Festival de Almagro: mucho y sobresaliente Shakespeare en lenguas y acentos variados
Por Horacio Otheguy Riveira
Recorrer Almagro a lomos de Shakespeare es una aventura fascinante en la que podemos encontrarnos con algunos personajes emblemáticos y otros menos conocidos, así como con el reverso de sus pasiones a través de versiones libres, encadenado todo por impulsos creativos en diversas lenguas universales y acentos hispanos. El lenguaje del teatro se viste de gala una vez más en una antigua ciudad que se rinde a los pies de un público entusiasta.
Aún hay gente con prejuicios ante los clásicos, como si fuera cosa de ancianos con los que no se tiene nada en común, un mundo lejano y aburrido, pesado. Ya son los menos, pero todavía están ahí, indecisos. El Festival Internacional de Almagro tiene la virtud de demostrar todo lo contrario: cada puesta en escena es una apuesta vital, emocionante, que reúne a numerosos espectadores de diferentes edades en torno a aventuras escénicas que nos trasladan a lugares lejanos para hablarnos de cuestiones de hoy, con el corazón en la mano y la imperiosa necesidad de volar juntos. El pasado y el presente unidos en una amorosa trayectoria inolvidable.
Esta noche, a las 22,45, última función de El sueño de una noche de verano, en inglés con sobretítulos, según la puesta en escena de Tim Robbins: un hombre de teatro-cine que convoca expectativas nobles allí donde va y que ha sabido crear un «Sueño» que combina inventivas de hoy con el eterno encanto de los cuentos de hadas.
Pero, atención, el 18 de julio a las 20 horas, el mismo sueño de una noche de verano llega en una versión catalana en español con dramaturgia de Aleix Duarri, música y coreografía de la propia compañía Els McGregor Teatre: Up All Night, con «personajes que se descubren enamorados de quien no toca o correspondidos por quien nunca lo había hecho. Los cuatro protagonistas luchan contra viento y marea para conseguir aquello que tal vez ni existe, una ilusión llamada amor, que, en realidad, sólo genera enemistad, odio, malentendidos y, ante todo, revela un ser humano más bien loco, incoherente y vulnerable».
De Argentina llega un Romeo y Julieta de Bolsillo, el 10 de julio a las 20 horas. Una función de 60 minutos recomendada para mayores de 6 años, a partir de una versión de Emiliano Dionisi con un concepto fantástico: «¿Cómo hacer una versión ‘familiar, para todos los públicos’, de una tragedia sin modificar la historia, sin edulcorar las situaciones o tergiversar la línea dramática? ¿Cómo reinventar una anécdota tan escuchada escapando de las garras de la banal “modernización”? Creo en el teatro de las emociones, donde solo si sucede vale la pena. A jugar se ha dicho».
Y el 19 de julio otra versión libre, pero en griego, sin sobretítulos, confiando sus intérpretes en que todo lo puede la energía de sus interpretaciones, y la imaginación del público: Juliet for 2, dos jóvenes representan todos los papeles en un frenético juego de transformaciones. Se trata de una representación enigmática, un rompecabezas teatral de varios géneros y estilos en un intento por captar la genuina esencia de la obra.
Por su parte, el caudaloso teatro alternativo de México indaga con gran inventiva en un show que se quiere insólito y rompedor. Los días 10 y 11 de julio a la 1 de la madrugada, los actores Sara Pinet y Adrián Vázquez se comprometen a cautivarnos dándolo todo desde el amor al maestro y la insolencia de corregirle: «Algo de un tal Shakespeare es una invitación a jugar sobre la escena, a ser irreverente. Es un divertimento creado a partir de improvisaciones sobre la literatura de William Shakespeare. Un recorrido lúdico por algunas de las obras del más grande escritor dramático de todos los tiempos. Busca acercar al teatro isabelino en el entendimiento de que no tiene por qué ser aburrido y en lenguajes extraños, totalmente ajenos de la realidad actual».
