Navidades en el Price 2015: magnífica e innovadora unión de teatro y circo

Por Horacio Otheguy Riveira

Si en 2014 batió récords con 120 mil espectadores, este 2015 lo superará ampliamente. Extraordinaria fusión de la gran fiesta del circo con el talento de artistas de calidad superior en un contexto de rara belleza visual y musical. Clowns carismáticos y sorprendentes. Artistas aéreos insólitos, acróbatas fascinantes, bailarines, músicos… El espectáculo grandioso del circo, sin fieras atormentadas, con seres humanos capaces de valientes destrezas… y mucho, pero mucho, sentido del humor. Unas Navidades en el Price que invitan a repetir. Pero hay que darse prisa. Se agotan las entradas. No hay mejor publicidad que la de ver la cara del público cuando acaba la función: una alegría contagiosa. Pasen y vean.

Una producción para toda la familia en la que la tradición circense se viste de gloria al unirse a una experiencia teatral en la que el maestro Germán Díaz organiza una selección musical suprema donde confluyen muchos géneros con emocionante homenaje a Nino Rota y a Dave Brubeck —entre otros— interpretados por una gran orquesta en vivo. Si a esto se añade el delicadísimo trabajo de diseño de luces de Juanjo Llorens (Premio Max 2011-2013), con un campo de iluminación muy completo, que despierta el asombro de todas las edades, deslizado con maestría sobre los hermosos acontecimientos que transcurren en la pista, más la escenografía y el vestuario de Miguel Brayda (Premio Nacional de Escenografía 1993), tenemos unas Navidades en el Price más recomendables que nunca.

Habla el productor Manuel González Villanueva, con gran experiencia en estas lides:

Ya son diez ediciones y cada vez es más difícil sorprender en Navidad, con tantas ilusiones puestas en juego. Pero parece que lo conseguimos con la vieja fórmula de trabajar mucho y no poner límites a la imaginación.

Y desde luego que logran sorprender —incluso a veteranos espectadores como quien firma esta crónica, más de 25 años viendo circos—, y lo hacen bajo la brillantísima dirección artística del británico Rob Tannion, quien ideó una maravillosa puesta en escena en la que se fusionan tiempos y estilos y en la que todos los artistas forman parte de una gran coreografía con estupendo ballet de 8 chicas 8.

Nada es lo que parece, porque unos y otros dan el golpe de gracia, el toque humano de riesgo grande o el elegante de proeza manual.

No vengo aquí a destripar dos horas de continuas maravillas en las que el joven alemán Werner Pranay domina el diábolo con ingenio, velocidad y muchas sonrisas; y una argentina, sexta generación de artistas de circo, de origen europeo, Elayne Kramer acierta con una presentación en medio de bellas bailarinas para desafiar todo lo imaginable: hermosa, escultural, elegantísima en equilibrismo y contorsionismo, capaz de hacer con su cuerpo figuras increíbles y cerrar su presentación con un más difícil todavía que se queda, imborrable, en la memoria.

Y hay más, mucho más que fluye con naturalidad, como si no hubiera costado un trabajo descomunal llegar a tamaña exactitud en los números de riesgo, para que los motoristas que se encierran en un gran globo de acero (Infernal Varanne: Francia/Brasil) asombren con sus osadas vueltas y más vueltas, o los actores protagonistas sorprendan con atracciones inesperadas, platos de incesante girar, melodías envolventes, patines en pista, correrías entre espectadores siempre felices…

Mucho y bien variado, y de pronto, cuando menos se lo espera, una impactante sesión amorosa entre dos que bien se quieren… pero sólo en las alturas, donde más riesgo hay, donde los cuerpos se confunden para ser uno solo, para vibrar bajo una espléndida orquesta de envolvente ternura y sensualidad: son Diego y Elena, españoles con sus cintas aéreas de exquisita belleza, y compleja maestría.

Esto y mucho más, en el Teatro Circo Price hasta el 10 de enero de 2016.