Pía Tedesco renueva su talento y energía de la mano de los geniales Brecht-Weill

Por Horacio Otheguy Riveira

Los alemanes Bertolt Brecht (1898-1956) y Kurt Weill (1900-1950) se conocieron en los duros años veinte de la primera posguerra. Compartieron un mundo social y artístico caótico en el que navegaron con energía revolucionaria y vitalismo contagioso, hasta que conocieron la feroz eclosión del nazismo. Perseguidos y en el exilio, siempre crearon mundos escénicos y musicales de gran lucidez y profunda belleza.

El talento de Pía Tedesco —junto a tres grandes músicos comandados por el pianista y director musical Néstor Ballesteros— nos llevan por un cabaret bien nutrido de emociones.

 

Garito de Bilbao, Bilbao, Bilbao.

Cuatro hombres con corbata allí llegaron

con ideas y ocho bolsas de dinero,

de dinero, de dinero.

Nos echaron y en la calle nos dejaron.

Pero si hubieras estado allí,

no sé si era un sitio que te iba a gustar…

En las sillas, manchas de licor,

y el musgo en cada rincón.

La luna que entraba por el techo sin pudor

y cuatro tíos con pistolas te apuntaban y te preguntaban:

“¿Te crees muy valiente?”.

Y la gente moría… pero nosotros

seguíamos cantando nuestra canción…

 

El mundo del teatro y el cabaret  buscaban nuevos mecanismos de comunicación. Las canciones de Brecht-Weill compartían situaciones cotidianas, mensajes revolucionarios, avidez de cambios en un mundo en crisis aguda, rodeados de una hambruna implacable que día a día se expandía entre intrincados campos de corrupción y violencia. La clase dirigente se alzaba atropellando con tanta fuerza que consiguió aliarse con un hombrecillo llamado Adolf Hitler para convertir en esclavos a millones de personas, incautando propiedades, produciendo guerras, encerrando a cualquier opositor en campos de concentración.

Antes de esta explosión de crimen de Estado y veneno moral en idílica unión se crearon poemas y canciones que lograban unir a los sufrientes pasajeros de una larga temporada en el infierno. Todo empezó mucho antes del descalabro que acabó con el final de la Segunda Guerra Mundial, pero las canciones y las obras teatrales quedaron para siempre, indicando aún hoy que no estamos solos, que el viaje contra los demonios del imperio de la fuerza y la violencia del dinero necesita una compañía insobornable, una alternativa en la que las historias que se cuentan oscilan entre el drama y la comedia de seres humanos en progresiva necesidad de una vida más justa.

 

 

Con la solidaridad por bandera, artistas cómplices de nuevos derroteros.

Muchas actrices-cantantes crearon por el mundo su propia manera de cantarles. Así, Milva en Italia, Cipe Lincovsky en Argentina, Ute Lemper, desde Alemania al mundo entero; en España, Vicky Peña fue la última, acompañada por un pianista, en un show de canciones brechtianas… Pía Tedesco comparte con ellas la misma pasión que unió a la musa del escritor y el músico, a la sazón pareja de este último, Lotte Lenya, la primera en interpretar con un estilo muy personal estas canciones.

Ahora, después de haber llevado a cabo en otros espectáculos algunos de estos temas, Pía Tedesco dedica un cabaret indagando en este repertorio magistral maravillosamente volcada en la interpretación de personajes femeninos de rompe y rasga.

Creadora de un mundo mágico a ras de tierra: teatro-canción por el que se permite volar sin dejar de susurrar en la cocina, entre sábanas revueltas o aspirando el aire fresco de un amanecer. Todas las sensaciones en un estilo incomparable, acompañándose por momentos de sus propios ukelele o acordeón; en cualquier caso La Tedesco aporta calidad musical en un entorno de aparente sencillez y elaborada sensualidad.

Siempre tiende la mano como si acabara de llegar de un largo viaje a una antigua estación de tren. Viene de muy lejos, con un runrún propio de la seducción de la inocencia, portadora de historias de amor que se resisten a desaparecer. Resucitó a fascinantes glorias de la canción femenina en impactante recital (Divas al cabaret), y ahora nos trae el legado de dos genios del «nuevo» teatro-canción: aún nuevos y revolucionarios casi cien años después de sus comienzos.

Canciones que en este caso rinden tributo a la mujer en sus distintas vertientes, en versión castellana de la propia cantante y directora del espectáculo: una Tedesco superlativa que logra trasladarnos a estas antióperas que Brecht-Weill se proponían, cantando historias con mucho contenido, muchos paisajes, en las que la tristeza siempre se da el mejor revolcón con el afán de revancha, con la ilusión de un nuevo mundo.

 

Hace tiempo, cuando era inocente creí,

como toda inocente ha de creer

Que un día un hombre vendría a mí

y entonces yo sabría qué hacer

Sería rico, sería bueno.

Y trabajando tendría buen olor

Y aunque supiera tratar a una dama,

yo le diría… NO!

La cabeza en alto llevarás

y distante te mostrarás,

la luna el cielo iluminará

y vuestra barca la orilla dejará

y eso es todo lo que habrá… Pero…

 

 

Lo mejor es que todo pasa

El amor y el dolor, también

 

Mis lágrimas de anoche

Ya no existen

Ni la nieve que cayó ayer…

 

Mis lágrimas de anoche

Ya no existen

Ni la nieve que cayó ayer…

Brecht + Weill: Cabaret

Pía Tedesco: textos, voz, ukelele, acordeón
Gerardo Ramos: Contrabajo
Ramón Mucci: Batería, percusión
Néstor Ballesteros: Piano, acordeón, arreglos

Dirección Musical: Néstor Ballesteros
Dirección: Pía Tedesco

Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa. Del 12 al 17 de enero de 2016.