«Si la cosa funciona» con José Luis Gil y Ana Ruiz, una pareja perfecta de Woody Allen
Por Horacio Otheguy Riveira
Sólo Woody Allen podía crear a un cascarrabias, solitario y desencantado de todo que cae en brazos de una jovencita puro corazón y sexualidad exuberante. Y sólo Alberto Castrillo-Ferrer podía dirigir en España Si la cosa funciona y hacer de sus protagonistas dos colosos «naturales»: Ana Ruiz y José Luis Gil. Lo mejor que se puede decir de esta función es que no sólo no se echa de menos la película, sino que incluso la mejora.
Una fiesta en la que el anfitrión está cabreado, en contra de todo, sin esperar nada de la vida, pero de pronto se da cuenta que hay un patio de butacas lleno de gente que viene a verle a él y está dispuesto a contar su historia. Así empieza Si la cosa funciona, del guión de la película de Woody Allen adaptado por él mismo al teatro, y en manos de un gran director, el aragonés Alberto Castrillo-Ferrer (Feelgood; Cabaré de caricia y puntapié…).
En cuanto José Luis Gil (temporada a temporada, cada vez más flexible, más tragicómico, más gran actor) se dirige al público comienza una travesía que reímos apenados, un juego de humor negro muy Allen: y es que el vejete cascarrabias lanza verdades como puños, desencantado y amargado de la vida, pero a medida que avanza la acción nos damos cuenta que causa gracia a fuerza de poner dramas bocabajo. Por un lado es un tipo duro que lo desprecia todo, y por otro lado un pobre tipo lleno de manías y temores… hasta que la conoce a ella, la chica tan característica de muchas historias de Woody Allen: mucho más joven, mucho más basta, poco a poco la mejor; mucho más hermosa que cualquier humana belleza, mucho más sexy, absolutamente ideal para reformar a un hombre y ayudarle a descubrir que mientras la cosa funcione, la vida puede dejar de ser un lugar insoportable y así se puede aprender a despertar por las mañanas con una sonrisa.
El proceso creativo de estos dos actores resulta muy eficaz. Completamente verosímil en la diferencia de edad y en el progresivo desarrollo de la chiquilla en mujer irresistible, de manera que cuando llegan los personajes secundarios —los más convencionales de la comedia, muy vistos en el vaudeville francés de toda la vida, aquí muy bien interpretados— ellos dos ya están maduros para afrontar las nuevas vicisitudes.
Todo funciona como un magnífico engranaje, a buen ritmo, con humor cínico, negro y blanco, con toques de comedia clásica y libertades de puesta en escena imaginativa, brillantes sorpresas escenográficas, perfecto espacio sonoro, felices aportes de videos, y la colaboración extraordinaria del mismísimo Woody Allen (fantástica aparición), y absolutamente deliciosa coda final con Ana Ruiz cantando micrófono en mano.
Todo funciona como un reloj suizo, pero cargado de humanidad en la que podemos reflejarnos alegremente: nada malo nos sucederá en el camino de la divertida y dolorosa identificación, pues en sus penurias, conflictos e imprescindibles alegrías podemos deambular, con la misma ilusión de siempre, ansiosos por descubrir que la cosa funcione. ¡Y vaya si funciona!
Dirección: Alberto Castrillo-Ferrer
Ayudante de dirección: Encarni Corrales
Intérpretes: José Luis Gil, Ana Ruiz, Rocío Calvo, Beatriz Santana, Ricardo Joven
Traducción y versión: Luis Merlo
Escenografía: Anna Tussell
Espacio sonoro: David Angulo
Vestuario: Arancha Ezquerro
Iluminación: Alejandro Gallo
Diseño gráfico: Javier Franco
Fotografía: Sergio Parra
Producción: Carlos Larrañaga y Andrés Belmonte
Teatro Maravillas desde el 13 de mayo 2016
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