Al aire libre y para un público familiar, desde Andalucía, Mucho Shakespeare, el 13 de julio a las 21 horas: autor, José Antonio Aguilar; director, Antonio Campos. Una mirada revoltosa, descacharrante y mágica: dos cómicos andaluces emigran a Inglaterra y encuentran trabajo como camareros en el ambigú del Globe Teatre de Londres, el insigne local de William Shakespeare. Tras las representaciones, cuando ya todos han marchado, los camareros-actores suben al escenario y, aunque desconocen por completo el idioma, reinterpretan a su manera lo que un rato antes han visto. Se lo pasan muy bien y no se percatan de que las cámaras de seguridad están grabando…».
Hamlet, el mercader, la tempestad…
Este verano fantástico del Festival de Almagro 2015 incluye dos Hamlet en versiones de 140 minutos, es decir, que se atreven con la pieza lo más completa posible, sin entrar en adaptaciones demasiado libres. Además, resulta especialmente interesante que una puesta en escena viene de Cataluña pero se representa en castellano, y otra es andaluza: dos visiones, lenguajes, creaciones escénicas de una obra maestra que atraviesa el tiempo y el espacio con la holgura de un amigo complejo al que no queremos perder de vista:
14 de julio, 20 horas, Hamlet, dirección, Marc Chornet y Raimon Molins: «Hamlet ha acontecido un mito en la sociedad occidental y como tal sus múltiples facetas nos hablan de cada uno de los enigmas de la personalidad del ser humano. La moral y la tradición se ponen en tela de juicio ante la injusticia y los complots del poder. Una obra rabiosamente actual».
Los días 17, 18 y 19 de julio a las 20 horas, una compañía andaluza con dramaturgia y dirección de Alfonso Zurro, aporta su propio Hamlet: «Ser o no ser. Existir o no existir. Siempre la misma cantinela. Y la duda, la imposibilidad de tomar una decisión. El miedo a caer en el vacío de la nada o en el tumulto de la eternidad. Pero si uno no actúa, otros lo harán… Un microcosmos para mostrarnos el cosmos de la humanidad. Las relaciones, las conciencias, los miedos, las aspiraciones…».
Mientras recorren las calles de Almagro diversas concepciones sobre textos de Shakespeare, los días 24 y 25 de julio a las 20 horas llega una de sus obras más polémicas y difíciles de montar, El mercader de Venecia, por una compañía dirigida por Eduardo Vasco (con amplia experiencia en clásicos españoles y versiones aplaudidas y polémicas de Noche de Reyes, Hamlet, Otelo…): «… es inevitable, aunque también resulta injusto, que la oscuridad de temas como la venganza y la crueldad anulen la belleza del compromiso, el sacrificio, la lealtad, la fraternidad, la clemencia o el amor. Una vez más, hemos tratado de hacer esta gran obra lo más nuestra posible, para que, de alguna manera, al representarla, sea también algo de ustedes».
Y por último en este recorrido, La tempestad en una sola función, el 12 de julio a las 20 horas, casi dos horas de gran espectáculo donde se han congregado muchos talentos en todas las facetas, incluidos tres músicos para la partitura de creación original: «La tempestad es la guinda más extravagante a la carrera de un genio en su senectud, la última obra de Shakespeare y también la declaración de intenciones de un autor inquieto que prefiere enterrarse en las arenas blancas de una playa de fantasía que en una realidad que ya ha sabido definir como nadie.
La compañía gallega Voadora propone un billete de ida a esta isla, donde el diálogo de Shakespeare se respeta al pie de la letra, pero para ser recitado sobre una colchoneta hinchable y encarnado a través de un casting extravagante».
Un tiempo de verano, el de Almagro, que cuando comes, tomas una copa o conversas o haces el amor encantado de haberla/haberlo conocido, nada es como era, el sonido del espacio, la música de los sentidos, la deliciosa o bellamente trágica constancia de la magia del teatro… terminan convenciéndote de que la realidad, la vida cotidiana, no es más que un accidente que se supera con facilidad: escuchando, viendo, sintiendo a los genios de ayer reencarnados en los creadores de hoy.