Buffalo Bill abraza la Torre Eiffel en Buffalo Bill Romance
Por Carlos Toribio.
Buffalo Bill Romance
Crónica de Carlos Pérez y collages de Dani Sanchis
Media Vaca
Un libro donde se dan cita nombres de personajes tan variopintos como los de la artista Sonia Delaunay, Alexandre Gustave Eiffel, Calamity Jane, Phineas Taylor Barnum, Vicente Huidobro o Buffalo Bill, puede parecer que nos adentramos en un viaje sin retorno, sin sentido, en un collage surrealista, pero aquí es donde aparece el buen hacer de Carlos Pérez y del collagista Dani Sanchís para traernos la obra Buffalo Bill Romance, un relato donde el desfile de personajes de diferente índole es el elemento principal, todo bajo el amparo de la Exposición Universal de 1889 de París y la construcción de la emblemática Torre Eiffel. Todo esto conjuntado con la editorial Media Vaca, que se caracteriza por editar libros donde el signo distintivo es el crear libros diferentes, especiales, libros objeto donde hay una simbiosis perfecta entre imágenes y palabras. Y así se creó esta obra, que en unas semanas cogerá aún más protagonismo por la inauguración de la exposición temporal que llevará a cabo el museo Thyssen de Madrid, La ilusión del Lejano Oeste.
Este libro ecléctico (aparece de modo anecdótico Picasso a lo largo de las páginas, el artista más ecléctico del siglo XX), comienza cautivando desde su portada, con aciertos de principio a fin, encabezado por esta cubierta diferente donde sobresale esta tipografía para pasar a la galería de retratos de los diferentes personajes que irán saliendo, eso, sin olvidar de las dos ilustraciones de dos sujetos principales: Buffalo Bill y Vicente Huidobro. De aquí al índice, que nos cautiva de lleno y lleva al lector a devorar las páginas con saltos constantes de lugares y personajes, sin olvidar que da acceso al boom de imágenes, con una calidad espectacular de fotografías, así como los collages de Sanchís que interaccionan de pleno con el texto y las impresionantes notas de pie de página, que se bifurcan en algunas de ellas con el mismo texto principal, pero que lo supieron diferenciar con la utilización de los dos colores y que proporciona al lector detalles de relato interesantes, como por ejemplo que la cerveza barcelonesa Moritz se le concedió la medalla de plata comercial del Grand Prix de la Exposición Universal de 1889, tras Heineken.
“Buffalo Bill es un guapo mozo, pero que debe frisar ya en los cuarenta”. Así describía Emilia Pardo Bazán al personaje principal del libro (realmente se llamaba William Frederick Buffalo Bill Cody) y su posterior espectáculo Buffalo Bill’s Wild West Show, que viajó por toda América y por los principales lugares de Europa, comenzando en 1889 por París, con la citada anteriormente Exposición Universal. En este espectáculo, la estrella era Annie Oakley, que asombraba a todos por su puntería y destreza en el manejo del rifle y de los revólveres. La gran gira europea que realizaron aprovechando el tirón, tuvo parada en Barcelona, en el mes de diciembre de 1889, donde asistieron siete mil espectadores. Durante su estancia en Barcelona, murieron tres indios sioux, que fueron enterrados en el cementerio de Poble Nou.
Siguiendo con este año 1889, y con la expo de París, paralelamente se estaba construyendo el gran icono del certamen, y posiblemente el gran icono actual de la capital francesa, la Torre Eiffel, idea planteada por Koechlin y Nouguier, dos ingenieros de la empresa de Gustave Eiffel (arquitecto que con el paso de los años realizaría obras por diferentes ciudades europeas, como fue el caso del Puente de hierro de Girona, construido en 1876). Desde sus inicios tuvo un éxito inmediato, con treinta mil personas ascendiendo a pie hasta la cúspide y dos millones por ascensor durante los seis meses que duró la exposición. Esta torre, cambió la fisonomía paisajística de París (creando un verdadero eje histórico de monumentos, comenzando por el arco de triunfo construido entre 1806 y 1836 por orden de Napoleón, pasando por la torre, para acabar con el obelisco de la plaza de la Concordia y la pirámide del Louvre, obra del chino Leoh Ming Pei, dejando fuera el Sacré Coeur de Montmartre), obra que fue apoyada en masa por escritores y artistas del momento, ya que lo veían como símbolo por excelencia de la modernidad. Así, Seurat, Rousseau, Dufy y sobre todo Robert Delaunay y su esposa Sonia, se quedaron prendados y fascinados por esta construcción, al cual consideró “el objeto más grande creado por el hombre” (Robert Delaunay).
Y como guinda final, Vicente Huidobro. Páginas sobre él, imágenes interesantes sobre el chileno, el momento y su relación con Buffalo Bill y la Torre Eiffel. Primero con el romancero al americano, fechado de 1914, luego el poema de 1917 sobre la torre:
Durante la noche
El Sena deja de correr
Telescopio o clarín
Torre Eiffel
Edición de lujo la realizada por Media vaca y Carlos Pérez, para llevarnos al lejano Oeste y sus figuras principales y toda la leyenda que envolvía a estos personajes, y posteriormente ser uno más de la París de finales de siglo XIX, un mare nostrum de figuras principales a nivel cultural, una exposición universal que marcó un antes y un después, y una ciudad que era el epicentro de la vida cultural a nivel mundial, donde residían los grandes artistas del momento y donde marcaba tendencia lo realizado, como fue el caso del icono de la Torre Eiffel. El libro además es un testimonio único por el constante elemento del texto junto a la imagen, para transportarnos aún más a pasar un rato con Buffalo Bill, contemplando desde la cúspide de la torre, París.