“Estoy gritando”, el idioma de María Sotomayor.
Poco después de la salida de su segundo poemario, “La paciencia de los árboles”, editorial Le Tour 1987, nos sorprende la brutalmente hermosa segunda edición de su primer poemario, “Estoy gritando (me conocí de esa manera).
Para entrar en el grito de María, es necesario hacerlo silenciosos y permeables. Dispuestos a ponernos a sentir en cada verso como si de abismos en la carne se tratara. Dispuestos a sentir la avalancha de blancos, peonias y heridas, senderos todos ellos en los que perderse de su voz, de su mano.
Los poemas de María dejan poso, nos rompen a llorar en sus orillas. Matrioskas líricas que se van abriendo lectura a lectura, como si atravesáramos capas o tal vez nos las vamos quitando, hasta llegar al núcleo. Al hueso del fruto más hermoso, ahí donde las semillas nos muestran su indómito y emocionante idioma.
Saben a sal, a eternos soles redondos y flores de hielo que sudan cada hoja con violenta sensualidad. Todo ello con enormes ojos cálidos que te calman y hieren a la vez.
Leer a María es un viaje necesario a tierra de géiseres y corazones del que ni sabremos ni querremos regresar.
De pulso hipnótico, esta mujer renacentista, escribe, pinta, edita en Harpo Libros y también podemos leerla en su blog: Cartas desde Reikjavik http://mariasotomayor.blogspot.com.es/
mándame dormir
Estoy huyendo sobre la grieta
y escribo rápido mi adiós
no sé de mi rostro
sí de la lágrima que se resiste a tu vuelo
quizás fue delirio masturbar al hombre sin control
y ver en los niños bestias horrorosas abriendo sus alas
apenas me miento si escribo mi nombre con la boca llena de
espuma
no sé bien separar el vello del pelo
y ahorcarme con él debajo de las flores
que tengo frío para poder protegerme de la lluvia
desnuda y buscar excitada
el manicomio en medio del pecho.