«Calígula», un tirano existencialista, un personaje fascinante, un gran actor
Por Horacio Otheguy Riveira
Es el debut del teatro de Albert Camus, y sin duda su obra más ambiciosa. Un retrato filosófico y temperamental, con una pasión existencialista en tiempo de guerra: 1944, cuando aún estaban los alemanes ocupando Francia, y el autor desesperaba ante tanta violencia, incorporado en las filas de la Resistencia. El modelo del imperio romano le sirve: Calígula es un tipo delirante y cruel que tiene la vocación de enfrentarse a unos dioses inoperantes. Su grito desespera y el espectador vive con intensidad su barbarie y su lujuria, pero también comparte muchas de sus reflexiones que resultan atemporales: «Los hombres mueren. Y no son felices».
El emperador ha perdido a su hermana, su amante preferida, aunque siempre tiene a su lado a una ya madura Cesonia que le ama plenamente e intenta protegerle con artes maternales. Pero Calígula escapa de palacio y se pierde por Roma en busca de lo imposible, del amor incondicional de la luna. Tal el comienzo de un adulto que nunca deja de ser niño rebelde en una obra en la que se omiten los antecedentes históricos más importantes (gobernó con mano dura y mucha creatividad también durante 1400 días), y sólo importan elementos de juego sociales y políticos propios de la época atroz de Albert Camus, y significativamente muy cercanos a estos tiempos en los que el dinero rige por encima del interés humanitario, y la clase dirigente se mueve sumisamente ante los delirios del psicópata tirano, aunque ordene matar a sus padres, sus hijos… o viole a una de sus esposas, delante de todos (como sucede en escena…). Nadie osa rebelarse por miedo a perder sus intereses, sus beneficios; por terror a apartarse del poder.
Sin embargo, este Calígula del existencialista y rebelde Albert Camus, «Pied Noirs» francés, es decir, nacido en Argelia, colonia francesa, encuentra en el bárbaro motivos interesantes, aspectos humanos muy cercanos a la desesperación del hombre del siglo XX entre un dios indiferente a las barbaries de unos y otros y la sufriente humanidad buscando salidas mientras se pregunta por su destino, y el destino de la propia historia.
Es esta una versión muy rica en matices, que permite seguir el vendaval de emociones del protagonista a través del formidable trabajo de su protagonista Javier Collado Goyanes, quien logra hacernos sentir próximos a sus reflexiones, surgidas de un torbellino de pasiones desaforadas con momentos de poético enlace (magistral, por ejemplo, cuando relata la noche en que conquistó a la luna, que se metió entre sus sábanas para ofrecerle los mejores placeres, o cuando serenamente habla con un sabio senador sobre su inminente atentado, su necesaria muerte…). A su lado, un buen reparto con destacada participación de Alejandra Torray, bella, sensual y nutritiva amante-madre, un papel ciertamente complejo que la actriz resuelve con notable disciplina, enfocando para cada momento el gesto justo, la defensa de su amado, incluso cuando nada en él justifica la compasión.
Los monstruos del poder en una lucha denodada por ser ellos mismos y superar los límites de las terrenales debilidades, en un espectáculo atractivo en un ambiente de bien lograda teatralidad.
Calígula
Autor: Albert Camus
Versión, ambientación, dirección: Joaquín Vida
Intérpretes: Javier Collado Goyanes, Alejandra Torray, Antonio Gálvez, César Sánchez, Ángel García Suárez, Xabier Olza, Fernando Conde, José Hervás, Héctor Melgares, Virginia Pascual
Fotografías: Javi K
Diseño de iluminación: Daniel Navarro
Lugar: Teatro Fernán Gómez. Centro Cultural de la Villa
Fechas: Del 11 al 28 de septiembre de 2014
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