Emocionantes «Constelaciones» de un amor que no sabe no contesta
Por Horacio Otheguy Riveira
Dos personajes hermosos. Lo tienen todo para serlo: indefensos, torpes, ingeniosos, divertidos, capaces de una ternura infinita. Dos actores espléndidos, y nunca mejor dicho: entregados, generosos, versátiles: Inma Cuevas y Fran Calvo, capaces de moverse en un espacio reducido como si fuera un gran salón de baile. Sus cuerpos expresan lo indecible y sus palabras balbucean en el círculo de quienes se buscan a sí mismos en busca de una pareja posible, se buscan y escapan, van y vienen, y en la repetición de sus palabras y sus gestos derrochan una corriente de amor que llega al corazón de los espectadores, pero con mucha dificultad a ellos mismos.
Una obra que bebe de las sabias fuentes del llamado teatro del absurdo encendido en el fuego de los años 50 de la segunda posguerra mundial. Cuando el teatro levantaba polémicas iracundas y el público se levantaba de las butacas, se iba colérico porque le habían roto los esquemas realistas del desarrollo lineal, de los personajes que, copa en mano en un salón debatían sus pasiones, llegaban y decían lo que pensaban.
Con el absurdo teatral se introdujo el verbo escénico de quienes hablan como sienten o piensan en un circuito cerrado de búsqueda agobiante en busca de luz. A veces se encuentra, casi siempre sólo son fogonazos, el círculo se cierra y aplasta a un héroe dado por desaparecido, una víctima de sus pasiones o de las enfermizas arbitrariedades de la sociedad bienpensante.
En Constelaciones, del inglés Nick Payne, el desorden de diálogos de Marianne y Roland es sólo aparente, pues desde la barbacoa en que se conocen hasta el impactante final, los jóvenes que ansían enamorarse y a la vez ser libres —y quizás ni lo uno ni lo otro— deambulan por una misteriosa y peligrosa cuerda floja de la que muy posiblemente caigan al vacío, según la interpretación de cada espectador.
Si el texto sugiere un mundo arbitrario y contradictorio lleno de aristas de donde colgarse para sobrevivir en medio del cataclismo de las emociones a flor de piel, la verdadera conquista del espacio teatral-poético pertenece a los actores, auténticos malabaristas, acróbatas, saltimbanquis admirables de las emociones: Inma Cuevas y Fran Calvo consiguen transportarnos a una auténtica vorágine de situaciones apoyados en una coreografía sin danza, a un movimiento escénico atípico, a una serie impresionante de transiciones que abren la puerta al delirio que cada espectador lleva consigo entre sus sentimientos, sus ideas y sus acciones: cortocircuito a menudo constante de unos y otros elementos que estos intérpretes consiguen transmitir a través de una composición sin fisuras.
Cuando llega el final, e incluso antes, ya uno está dispuesto a considerarlos más hermosos que al principio, pues se han transformado en una hora y veinte minutos en amigos a los que se querría proteger del mal que ellos mismos son capaces de generar por esa terrorífica búsqueda del amor a través del miedo… a enamorarse.
Constelaciones
Autor: Nick Payne
Traducción y dirección: Fernando Soto
Ayudante de dirección: Dani Gallardo
Intérpretes: Inma Cuevas, Fran Calvo
Movimiento escénico y coreografía: Antonio Gil
Escenografía e iluminación: The Blue Stage Family
Vestuario: Aubele