Triunfal regreso de La Cubana con ‘Campanadas de boda’
Por Horacio Otheguy Riveira
Acertada combinación de sainete con vodevil y revista musical en una juerga en la que el público es agasajado de principio a fin.
Una Compañía con 32 años de producciones originales aterriza en Madrid con una función aplaudida por 350 mil espectadores desde su estreno en Barcelona. Es el retorno de la gran revista, aunque no es una revista, bueno, de alguna manera se trata del regreso victorioso del sainete, la comedia popular, el vodevil español, aunque no exactamente, y antes de terminar de definirlo ya te estás riendo, y tirando la toalla.
— ¿Cómo definir esta comedia de La Cubana?
— No la definas. Relájate y disfruta.
Mejor que reírse de todo: reír con todos
Todo empezó una noche de borrachera en Sitges. Larga lista de nombres posibles para el flamante grupo teatral hasta quedarse con este de La Cubana, eco de sitgeanos que fueron pobres a la América hispana y volvieron ricos. En lugar de llamarles “americanos” o “indianos”, como en otras partes de España, se popularizó el “cubanos”, concentrando en ese país todos los demás por donde los españoles se expandieron. Desde entonces La Cubana se alimentó de la energía de aquellos antiguos triunfos porque en todos estos años no ha parado de recibir el apoyo del público: un apoyo coherente con el palpable esfuerzo de unos cómicos que aúnan capacidad de trabajo con talento e imaginación y aún hoy se asombran de poder vivir del teatro.
Lo último que se aplaudió en Madrid fue Cómeme el Coco, Negro, una humorada revisteril que empezaba cuando terminaba una función mientras el público buscaba su butaca en la oscuridad de la sala, protestando porque habían empezado la representación antes de lo previsto, pero pronto se daba cuenta de que al terminar un espectáculo de variedades se desmontaba el escenario, y entonces se daba vida a la verdadera comedia con el teatro dentro del teatro, y mucho correveidile de chistes verdes, canciones abundantes, coreografías divertidas y un carcajeo general que la gente terminaba aplaudiendo de pie.
Esta vez el espectáculo está destinado a todos los públicos, nada de procacidades, y muchas peripecias en las que, tras dos protagonistas ejemplares, 10 intérpretes se reparten numerosos personajes a sorprendente velocidad con importantes cambios de pelucas, vestuario y caracterizaciones. Un trabajo en equipo impecable con un ritmo que va haciéndose frenético marcado con extraordinaria precisión por una coreografía omnipresente, junto a valores técnicos admirables para que todo fluya como si fuera natural… Como si todo correspondiera naturalmente con el espíritu de juego teatral que enlaza una parodia con otra a partir de un argumento aparentemente sencillo que acaba rompiendo todos los convencionalismos.
Las Catalanas casan a la única niña de la familia
Las hermanas Margarita y Hortensia (magníficas Alexandra Gonzàlez y Annabel Totusaus) empezaron de la nada con una floristería en Madrid: Las Catalanas. Hoy son ricas, tienen 150 empleados y quieren casar por todo lo alto a Violeta, la hija de una de ellas, novia de un indio de la India, estrella de Bollywood.
Primer acto: los preparativos del bodorrio para 1100 invitados, con una galería de personajes muy marcados en su toque sainetero: el padre policía tirando a bruto en concubinato con una francesa estrafalaria y borracha; el hijo homosexual emparejado desde hace 7 años y que la familia no quiere que se case —aunque es la pareja más seria y estable—; el otro hijo fascinado con su esposa marimandona brasilera que le tiene loco con sus escotazos; la tía Consuelo, beata hasta el grotesco desopilante; la criada “que es como de la familia”; la novia víctima del dominio materno… Y en el segundo acto (que llega sin interrupción) la boda espectacular en la propia sala del teatro y por video-conferencia con India.
La estructura y las anécdotas parecen muy vistas y sin embargo está montado de tal modo que todo resulta novedoso en un ensamblaje insólito del que no voy a contar más nada porque los efectos y las sorpresas van in crescendo hasta integrar en las Campanadas de boda al público de un modo sumamente eficaz. Cuando llega el final lo impone la novia: “Y esto se acabó porque el argumento no da para más”, y estalla un último número musical de Bollywood desde la India legendaria, y luegom en escena, una pasarela de los 12 actores con una canción del maestro Joan Vives, brillante y pegadiza, Cómo nos gusta hacer teatro: “Hacer teatro en la vida es esencial, y no son sólo tres o cuatro, todo el mundo hace teatro… Siempre suena la campana propensa a la jarana, porque en tu interior vive un gran actor…”.
Recuperación del género más popular
Gracias a un mecanismo escénico impactante se sale del teatro con una sonrisa y muchas alegrías diseminadas, además de la sensación de haber disfrutado de un teatro muy elaborado en el que siempre se respeta la inteligencia del espectador, invitándole a jugar con su abandonada ingenuidad.
Lo que parece tan fácil es el resultado de un largo proceso de aportes y descartes que aquí y ahora, desde su estreno en marzo de 2012, no ha parado de ajustarse, hasta permitirse incluir toques de actualidad divertidos, como, por ejemplo, una chispeante sátira de una escuela de teatro prestigiosa de Madrid. De todo cabe dentro del mecanismo de relojería de un reparto que parece estar bailando todo el tiempo, con una flexibilidad asombrosa.
Con la despedida de Lina Morgan de la revista cómico-musical en 1993, el fallecimiento de cómicos de amplia trayectoria como Antonio Ozores, Quique Camoiras, Maricarmen Prendes, o el retiro de Raúl Sender y Andrés Pajares, por nombrar sólo a los más conocidos, el género ha desaparecido. La Cubana logra aunar a miles de espectadores dispuestos a reír de sus propias pequeñas miserias. Esta Compañía empieza riéndose de sí misma, con eficaces bromas “catalanas” y hereda la plasticidad física y moral de sus maestros, y se detiene donde debe, al respetar con gentileza las diferencias culturales. En este caso resulta espléndida la forma en que presentan el mundo de la India, sus costumbres y rituales y los números musicales de Bollywood: mientras en escena todo es parodia pasada de rosca, a golpe de esperpento español, la resolución de la boda de la India en pantalla está tratada con un estilo humorístico muy distinto, jugando barajas de gracia encantadora, entre múltiples sonrisas, descollante producción en trajes y abundantes sorpresas.
Por último, mención especial por la calidad de la película que se proyecta, muy bien realizada e interpretada con gran cantidad de figurantes y alto nivel de producción. Y un consejo: retrasen la salida de la sala o quédense de pie cerca de la salida… para no perderse la proyección de un inesperado epílogo muy divertido: “¡Help me, help me! ¡No sé cómo se dice en indio!”.
Campanadas de boda
Idea, guión y dirección: Jordi Milán.
Realizador vídeo: Josep Recasens.
Intérpretes: Xavi Tena, Toni Torres, María Garrido, Meritxell Duró, Annabel Totusaus, Alexandra Gonzàlez, Babeth Ripoll, Bernat Cot, Montse Amat, Oriol Burés, Àlex Esteve.
Música y dirección musical: Joan Vives.
Escenografía y decorados: La Cubana/Castells Planas.
Coreografía: Leo Quintana.
Vestuario: Cristina López.
Lugar: Nuevo Teatro Alcalá.
Fechas: Desde el 24 de septiembre de 2013.