«Puertas abiertas» con Cayetana Guillén Cuervo y Ayoub El Hilali

Por Horacio Otheguy Riveira

En la primavera de 2007 Fernando Guillén interpretó en esta misma sala, Margarita Xirgu, El vals del adiós, sobre textos del escritor Louis Aragon, en el final de su vida en crisis con el Partido Comunista Francés, obra con la que Guillén decidió retirarse del teatro: Precisamente porque yo soy rojo, este texto me ha tocado mucho, ha sido un revulsivo para mí y me ha hecho plantearme muchas cuestiones. Por eso, después de 55 años en que salí a este mismo escenario del Teatro Español por primera vez, he pensado que nada mejor que aquí para despedirme (aunque no del cine ni de la televisión) con un autor tan afín a mí. Guillén falleció seis años después. El acontecimiento tiñó de tristeza a la profesión y a los espectadores que le siguieron en su larga carrera, y hoy, al asistir a esta función mi propia memoria se hace presente en el silencio de la sala, y se une, anónimamente, a los conmovidos aplausos de noche de estreno.

En esta representación de Puertas Abiertas, escrita por la periodista Emma Riverola, se unen compromisos ideológicos y sentimentales en tiempos convulsos, con un auge de la violencia muy notable. Pero el drama escénico parte de un atentado en París muy concreto, y de allí el desarrollo de un texto a través del cual se intentan apresar muchas ramificaciones.

La acción se plantea en un triple juego de lo que se dice, lo que se oculta, y lo que se siente, y es tan intenso el mar de fondo que se empatiza con los dos únicos personajes de manera contradictoria: se está con ellos, se les comprende, al tiempo que se toma distancia para apresar un fenómeno de actualidad que en 2014 —un año antes— también sucedió en Madrid, aquí, en casa, donde la convivencia intercultural y religiosa es de las más pacíficas del mundo…

El trabajo de los intérpretes carga con la dificultad de una puesta en escena para la que no tienen antecedentes, ya que tanto el marco escénico de Paco Azorín como la dirección de Abel Folk les introduce en un espacio de oscuridad metafísica mientras se proyectan con gran calidad audiovisual imágenes abstractas combinadas con las de telediarios o de ficción: en medio, dos temerosos y valientes, una mujer francesa que abre las puertas a un desconocido de procedencia musulmana: ambos mienten, ambos protegen el horizonte oscuro de su existencia mientras afuera la mítica Ciudad de la Luz tiembla; ambos se dejan ir hacia verdades dolorosas…

Tras las paredes, las angustias personales sobreviven como pueden en busca de una compañía que les reconforte. Los personajes se hablan sin tocarse. Temen romperse al hacerlo.

La historia familiar de los Guillén palpita en el conmovedor trabajo de la madrileña Cayetana Guillén Cuervo, quien seguramente ocupa el camerino que ocupara su padre, y en escena se encuentra con Ayoub El Hilali, español de madre libia huida con su bebé de la dictadura de Gaddafi. Así que, de un modo u otro, los actores ocultan sus emociones verdaderas para representar las de sus personajes, pero cuando llega el final y agradecen los aplausos, entonces sí, la emoción les atrapa con fuerza. La noche del estreno se abrazaron varias veces y contuvieron lágrimas con dificultad. Vivieron duros ensayos con marcados movimientos corporales y palabras que atañen a sus peculiares compromisos, pero sobre todo, si a lo largo de la función dicen una cosa y expresan físicamente otra, ante la aceptación final de los espectadores se produce una feliz renovación de Puertas Abiertas, no ya como sucede en la obra las de la mujer sola que recibe a un extraño perdido tras el atentado de la discoteca Bataclán de París, sino la de la solidaria comunión con el miedo al fanatismo y la necesidad de ser todos una piña. Amigos y desconocidos en un frente común contra todas las barbaries que nos acosan.

Ayoub El Hilali, Emma Riverola, Abel Folk, Cayetana Guillén Cuervo: el cuarteto que hace posible esta gran aventura escénica muy ligada a la actualidad, pero no únicamente, pues facilita reflexiones humanistas de toda índole.

 

“Mientras las calles respiraban pánico, impotencia y perplejidad, en Twitter empezó a
circular un hashtag: #portesouvertes. Muchos parisinos ofrecían su casa a los que habían
quedado atrapados en alguna parte de la ciudad y no podrían regresar a la suya. Puertas
abiertas. Tan simple. Tan inmenso. Hay que tener mucho valor para abrir esa noche las
puertas de tu casa. Para conjurar el dolor y el miedo y no parapetarte en la barricada del
egoísmo. Hay que estar empecinadamente resuelto a seguir tendiendo la mano a la
solidaridad, a la fraternidad.” EL PERIÓDICO, 17 de noviembre de 2015.
Este es un fragmento del artículo que escribí horas después de los atentados de París. No
podía dejar de pensar en esos encuentros entre desconocidos. ¿Qué ocurriría si al abrir la puerta apareciera el rostro de la amenaza? Así nació esta obra, fruto de innumerables interrogantes. Como si la actualidad se empeñara en modelar #PuertasAbiertas, el quebranto de la pandemia se manifestó cuando faltaban pocas semanas para su estreno, en plenos ensayos. El texto volvió al cajón de los sueños pendientes, mientras nuevas capas de inquietud se posaban sobre él. No han cambiado sus palabras, pero sí han sumado nuevos significados. Ahora sabemos lo que es cerrar la puerta para protegernos, pero también que el hogar no siempre es un lugar de amparo. Y aquí estamos, en el teatro, en las butacas o sobre el escenario, también empeñados en conjurar el miedo y convocar la esperanza. Porque frente a la incertidumbre, hay algunas certezas: la cultura es un refugio seguro. Emma Riverola

