Un día se gestó un precedente en la historia del Nobel de Literatura. Aquel 20 de octubre de 1964, será recordado por ser el día en que Jean Paul Sartre le dijo “no” al máximo galardón que se le puede otorgar a un escritor.
Estaba claro que iba a ganar. Es más, una semana antes de su designio, el mismo Sartre había escrito una carta dirigida al comité de la Academia sueca pidiendo que no se le otorgara el Nobel. Esto, debido a que consideraba que “el impacto de su obra no sería el mismo”. Acto seguido, acuñó una frase para la posteridad: “No es lo mismo firmar como Jean Paul Sartre, que como Jean Paul Sartre…el Nobel”.
El diario Abc de España publicó una nota al respecto. He aquí el texto:
Como el vivido hace ahora cuarenta años por el conocido filósofo y escritor francés,
Jean-Paul Sartre cuando rechazó el Premio concedido por la Academia sueca el 20 de octubre de 1964. En la bitácora “El reportero de la historia” podemos encontrar más detalles de este polémico caso, ya conocido como
“el escándalo Sartre”.
En esa época, la prosa del francés se encontraba en plena efervescencia y pocos eran los que no lo situaban entre los posibles candidatos para conseguir el prestigioso Nobel. Pero fiel a su estilo de declinar todo reconocimiento o distinción, alegando que los lazos entre el hombre y la cultura debían desarrollarse directamente, sin pasar por las instituciones, Sartre se anticipó a los hechos y escribió un carta el 14 de octubre del 64 al comité organizador, en la que rechazaba el galardón por anticipado “para no cometer la indelicadeza de rechazarlo en caso de que le fuera conferido»
Pese a ello, una semana después la academia sueca hacía público su veredicto, ”por la calidad de sus escritos, su anhelo de la verdad y la influencia fundamental que su pluma ha ejercido en estos tiempos”. Como era de esperar, Sartre volvió a rechazarlo y desató la polémica. La actitud del autor fue calificada de “Excrementalismo sartreano”, “hiena dactilográfica”, “delincuente del espíritu” y otras tantas lindezas que pondrían en pie de guerra a gran parte de la intelectualidad francesa, mientras que él respondía como mejor lo sabía hacer, con buena literatura y títulos tan portentosos como “Las palabras”. Las malas lenguas también infamaban la figura de Sartre, acusándolo de haber declinado el Premio por haber sido entregado antes a su contemporaneo Albert Camus, mientras que la prensa rosa de la época achacaba las causas a motivos sentimentales con su compañera Simone de Beauboir.
Aunque las razones oficiales argumentadas por Sartre, explicadas anteriormente, fueron expuestas en un aviso pagado por el propio escritor en el diario Le Figaro, una semana después del suceso, las verdaderas causas fueron reveladas en una entrevista que concedió a la revista francesa Le Nouvel Observateur el 19 de noviembre de 1964, en la que aseguró que se trataba de un galardón con tintes políticos: “En la actual situación, el Nobel es otorgado objetivamente a los escritores de Occidente o a los rebeldes del Este […] Encuentro esta insistencia en otorgármelo un poco ridícula”
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