EN EL NOMBRE DE GREY… PUM, PUM, PUM, ¡PUM!
Por JUAN LUIS MARÍN. Murió a golpes. Bajo su consentimiento. También asfixiada. Buscando placer sexual. Drogada. Y con su novio como verdugo. Ella, Britta Newiger, tenía 28 años. Él, Frederik F., tiene 32. Suecos. De vacaciones. Y con un libro en la mochila como fuente de inspiración: 50 sombras de Grey, de E.L. James, que ha vendido más de 40 millones de ejemplares en todo el mundo y al que se puede añadir un nuevo epílogo…
En un depósito de cadáveres.
Mientras unos lloran a la víctima y otros esperan el juicio por el “crimen”, algunos ven en la popular trilogía erótico festiva al verdadero culpable de lo que es un nuevo efecto, que no consecuencia, de la ficción sobre la realidad.
Un niño ve Superman en el cine. Y un posible efecto es que también quiera volar.
Consecuencia 1: el niño se ata una capa al cuello y da saltos por la calle esperando que se produzca el milagro.
Consecuencia 2: tras el primer impacto, el niño pasa tres pueblos porque le molan más los Power Rangers.
Consecuencia 3: decide que quiere ser director de cine para hacer su propia versión del hombre de acero.
Consecuencia 4: descubre que el personaje nació en las páginas de un cómic y deja volar su imaginación para crear su propio superhéroe.
… Consecuencia 318: el niño se ata una capa al cuello, salta por la ventana… y se mata.
¿Quién es el culpable? Pues no sé. Ni siquiera creo que haya uno. Para empezar, se trata de un niño. Y sería injusto señalarle como único sospechoso. Pero si se tratase de un adulto… Como dice mi padre, alguien que “tiene los huevos negros”. Y eso supone, como mínimo, responsabilidad por cada uno de sus actos. Aunque, como en el caso de Britta, haya consumido Ethylphenidat, un tipo de anfetamina que se usa como sustitutivo de la cocaína. Así que, inspirados por una ficción y alentados por una fantasía sexual tan extendida como, a priori, inofensiva, ella y su novio decidieron ir más allá. Cruzaron los límites. Y la jodieron. Porque no conocían las reglas del juego. O no las aplicaron. O no supieron utilizar las “herramientas”. Como Michael Hutchence, líder de la banda INXS, quien supuestamente falleció estrangulándose a sí mismo mientras practicaba sexo por teléfono con sus entonces pareja, Paula Yates.
Britta también presentaba síntomas de asfixia. Además de 123 garrotazos en todo el cuerpo. Que la dejaron inconsciente. Razón por la cual Frederik F. llamó a emergencias. Demasiado tarde. Demasiados golpes. Y demasiada inconsciencia. Como comerse un ratón porque a Diana, la mala de V, le encantaban; liarse a tiros con una gabardina a los Matrix; o asesinar en nombre de Dios… que también tiene su propia literatura.
Hace unos meses, en pleno terremoto político patrio, la televisión pública emitió V de Vendetta en prime time. Y pensé: “o quien la ha programado es tonto, porque no sabe de qué va realmente esta peli… o es más listo que el hambre y los tontos son quienes le rodean”. Es en ocasiones como ésta cuando desearía que efecto y consecuencia fuesen la misma cosa. Y nosotros, TODOS, sus víctimas.
A ver qué cara de gilipollas se le quedaba al verdugo….