Boadella consagra a Arturo Fernández ‘Ensayando Don Juan’

Por Horacio Otheguy Riveira

Consagración “oficial” del ya consagrado en el teatro privado. Una función fallida que se tolera por el talento del actor, ovacionado por sus incondicionales, y numerosos descubridores.

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Un acontecimiento. Un fenómeno social y teatral. La hermosa sala Roja de los Teatros del Canal levanta su fantástico telón para recibir una sala llena en día martes. Insólito en estos tiempos de sequía. Un resultado en gran parte frustrante porque Albert Boadella se repite en lo peor de su inmenso talento (humor escatológico, zafio, presuntamente popular, repetición compulsiva de obsesiones), pero muy interesante por la mezcla de estilos en los actores, y la audacia de sacar a Arturo Fernández de sus habituales comedias de salón comedor (a menudo guiado por estupendos autores extranjeros como Neil Simon, Jean Poiret, Bernard Slade o Eric Assous) y encomendarle un texto clásico entre los clásicos, discutiendo con gente de “vanguardia” o jóvenes impetuosos.

 La disyuntiva, el debate, la revelación de lo peor y lo mejor de las vanguardias y lo tradicional mohoso… queda en un aburrido ejercicio teatral donde la repetición de una única situación se torna estridente cuando no soporífera, pero uno no llega a dormirse porque espera el retruécano, el chascarrillo… la intervención de Arturo Fernández (juveniles 83 años, con una agilidad y una voz cautivadoras) a quien al menos le han dejado un brillante final feliz que el público aplaude con entusiasmo y ovaciona sin paliativos, feliz de ver a su comediante preferido recitando como un grande del teatro, un actor completo que, sin embargo, se le conoce más por sus simpáticos recursos de toda la vida, después de muchos años de cine, televisión y teatro.

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Le acompaña un excelente reparto  que no puede lucirse como debiera con personajes y textos que dan vergüenza ajena. Ellos son, principalmente, Mona Martínez (formidable en la Yerma de Federico García Lorca-Miguel Narros; espléndida en el reciente Montenegro, las Comedias Bárbaras de Valle Inclán, según Ernesto Caballero del Centro Dramático Nacional) y David Boceta [también en Montenegro, pero especialmente brillante en varias funciones de la CNTC (Compañía Nacional de Teatro Clásico) como Las bizarrías de Belisa].

 Mas ellos, como sus compañeros, han de soportar con estoicismo inusitado el monocorde guión y la lamentable dirección de un Boadella alucinado, responsable de la autoría y puesta en escena de una función por demás plomiza que, menos mal, resucita en la última fase en la que se dejan de marear la perdiz en burlones debates sobre lo clásico y lo moderno, lo machista y la revelación de la mujer… y dejan deambular por el escenario la voz sensacional de Arturo Fernández, capaz de duplicarse en el monólogo final y de enamorar a la bella joven Sara Moraleda, encantada de encontrar el cielo del amor y el vértigo del placer en un hombre mayor, mil veces más encantador que el joven zafio que le había tocado en suerte.

 Una aventura interesante, dolorosa, vulgar… y notable —todo esto en casi dos horas—, en la primera vez que un teatro oficial invita a un primer actor del teatro privado, también productor y director, a continuar riéndose de sí mismo (lo hizo siempre con gran comicidad o puntual ironía), pero ahora sumido en los versos de Zorrilla con la envergadura de un hombre de teatro que —de haber nacido en Reino Unido o Francia, por ejemplo— hubiera logrado destacar con algunos de los más grandiosos textos del teatro universal.

 Al final queda lo de siempre y lo más valioso: Arturo Fernández bromeando como suele en sus últimas obras (elegante constatación de la vejez conviviendo con la energía de quien se sigue sintiendo joven, y los amores que ya no son posibles, aunque la noche acaba de empezar…) encarando esta vez la revelación de un potente Don Juan con su mezcla de romanticismo, desesperanza e ilusión; versos para los que Eduardo Galán compuso una excelente versión, aquí muy desaprovechada, despilfarrada más bien, de manera que es de esperar un espectáculo suyo enteramente dedicado a un Tenorio que permita entrar con fuerza contemporánea en un texto de gran riqueza por el que se vislumbra una España del XIX con sus miserias, su bravura y su fascinante lenguaje.

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Ensayando Don Juan

Autor: Albert Boadella, basado en la versión de Eduardo Galán del Don Juan Tenorio de Zorrilla.

Dirección: Albert Boadella.

Intérpretes: Arturo Fernández, Mona Martínez, Sara Moraleda, Janfri Topera, David Boceta, Jesús Teyssiere, Ricardo Moya.

Escenografía: Anna Alcubierre, Albert Boadella.

Iluminación: Bernart Jansá.

 Asesora artística: Dolors Caminal.

Asesora de verso: Chelo García.

Sastrería: Isabel López.

Lugar: Teatros del Canal. Sala Roja.

Fechas: Del 6 de febrero al 2 de marzo de 2014.

One thought on “Boadella consagra a Arturo Fernández ‘Ensayando Don Juan’

  • el 5 abril, 2014 a las 3:44 am
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    Totalmente de acuerdo:
    Largo, pesado, repetitivo, sin gracia.
    Albert Boadella, menudo guionista plomo
    Arturo bien al final. En Valencia, teatro Olympia. ¿Cómo nos traen esto?
    Un timo, pérdida de tiempo, dinero. No se pueden representar obras así. Se te quitan las ganas de ir al Teatro. Te aburres, te duermes. Se necesita alegría, chispa, gracia en el guión, que te haga pasar un rato agradable. Bastantes problemas tenemos en la vida real. Uno se gasta 20€ para disfrutar y meterse en otro mundo teatral por un rato. Esta obra no te da ganas de salir un rato siquiera de la realidad

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