Entrevista con Magüi Mira en una buhardilla parisina
Por Meritxell-Anfitrite Álvarez Mongay
Una periodista se ha citado con Magüi Mira en una buhardilla parisina. Al menos eso es lo que imagina mientras espera en el bar de las Naves del Español a la directora de Kathie y el hipopótamo. Cuando llegue, subirán a una azotea del modesto hotel Wetter. Hoy se llama Jardin de Cluny y pertenece a una cadena internacional. Si la nombrara, pareciera que me pagan; pero, como no es así, volvamos a la modesta mansarda donde la periodista espera que Magüi Mira le revele la exclusiva de su vida. Cualquier anécdota sobre Mario Vargas Llosa, el autor de la obra, valdría. Alguna curiosidad que no hayan publicada El País o El Mundo todavía.
El novelista llegó a ese hotelito del Quartier Latin –el mismo donde se alojó antes Gabriel García Márquez– con 23 años y con la tía Julia del brazo. “Y con una beca que nunca le reembolsaron.” Es Magüi Mira, que acaba de aparecer enfundada en un abrigo. “¡Pero qué frío!” Pide un té. ¿Rojo, verde? “Negro.” ¿La periodista? Nada, que es final de mes y está en blanca, como el joven Vargas cuando estaba en Francia, quien, para hacer frente a sus “grandes pellejerías económicas”, se entregó a cuál más singular oficio: desde profesor de español, locutor de radio y reportero –hasta aquí, bueno– a mozo de carga (malolientes filetes) y descarga (costales de patatas), revendedor de periódicos viejos… “Y escribidor de una señora burguesa que le contrató para poner palabras a sus ideas.”
Igualito que Santiago Zavala, que tiene que escribir una novela de viajes con las aventuras ¿imaginarias? de Kathie Kennety por la Negra África y la Amarilla Asia. “Pero esto sólo es el punto de partida; luego la obra teatral no tiene nada que ver, es sólo un pretexto para que los personajes fantaseen y vuelen.” Es así como Ana Belén –no lo había dicho, pero la cantante es quien encabeza el cartel– tan pronto encarna a una atrevida viajera por tierras egipcias – ¡se enfrenta a lujuriosos hipopótamos y perfumistas! – como a la esposa sumisa de un surfero suicida. En fin, una mujer que llena el aburrido vacío de su vida con inocuas mentirijillas. “Mario dice una cosa maravillosa: hay mentiras inocentes y hay mentiras malignas –de aquí la periodista no sacará ninguna exclusiva–. Las mentiras que tienen que ver con la fantasía son las que necesitamos creernos para vivir otra vida al margen de la a veces infeliz realidad, como el niño que se sube a los zapatos de mamá – ¡hay que ver qué complicado era, desde esos taconazos, caminar! –y le dice a su madre: «Mamá, soy mamá» –por ello no lo vamos a sentenciar…–. Es una mentira que le hace un momentito feliz… –Otra cosa es si también se pinta los labios con la barra de Chanel … –. A Kathie le sucede lo mismo –… o le da por hacer con el esmalte de uñas gotelé… –. En el fondo, es un texto que habla de una gran soledad – ¡pon al niño de cara a la pared y céntrate!–; los personajes han perdido el pulso de sus vidas y no son lo que quisieran ser.”
Sobrellevan su mediocre día a día gracias a las dos horas que pasan soñando en aquella buhardilla ficticia, que lo único que tiene de parisina es la música con la que Ana Belén y el piano de David San José te encandilan. “Mario pedía en su texto canción francesa…” Quand il me prend dans ses bras… “… y pensé: ¿por qué no esa música francesa iba a estar dentro de la cabeza de Kathie…?”…il me parle tout bas… “¿…y por qué no Ana Belén iba a cantar la música francesa que tenía dentro de su cabeza?”
Todo un acierto en rose del que Mario Vargas Llosa parece estar orgulloso. “Hay autores vivos que están vivos; hay autores vivos que están muertos, que les da igual lo que hagas o que, simplemente, no opinan; y hay autores muertos.” El que nos ocupa es de los primeros. “Aunque me pidió que trabajara con toda libertad, entiendo que tengo el compromiso moral de contar la misma historia que él ha escrito, y el resultado creo que le hace muy feliz y le tiene muy satisfecho.”
¿Y cómo comulga una lectora natal de El capital con sus ideas de derechas? “Es que a mí no me parece que Mario tenga ideas de derechas” Pero vaya cosas de preguntar… “Me parece una persona progresista, un ser que lucha contra cualquier abuso de poder, y eso no es lo que distingue a la derecha precisamente…”… Se ve que ahora está escribiendo teatro otra vez… “Es que no entiendo por qué dicen que es de derechas…”…algo basado en el Decameron de Boccaccio… “Es verdad que fue más comunista que nadie y que luego abandonó ese radicalismo…”…A ver si cuando se estrene en España… “…pero eso no significa convertirse en un señor de derechas.”…queda alguna sala que no se haya privatizado… “Una persona cuya vida y obra tiene como constante la lucha contra cualquier abuso de poder…” Parece que se acaba el té… “…no es identificable con la derecha y la pérdida de libertades”…Hace frío en la buhardilla… “¿No crees?”…La directora no se ha quitado el abrigo durante toda la entrevista… “¿Cuánto es?”…Apenas se desabrocha un botón… “¿Un euro veinte?”… para descubrirle a la periodista algo que no se haya publicado todavía: Posiblemente, volvamos a ver sobre las tablas al Mario Vargas Llosa actor, el mismo que hace unos años compartió el escenario de Las mil y una noches con Aitana Sánchez Gijón. “Sé que lo tiene en mente, y me gustaría mucho dirigirlo, pero no voy a tener esa suerte…”
Kathie y el hipopótamo
Autor: Mario Vargas Llosa.
Dirección y espacio escénico: Magüi Mira.
Intérpretes: Ana Belén, Ginés García Millán, Jorge Basanta, Eva Rufo y David San José.
Vestuario: Ana López.
Arreglos y composición musical: David San José.
Lugar: Matadero-Naves del Español.
Fechas: Del 19 de noviembre al 2 de febrero de 2014.