de la vida de un hospital (Hospital Sketches, 1863). Un año más tarde, apareció su novela Estados de ánimo (Moods, 1864).
Alcott escribió numerosos cuentos infantiles, además de historias, de tono más gótico, bajo el seudónimo de A. M. Barnard. Estos trabajos le aseguraban el sustento, como el relato descubierto en 1998, «Lost in a Pyramid; or, The Mummy’s Curse», que había sido publicado en la revista The New World en 1869, y la novela anónima Un Mefistófeles moderno (A Modern Mephistopheles, 1877).
Pero, sin ninguna duda, la obra que hizo alcanzar la fama a la antigua alumna de Thoreau fue Mujercitas (Little Women: or Meg, Jo, Beth and Amy, 1868), una novela en parte autobiográfica, que realizó por encargo de su editor, en la que la propia autora se identificaba con el personaje de Jo. Después de haber vendido dos mil ejemplares en un par de semanas, le fue encargada su continuación, y ella aceptó a regañadientes, declarando:
No me gustan las secuelas y no creo que tenga tanto éxito como la primera, pero los editores son perversos y no dejan que los autores se salgan con la suya. Así que mis mujercitas deben crecer y casarse en un estilo muy estúpido.
Al año siguiente, apareció su continuación Aquellas mujercitas (Good Wives, 1869), a la que seguirían Hombrecitos (Little Men, 1871) y Los muchachos de Jo (Jo’s Boys, 1886). Otras de sus novelas fueron fieles a esta línea para complacer a su público lector, como Una chica anticuada (An Old-Fashioned Girl, 1870), Bajo las lilas (Under the lilacs, 1878) y La bolsa de retazos de la tía Jo (Aunt Jo’s Scrap Bag), publicado en seis volúmenes en la década de los setenta.
Consecuencia de su servicio en la guerra, en el que había padecido fiebres tifoideas, Alcott sufrió un envenenamiento por mercurio que sería la causa de su muerte el 6 de marzo de 1888, dos días después de que muriera su padre, y el mismo día de su enterramiento. Sus restos reposan en el cementerio de Sleepy Hollow.
FUENTE: louisamayalcott.org, Página12
MÁS INFORMACIÓN: Librópatas, American Masters,
Es curioso observar como el nombre de Luisa May Alcott, a través de su libro “Mujercitas”, ha quedado en la memoria de los lectores. Está claro que su obra la ha trascendido, ha tenido una repercusión universal, y una vez más la popularidad, la difusión y fama de una novela arrastran como la corriente de un río, todo lo que se pone a su paso. En ese sentido hasta su propio padre ha quedado en un segundo plano. Hablo de Amos Bronson Alcott, parte de una generación excepcional, de libre pensadores, una generación que se dio en llamar los trascendentalistas, y entre los que se encuentran, además del propio Alcott, Ralph Waldo Emerson, Henry David Thoreau y el gran poeta Walt Whitman. Filósofos y escritores que cuestiononaron los valores y pensamientos establecidos, y abordaron cuestiones controvertidas de la misma esencia americana como: la esclavitud, la individualidad y el comportamiento del hombre en sociedad.
Un interesante artículo que arroja un poco de luz sobre la autora de “Mujercitas”, que alcanzó una dimensión universal con la película homónima de Mervyn LeRoy.
Gracias por compartir esta Genial información!!
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