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Isaac Rosa sumerge al lector en "La habitación oscura"

 

Aquella primera vez: fue posible porque éramos otros, no estos que ahora aguardamos nerviosos, casi podemos oír los latidos de quienes nos rodean. Éramos otros, por eso ocurrió: si nos hubiese pasado diez años después, nuestra reacción habría sido distinta, al irse la luz habríamos bromeado y reído a oscuras pero sin acercarnos, respetando esas distancias corporales que el tiempo va ensanchando.

 

La habitación oscura, de Isaac Rosa.
La habitación oscura, de Isaac Rosa.

Actualidad editorial:

A oscuras, en un ciego debate con el autor, se inició la presentación del nuevo libro del escritor Isaac Rosa (Sevilla, 1974), ganador de premios tan prestigiosos como el Rómulo Gallegos o el Andalucía de la Crítica. La habitación oscura (Editorial Seix-Barral, 2013) es una novela que se descubre, en palabras del autor, como “una metáfora con muchas lecturas, unas más claras en la historia, y otras que aportarán los lectores, pero lo que busca este libro es una mirada a esa generación, la mía, que está situada en el centro de la crisis. Pero una mirada con cierta complejidad, alejada de relatos sencillos y simplificadores como los que se están dando últimamente para justificar dicha crisis”.

 Un grupo de jóvenes decide construir una «habitación oscura»: un lugar cerrado donde nunca entra la luz. Al principio la utilizan para experimentar nuevas formas de relacionarse, para practicar sexo anónimo sin consecuencias, por una mezcla de juego y transgresión. A medida que van enfrentándose a la madurez con sus decisiones, desengaños y reveses, la oscuridad se convierte para ellos en una forma de alivio. Con el paso del tiempo, la incertidumbre social y la vulnerabilidad personal se instalan en sus vidas y la habitación oscura aparece entonces como un refugio. La realidad se va filtrando cada vez más al interior, mientras algunos piensan que no son tiempos de esconderse sino de contraatacar, aunque con sus decisiones pongan en riesgo al resto del grupo.

“Si antes, a la hora de escribir partía de una idea que a nivel conceptual estaba clara, en esta novela no arranqué de una idea, sino de una imagen, la de esa habitación a oscuras en la que las personas entran, salen y se relacionan entre ellas. Podría haber escrito una comedia o una novela negra, pero me salió una novela metafórica que mira el tiempo que vivimos, y en concreto a mi generación”, comenta Rosa en relación al germen que le llevó a escribir este libro. “Cuando vi las posibilidades de la oscuridad, ese juego de no ver y no ser visto, sobre todo en un tiempo de hipervisibilidad como el que vivimos; el juego de dentro y fuera, de entrar y salir, de escapar del mundo exterior para desaparecer y hacer un paréntesis para evitar esos momentos de grandes decisiones”.

La habitación oscura comienza siendo un sitio divertido y se acaba convirtiendo en un refugio, que además también se va descomponiendo. El exterior termina filtrándose en ese cuarto, y cada vez más van surgiendo agujeros por los que se cuela la realidad de la que esas personas huyen. “Vivimos un tiempo que requiere de autocrítica, no toda la culpa es de políticos o banqueros. Debemos abandonar el victimismo y actuar, analizar la situación, ser conscientes de la misma y evitar esos discursos culpabilizadores como que vivimos por encima de nuestras posibilidades, en una fiesta permanente, que la culpa es nuestra como compradores de viviendas… No, nos han metido en esto, pero también nosotros nos hemos dejado meter, y ahora el planteamiento es ver como salimos de aquí sin esperar a que nadie lo hago, tomar las riendas y reapropiarnos de nuestra propia vida, de nuestro futuro”.

Rosa pretende que el lector se meta en el libro, en esa habitación oscura y haga esta reflexión de conjunto: “que se vea a sí mismo como se ven los personajes, que se pregunte qué hizo antes de la crisis, y que independientemente de los culpables que se puedan señalar (banqueros, clase política, la burbuja inmobiliaria…), o de aducir que nos educaron en un futuro que ahora no pueden darnos, hemos de reconocer lo que hemos hecho mal e intentar cambiarlo”. La habitación oscura se convierte en una especie de comunidad que los ocupantes no encuentran fuera, pero en el fondo, es una ilusión de comunidad pues no saben con quien están. Y ese precisamente no es el tipo de comunidad que hoy necesitamos; para tomar las riendas necesitamos lo opuesto: vernos, hablarnos, identificarnos y actuar.

Que nos han engañado está claro, que ya no solo tenemos que hablar de crisis sino de estafa, pero también nos hemos engañado nosotros mismos durante mucho tiempo. Nos hicieron creer en un futuro que siempre iba a ir a mejor, y nosotros nos lo quisimos creer y hacernos partícipes de ese espejismo”. Rosa piensa que el balance de los últimos años es desolador, y aunque no es optimista en el corto plazo, sí cree que a largo plazo algo cambiará: “ya están pasando cosas interesantes por debajo, en ámbitos más pequeños, más de barrio, locales, de comunidad; gente que se organiza y promueve acciones que hace poco tiempo eran impensables, para hacerse dueños de su propia vida; de la crisis no saldremos solos, sino en colectividad”. La alternativa es construir comunidad, dejar el individualismo, dejar de pensar en una salvación individual, aunque este sea un camino lento.

Isaac Rosa.
Isaac Rosa.

El autor se muestra muy satisfecho con el que considera su libro más literario. “Entiendo la literatura en unos términos que suelen etiquetar como literatura política o social. Eso es algo que a mí no me asusta, lo asumo. Sí que es verdad que con mis novelas, busco algo más que es esa forma de intervención social, explorar y aprovechar el potencial que tiene la ficción para intervenir en la sociedad, para abrir debate, para ofrecer una interpretación del tiempo en el que vives. La literatura, por sí misma, no tiene fuerza para mejorarnos o empeorarnos, pero sí que nos empuja hacia una transformación. Frente a relatos simplificadores que nos cuentan cómo está la situación, la literatura te ofrece otra mirada, otra interpretación más rica y compleja”.

 

Isaac Rosa ha publicado las novelas: ¡Otra maldita novela sobre la guerra civil! (2007); El vano ayer (2004), que fue galardonada con el Premio Rómulo Gallegos, el Premio Ojo Crítico y el Premio Andalucía de la Crítica; El país del miedo (2008), reconocida por los editores con el Premio Fundación José Manuel Lara como mejor novela del año, y La mano invisible (2011). Su obra ha sido traducida a varios idiomas. Es colaborador habitual en revistas, medios digitales y radio, y miembro del colectivo de reflexión Qué hacemos.

 

Por Benito Garrido.

 

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