Un amor que se resiste como gato panza arriba: “De mutuo desacuerdo”
Por Horacio Otheguy Riveira
El clásico “ni contigo ni sin ti” en una comedia de enredos sui generis con dos estupendos personajes a cargo de dos actores que se entienden de maravilla: encantadora y polifacética Toni Acosta, brillante y dúctil Iñaki Miramón.
Una pareja divorciada y un niño de 9 años en conflictiva situación. Hasta aquí un argumento convencional muchas veces oído en los bares y visto en el cine y el teatro. Pero nada que ver con ninguna de esas historias; mantiene por todo lo alto una serie de situaciones hilarantes a la par que dolorosas para mostrarnos a una pareja a la que le lleva mucho tiempo volver a besarse… en las mejillas.
Ellos no saben nada del secreto que su inconsciente comparte con sus espectadores: necesitan volver a amarse, aunque no se atrevan a decirlo, y tal vez ni a pensarlo.
La diversión y las buenas situaciones emotivas se desarrollan a un ritmo que roza el frenesí, pero no lo alcanza. Todo tiene un tiempo medido —graciosamente medido—, y me quedo con la sensación de que texto, interpretación y dirección han logrado un trabajo en equipo formidable. Al menos eso es lo que intuyo porque los dos únicos actores respiran, se emocionan, se pelean, se buscan y rechazan con una fluidez y naturalidad que se “remata” de manera conmovedora en el saludo final cuando Toni abraza a Iñaki, ya como definitiva despedida.
Ambos interpretan arquetipos de parejas españolas: el hombre ultraocupado, que no está nunca en casa, sólo abocado a su trabajo, y la mujer que tiene que ocuparse de toda su vida y del hijo que tiene a cargo porque él continúa tomándose las mismas atribuciones masculinas de toda la vida: siempre fuera de casa, y ella dentro, apañándose con todo, también cuando el chaval —rabioso ante la separación de sus padres— grita puta a la profe, o al menor choque de ideas con un adulto, un más furibundo ¡putaputaputaputaputa!
Una pareja fantástica
La risa fluye espontánea. Sin embargo, sin dejar de reír y de sorprenderme, entre mis carcajadas encuentro perlas de gran ternura y del mejor melodrama contenido, nunca un desborde emocional, siempre una señal, una sugerencia, un guiño para que el espectador llegue con sus sentimientos y aprenda a reírse también de sí mismo.
Iñaki Miramón domina sin fisuras la ironía, el cinismo, y todos los matices de un hombre que también se siente adolescente con un nuevo amor (lo “comprendemos” viéndole hablar por teléfono) o pícaro ante la necesidad de huir de responsabilidades.
Toni Acosta asume todos los vaivenes de una mujer asustada ante la educación solitaria de su niño, la necesidad del apoyo de su ex, el devenir adolescente de su madurez necesitada de amor hasta el extremo de aparentar una relación que no tiene; encantadora jovencita, dolorosa mujer, batalladora siempre, irresistiblemente sexy cuando quiere: todos los rostros posibles de un personaje vitalista, una Sandra que incluso derrotada busca una salida al borde del ataque de nervios o con la mayor tranquilidad, cuando no hay otro remedio…
Detrás de tantas risas y no pocos sofocos, lo dicho al comienzo: una historia de amor de las de verdad, de esas que se están buscando a sí mismas todo el tiempo.
Una comedia sobresaliente para una pareja, y otros dos también importantes que no aparecen en escena: Sergio, el hijo, del que se habla todo el tiempo, y que va creciendo como personaje a lo largo de la pieza, y Alicia, la novia de papá, otro tipo de mujer de aquí y ahora, muy interesante.
La dirección de Quino Falero (Manual de la buena esposa, Cuando fuimos dos) avanza en un encadenado ascendente de situaciones; si bien tiene un aire de buena sitcom televisiva, supera ampliamente las limitaciones del género, ya que la televisión abusa del concepto de ritmo confundiéndolo con ir-a-toda-hostia en un histérico juego de pin-pong; aquí no, y es mucha la diferencia: la brevedad de los diálogos, su ingenio, con escenas especialmente difíciles y por tanto maravillosamente resueltas —como la de la pareja que intenta negociar en un restaurante—, siempre exhibe las emociones de los actores y la riqueza de sus textos en un juego rítmico que depende de una coreografía escénica. Nunca acelerada, su agilidad es, siempre, propia del espíritu de las mejores comedias.
Es esta una Compañía de la que es bueno esperar nuevos aportes sobre la realidad sentimental desde un entramado creativo, profundo y a la vez con ese buen humor que a todos nos permite seguir nadando a contracorriente.
De mutuo desacuerdo
Autor: Fernando J. López
Dirección: Quino Falero
Intérpretes: Toni Acosta, Iñaki Miramón
Iluminación: José Manuel Guerra
Escenografía y vestuario: Mónica Boromello
Música y espacio sonoro: Mariano Marín
Fotografías: Manolo Pavón
Productor: Jesús Cimarro
Coproducción Pentación Espectáculos y La Cabra Sra. Pendlenton, S.L.
Lugar: Teatro Bellas Artes, Madrid
Fechas: Hasta el 24 de mayo de 2015