Miguel Torres López de Uralde: «'No sé quién eres' la concebí como un medio de escape».
Por Sara Roma
Un ingeniero es destinado a Málaga para dirigir el montaje y la puesta en funcionamiento de una planta de producción industrial. Como el destino es para cuatro años decide comprar una vivienda que encuentra en una zona tranquila y con unas curiosas vistas: la casa da al cementerio de San Miguel. Su propietario es un viejo antropólogo y explorador que le cuenta una delirante aventura amazónica que sin duda acabará influyendo en la trayectoria de su vida de manera concluyente. Esta es la historia que cuenta No sé quién eres, de Miguel Torres López de Uralde, premiada con el Tristana de Novela Fantástica, con quien conversamos en esta entrevista sobre su obra y la difícil tarea de publicar en los tiempos que corren.
-¿Cómo surgió la historia de No sé quién eres?
Si quieres que te sea sincero no lo sé ni yo. Lo que sí es cierto es que la casa frente al cementerio existe. Una amiga me contó que cuando estaba buscando piso le ofrecieron una vivienda con vistas al cementerio y no la compró porque su hermana se negaba a visitarla. La anécdota se me quedó grabada y la usé para la novela pero no creo que fuera el germen.
-Lo que me ha llamado la atención de la novela son los dos tiempos perfectamente medidos: la historia del extravagante Eugenio Somoza sobre su aventura amazónica y la historia del narrador protagonista desde que llega a la ciudad y adquiere la vivienda de Somoza. ¿Eras consciente desde el primer momento de lo importante de medir los dos tiempos?
Sí, tenía el propósito de hacer una novela cambiante que despistara al lector, que al volver la página se encontrara leyendo una novela que no esperaba leer. La novela empieza en Málaga pero de pronto da un giro brusco y nos encontramos en el Amazonas; cuando salimos de la selva nos encontramos en una especie de novela gótica y luego pasamos a una novela casi erótica. La idea era llevar al lector a sitios muy distintos y, claro, la historia debía estar bien medida y pensada para que al final todo resulte coherente y compacta.
-En la novela también se presentan personajes reales como el coronel Percy Harrison Fawcet. ¿Cómo fue el proceso de documentación?
No suelo documentarme o lo hago muy poco porque para mí lo importante en una novela es la ficción, no la historia. En esta ocasión sí me documenté más pero no fue por necesidad, sino por gusto. Cuando empiezas a conocer la historia de Fawcet resulta tan atrayente que al final me empapé más de lo que normalmente suelo. Fue simplemente por pura fascinación. Me parecía interesante también porque Fawcet fue un aventurero que se perdió en el Amazonas como mi personaje que anda perdido en la ciudad.
-Cambiando un poco de tercio, tu caso es un poco paradigmático de lo reacias que son las editoriales a dar una oportunidad a los escritores noveles. Así que ganar premios le ha permitido darse a conocer. ¿Después de seis galardones piensa que ya tiene ese camino recorrido y que será más fácil publicar?
No lo sé. Yo siempre he pensado después de cada premio que la siguiente novela iba a salir sin premio, pero el camino es más duro de lo que pensaba. Entonces, siempre he vuelto a recurrir a los premios. De hecho, a finales de 2012 se juntaron tres porque la anterior obra a estos reconocimientos (Los que esperan) se publicó en 2008 y desde entonces he intentado publicar en medios más tradicionales, es decir, por editoriales o por agencias. Pero como no fue posible, en la primavera de 2012 cogí toda la obra que había escrito a lo largo de estos años y decidí volver a presentarme a premios, con lo que me juntaron los tres en dos meses.
-Además está pendiente la publicación de otra novela galardonada a finales del año pasado con el Premio Vargas Llosa. Se llama Sintecho y aunque es una novela urbana, sus protagonistas son totalmente diferentes a los de No sé quién eres.
Sí, saldrá para finales de año en la editorial Rey Lear. Y sí, lo cierto es que No sé quién eres es una novela totalmente distinta a lo que suelo escribir. Me considero un escritor realista, muy apegado a la vida cotidiana, pero No sé quién eres fue una huida porque Los que esperan fue un proceso creativo muy difícil porque trataba temas muy íntimos que tenían que ver con mi vida personal. Así que No sé quién eres la concebí como un medio de escape, por eso está dotada de fantasía y muchos de sus pasajes transcurren en el Amazonas, cuya realidad me es completamente ajena. Sin embargo, en Sintecho (Reino de Cordelia, 2013) regreso a mi habitual mundo literario: lo urbano y lo presente.
-¿En estos momentos estás trabajando en la próxima obra?
Ahora mismo estoy con historias cortas. Quiero publicar, si es posible, un volumen con varias novelas cortas con un sustrato común: todas ocurren en una noche y son producto de un encuentro entre personajes.