Roberto Enríquez: “Jugármelo todo con Aitana Sánchez-Gijón en el escenario es una gozada”
Por Yolanda Moreno
El actor Roberto Enríquez es un rostro destacado de la interpretación en nuestro país. Ahora podemos verle en televisión en Vis a vis, y antes hemos podido disfrutar de sus papeles en series como Isabel, Hispania, La señora y 14 de abril. La república. En la gran pantalla ha trabajado en numerosas películas, así como otras muchas también han sido sus interpretaciones en montajes teatrales desde finales de los años 80. En la actualidad protagoniza La rosa tatuada, de Tennessee Williams, junto a Aitana Sánchez-Gijón, que podrá verse en el Teatro María Guerrero de Madrid hasta el 19 de junio. Habla con Culturamas de la obra, “llena de luz”, y de su personaje Álvaro Mangiacavallo, “un hombre que mira hacia la esperanza”.
¿Qué se va a encontrar el público que vaya a veros?
Se trata de una obra poco común de Tennessee Williams. Es un autor que siempre habla de personajes muy torturados, un poco sin salida, y en La rosa tatuada también hay personajes que están pasando por unas circunstancias bastante difíciles, pero a diferencia de la mayoría de sus otras piezas es una obra luminosa, que te deja con una sonrisa en la boca. Cuando escribió esta obra se había enamorado locamente de un italiano en Barcelona, y entonces escribió esta pieza que trata sobre un colectivo de italianos que viven en Norteamérica, en Nueva Orleans, e investiga Italia, sobre todo Sicilia, y destila amor, esperanza, luz… Y aparte de la pieza en sí, que es maravillosa, destaca la dirección de Carme Portaceli, que ha sabido darle todos los matices y una gran lectura. Y todo ello acompañado de un reparto maravilloso. Al final ha sido un resultado estupendo.
¿Qué nos puedes contar de Álvaro Mangiacavallo?
Tiene unas circunstancias vitales bastante jodidas, pero busca la luz, lo positivo. Y de repente, en uno de sus peores momentos, conoce a una mujer de la que se enamora perdidamente. Serafina Delle Rose, que es la protagonista (el personaje que hace Aitana), es una mujer siciliana costurera. La obra empieza con su marido, que transporta chatarras en un camión pero también otras cosas de contrabando, lo matan y esta mujer se viene abajo. De repente aparece mi personaje, que se parece a él, pero es como la copia funesta de su marido. Ella se queda bastante impresionada cuando me ve, pues le recuerdo a su esposo, e incluso también soy camionero transportando plátanos. Álvaro Mangiacavallo es un hombre que hace reír, que mira hacia la esperanza. Es un hombre que, independientemente de lo mal que le vaya en la vida, siempre busca la parte positiva. Tiene las orejas de soplillo, las propias circunstancias vitales le hacen tener un perfil un tanto bufonesco, pero tiene un corazón inmenso y las cosas que dice son conmovedoras, tiernas con un gran sentido del humor.
¿Qué te atrajo de este proyecto cuando te lo propusieron?
Además del personaje, que es maravilloso, la pieza me atrajo fundamentalmente, y la dirección a cargo de Carme Portaceli. Y luego jugarme todas las cartas con Aitana porque es un mano a mano y es una gozada subirte al escenario con ella.
¿Qué momento de la obra destacarías?
Para mí el momento más importante de la pieza es cuando el marido de Serafina muere y llevan sus cenizas en una urna. Serafina las idolatra, y en el momento en que se entera de que su marido no era todo lo que pensaba, ni que era tan fiel como ella creía, decide romper esa urna. Es como una especie de símbolo: romper la urna donde están las cenizas de su marido para poder volar. Yo creo que es el momento más fundamental de toda la obra, cuando ella rompe esa especie de cadena que le ata al pasado y a su marido, y empieza a tomar decisiones por sí misma.
¿Qué significa este personaje dentro de tu carrera?
Es un personaje muy diferente a otros que he hecho. Es un personaje con mucho sentido del humor, que produce risa pero a la vez ternura, y se mueve mucho en la comedia.
¿Y qué tipo de personajes te gusta interpretar más?
Me gusta interpretar todo tipo de personajes. La verdad es que esta es la maravilla de este trabajo, que cada vez te enfrentas a un perfil, a un personaje diferente, y cuando has vivido un drama te da la oportunidad de vivir una comedia. No hay un perfil determinado de personajes que me guste interpretar. Me gustan los retos y enfrentarme a cosas diferentes, y esta obra tiene todo ello.
Ahora también podemos verte en la serie Vis a vis, interpretando a Fabio, funcionario de prisiones. ¿Qué destacarías de esta experiencia televisiva?
La verdad es que trabajar en Vis a vis es una de las mayores suertes que me han pasado en toda mi carrera. Es una gran suerte poder estar en ella porque creo que es una de las series que se ha centrado en transformar la ficción española. Ya no solo porque sea la primera serie española que se va a emitir en abierto en el Reino Unido, y en otros países, y que haya tenido tanto éxito, si no porque ha conseguido cambiar el perfil de las series españolas. La gente está enganchada. Los personajes son maravillosos porque son contradictorios, tienen muchos matices, pero el mío especialmente me parece una gran experiencia. Me siento muy privilegiado. Fabio es un hombre que tiene una moral propia, un personaje estupendo.
¿Tienes algún otro proyecto en el que te vamos a poder ver?
Una película que se llama Garantía personal, dirigida por Rodrigo Rivas, que está a punto de estrenarse, y que ha sido premiada con la Insignia de Cristal-Premio del Público del décimo Festival Internacional de Cine Policiaco de Lieja (en Bélgica). Y en agosto estaré en el Teatro Bellas Artes con El pequeño poni, junto a María Adánez, una obra escrita por Paco Bezerra, maravilloso autor español. Hay proyectos y hay más cosas.
Estás viviendo un buen momento profesional.
Sí, la verdad es que no me puedo quejar en absoluto.
¿Qué mensaje darías al público para que vaya a veros al Teatro María Guerrero?
Ya no sólo por el texto de Tennessee Williams, que me parece un pedazo de autor, y por la dirección, si no por lo que habla la obra. La gente sale del teatro con una sonrisa en la boca. Es una obra llena de esperanza, y en este momento en el que hay tanta desesperanza, creo que son bastantes necesarias las obras así, donde la gente encuentre nuevas energías a pesar de todos los pesares.
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