“Fortune Cookie”: vidas cruzadas, tormenta de nieve, romance de ultratumba…
Por Horacio Otheguy Riveira
Una función de entresueños con personajes que avanzan a tientas, indagándose a sí mismos mientras se cruzan con otros con vidas paralelas y distantes… Todos tienen algo que ver con un mundo atravesado de inquietudes. Una investigación escénica, un grupo de profesionales admirados muchas veces en otros menesteres, aquí reunidos con generosidad y un punto de locura muy bien orquestada.
El último Premio Max al Mejor Espectáculo Revelación fue para Los nadadores nocturnos, de José Manuel Mora, y bajo la dirección de la actriz, coreógrafa, mujer de teatro cada vez más completa, Carlota Ferrer. De aquel formidable equipo muchos reaparecen ahora en esta Fortune Cookie que indaga y fortalece, se pierde y renace en el mundo teatral de las palabras y las ausencias.
Con un indudable impacto plástico y poético, felizmente ligado al surrealismo, la veteranía de Joaquín Hinojosa luce con brío en el escritor que juega con su imaginación y se tortura por encontrar un sentido a su vida en busca de una hija; la ductilidad de Esther Ortega le sirve para crear un personaje solitario que aspira a reencontrar un amor vencido por el tiempo, una nostalgia de amores no vividos…
En este juego de vidas cruzadas, Hinojosa consigue hipnotizarme con su cuento de la tormenta de nieve, y Ortega me divierte, desespera y conmueve con su despliegue de roles, su cuerpo medio desnudo o completamente vestido, alcanzando la cima tras un brillante sprint, la máxima Fortune, en su romance de ultratumba que cierra en trío perfecto, gracias a dos estupendos compañeros de ruta: la duplicidad tiernamente viril de David Picazo, y el ángel sensual perfectamente diseñado en voz y movimiento por Alba Celma.
Entre medias, Alberto Jo Lee (de origen surcoreano, maestro de taekwondo, ganador de numerosas medallas; inolvidable gay en El hijoputa del sombrero) compone un chino pícaro… y profundo conocedor del Tao en la todopoderosa cavidad anal de sus clientes.
Las tramas se superponen, los monólogos procuran hallar un lugar donde esconderse o iluminarse, porque la dificultad de comunicarse con los demás es muy grande, casi insalvable, aunque todos aspiran a llegar a alguna clase de fiesta.
Lo más importante de Fortune Cookie está en la generosidad con que el equipo se brinda, se ríe de sí mismo y se potencia sin llegar a la farsa estrafalaria. Una aventura tan compleja como divertida que reclama del espectador la máxima entrega: no importa tanto lo que sucede en escena como aquello con lo que el público está dispuesto a entregar de sí mismo emocionalmente para disfrutar del encuentro.
Desde luego, ayuda mucho escuchar al “Autor” (Joaquín Hinojosa) cuando expresa el hermoso vacío de su creatividad, a la espera de la colaboración de los demás:
Soy incapaz de explicar lo que escribo. Son los espectadores quienes han de encontrar su sentido en la experiencia del teatro. Si alguien me preguntara qué significa lo que escribo, le respondería lo mismo que haría un pájaro si le preguntáramos qué significa su canto. Nada. El pájaro canta y yo escribo.
Una vez dentro, captados sentidos y emociones que sobrevuelan la escena, sintiéndonos partícipes, cada cual en su medida, de las angustias, frivolidades y pasiones de los personajes, Fortune Cookie se convierte en una más de la familia y todos juntos podemos disfrutar de la catarsis final.
El lugar sin límites tiene como objetivo reflexionar abiertamente sobre la dramaturgia presente y entender la escena como un territorio sin límites y, por tanto, un lugar para perderse, cargado de potencias y deseoso de intensidad, experimentación, juego, poesía, desafío.Ernesto Caballero, director del Centro Dramático Nacional
Fortune Cookie
Texto: José Manuel Mora en colaboración con Carlota Ferrer, Álvaro de Vicente, Carlos González y Nieves Rodríguez, alumnos del Taller de escritura impartido por José Manuel Mora en LAZONAKUBIK
Dramaturgia: Carlota Ferrer y José Manuel Mora
Dirección: Carlota Ferrer
Intérpretes (por orden alfabético): Alba Celma, Joaquín Hinojosa, Alberto Jo Lee, Esther Ortega, David Picazo
Diseño de iluminación: Mónica Boromello y Alessio Meloni
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