Conmovedor homenaje al gran Max Aub: ¡Que no se apague la luz, que no baje el telón!
Por Horacio Otheguy Riveira
Tengo tantas personalidades que cuando digo «te quiero» no sé si es verdad, un título insólito para un autor distinto, incomparable, en un espectáculo que ofrece una buena panorámica de su obra, con prolija sensibilidad y notable sentido del humor.
Al terminar la función, los conocedores de los textos de Max Aub y los debutantes forman una piña emocionante. Unos y otros ovacionan el arte de esta compañía que rinde justo tributo a uno de los grandes olvidados de la cultura del exilio republicano.
Hace tiempo hubo un Max Aub intimista y espectacular en el María Guerrero donde se instaló un barco en el patio de butacas para representar San Juan, el nombre de la nave que, llena de judíos, permanecía a la deriva en busca del puerto que los acogiese. Lo dirigió Juan Carlos Pérez de la Fuente (entonces director a su vez del Centro Dramático Nacional). Muchos años después dirige ahora las seis salas del Ayuntamiento de Madrid, y acaba de bautizar por partida doble la Sala dos de Matadero. Ya se llamará para siempre Max Aub (1903-1972), desde este mes de mayo en que también se estrena este sensacional espectáculo forjado de «momentos» de un escritor muy prolífico en ensayos, novelas, obras teatrales y cuanto se le pusiera a tiro.
Max Aub es aquí interpretado por Juan Calot con mucho y noble empeño, exhibiéndole vulnerable y enérgico, tímido y audaz, hombre de letras y de teatro…; especialmente inquietante cuando recorre el largo ancho del escenario arrastrando una red con pesadas maletas y recordando algunos episodios clave de una vida en la que siempre «acabas siendo extranjero», cualquiera sea la nacionalidad que tengas.
Max Aub Mohrenwitz fue un extraordinario escritor en lengua castellana que nació en París y murió en México: maestro modesto, voz de exaltadas pasiones, reflexivo caballero, implacable hombre de a pie que intentó reflejar los más variados rincones de sociedades en permanente conflicto. Fue un hombre que tuvo a lo largo de su vida cuatro nacionalidades: alemana, heredada de sus padres; francesa, por nacimiento; española, al afincarse su padre en Valencia en 1914, siendo Max menor de edad, y, finalmente, mexicana, por elección propia, al exiliarse tras la guerra civil española.
Hispano-mexicano, pues, que dedicó la mayor parte de su obra a cuestiones españolas, especialmente loable su obra maestra El laberinto mágico, compuesta por seis novelas en torno a la guerra civil.
En esta ocasión, con Tengo tantas personalidades… tenemos la magnífica posibilidad de entrar en un mundo donde los actores deambulan como fantasmas por los raíles de unas vías de tren, leyendo, diciendo, rememorando, conmemorando palabras y escenas, mientras la única locomotora al acecho es una pianista espléndida que acompaña el andar de todos, las emociones que se van entretejiendo entre amantes castigados por la ideología, la sed de venganza o las dudas del propio autor que se entromete en sus escenas; canciones, poemas, secuencias memorables de sus célebres Crímenes ejemplares, donde los pecados capitales juegan una broma macabra, bella y escalofriante…
Hay risas, sonrisas, estupor, y un grito final que se alza terrible y a la vez victorioso. Terrible porque impone el cotidiano estigma del teatro: ¡Que no se apague la luz, que no baje el telón! Y victorioso porque aquí está, una vez más, el teatro para señalar que por mucho silencio y mediocridad ambiente que oculte el talento, éste acaba saliendo a la luz, protegido por una luminosidad tan rica en promesas y esperanza que es incapaz de atender otro destino que no sea la continuidad del trabajo bien hecho.
Muchas gracias a toda la compañía, empezando y terminando por el gran detalle del director del complejo teatral, profundo conocedor de la obra del autor y enamorado de la misma, Juan Carlos Pérez de la Fuente.
Por una vez su entusiasmo se ve compartido por el dramaturgo José Ramón Fernández y el director Ernesto Caballero (a su vez actual director del Centro Dramático Nacional), quienes han iniciado un Taller de investigación teatral en torno a la versión escénica de El laberinto mágico. Parece que al fin podemos empezar a regocijarnos.
Max vuelve a casa y cada vez habrá más visitantes dispuestos a descubrir la permanente evolución de un hombre que ha escrito mucho en busca de verdades, con un profundo alcance trágico lleno de lirismo.
Tengo tantas personalidades que cuando digo «te quiero», no sé si es verdad
Dramaturgia y dirección: Jesús Cracio
Sobre textos de Max Aub
Intérpretes: Marta Belenguer, Juan Calot, Marc Clotet, Miranda Gas, Julián Ortega, Carmen del Valle, Celia Laguna (piano), Alicia Calot (voz en off)
Escenografía: Silvia de Marta
Diseño de luces: Pilar Velasco
Diseño de vestuario: Ana López Cobos
Coreografía: Marta Gómez
Fotografía: Sergio Parra
Una producción del Teatro Español
Lugar: Naves del Español. Matadero
Fechas: 14 de mayo al 14 de junio de 2015
Encuentro con el público: jueves 28 de mayo a las 21,45 horas, aproximadamente.
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