 

(…) JULIE
Me he vuelto loca.
FARUQ
¿Por ayudarme?
JULIE
No te conozco de nada. Absolutamente de nada. La policía cree que uno de los terroristas está por el barrio. ¿Cómo he podido ser tan inconsciente, tan gilipollas para encubrirte? ¿Qué coño me está pasando?
FARUQ
Te pasa que eres valiente. Y sabes, en el fondo sabes, que yo no puedo haber hecho esto.
JULIE
Yo no sé nada, Faruq. ¿Te sigues llamando Faruq?
FARUQ
Me llamo Faruq. Tengo 25 años. Nací en Homs. La tercera ciudad de Siria después de Damasco y Aleppo.
¿Has oído hablar del sitio de Homs?

Julie calla, niega y suspira, como vencida.

JULIE
Explícamelo tú…
FARUQ
Antes del sitio hubo la revolución… Y yo estaba allí. ¿Te imaginas lo que es tomar las calles en una dictadura? Me sentía el hombre más poderoso del mundo. ¡Siria me pertenecía! A mí y a las miles de personas que caminaban junto a mí. Íbamos a ganar. Estaba convencido. Era algo físico, ¿sabes? Al fin podía respirar. Hondo, muy hondo. Como nunca antes había podido respirar en Siria. Y yo gritaba y reía… No podía parar de reír. Hasta que nos quitaron el aire. Empezaron a dispararnos. Cada día había más muertos. Más detenidos. Más torturados. Más desaparecidos. Y llegaron los bombardeos.

Leve pausa. Julie le mira sin interrumpirle. Sin saber muy bien qué decir.
FARUQ
¿Has vivido siempre en París?
JULIE
Siempre.
FARUQ
¿Recuerdas el camino de tu casa a la escuela, cogida de la mano de tu madre? ¿La pastelería donde tenían tus pastelitos preferidos o la panadería donde comprabas pan y chocolate o el quiosco de los tebeos o algún parque que visitabas con tus padres los fines de semana? Sabes de qué estoy hablando, ¿verdad?
JULIE
Perfectamente.
FARUQ
Pues ahora, imagínate cada tienda, cada esquina
convertida en un montón de escombros. Tu pasado perdido para siempre. Y un futuro imposible entre las ruinas.
JULIE
Europa también sufrió grandes guerras y fue devastada. Pero volvió a levantarse.
FARUQ
Pero ganaron los buenos.
JULIE
Aún no se sabe quién ganará en Siria…
FARUQ
Mataron la revolución. La única oportunidad que teníamos de conquistar la democracia y la libertad.
JULIE
En cualquier caso, la mataron los propios sirios.
FARUQ
Tan pronto como empezaron a peligrar los intereses occidentales, el monstruo se desató. ¿Casualidad?
JULIE
¿No crees que es demasiado fácil culpar siempre a Occidente de todos los males?
FARUQ
¿No crees que es demasiado fácil juzgar desde aquí? (…)

Dos copas de vino. Dos desconocidos. Detrás, las imágenes de una ciudad radiante que acaba de ser golpeada por un atentado.

Autora Emma Riverola
Dirección Abel Folk
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Con Cayetana Guillén Cuervo y Ayoub El Hilali
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Diseño de espacio escénico Paco Azorín
Diseño de iluminación Paco Azorín y Sergio Torres
Diseño de vestuario Patricia Monné
Diseño de videoarte Joan Riedweg
Movimiento escénico Ariadna Peya
Ayte. de dirección y regidor Paco Montes
Fotografía cartel Geraldine Leloutre
Fotografía escena Joan Riedweg
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Producción ejecutiva Gloria Casanova
Coordinador técnico y operador Fer Muratori
Eléctrico Gustavo Segovia
Producción Irene Peraire y Maria Folk
Distribución Focus
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Agradecimientos María de la Librería Ocho y Medio, SusiSweetDress,
Juana la loca and the Victorians, Pitillos, Lluís Mauri, Pol Turrens y
Sony.
Una coproducción de Hold-Principal SL, Teatro Romea,
Teatro Español, Institut Català de les Empreses Culturals (ICEC)
con la colaboración de Sony y Mucha Calma SLU

TEATRO ESPAÑOL. SALA MARGARITA XIRGU.

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