José Mª Guelbenzu: «La novela negra actual está cada vez más centrada en la psicopatía social»
Por Benito Garrido.
Con motivo de la publicación de su última novela, Muerte en primera clase (Editorial Destino, 2012), el escritor madrileño José Mª Guelbenzu habla de novela negra, personajes y nuevos proyectos. Este abogado, crítico literario y reconocido escritor, es autor de títulos como El río de la luna (Premio de la Crítica 1981), La Tierra Prometida (1991), o El amor verdadero (2010). Dentro del género policiaco ya firma seis novelas, todas ellas protagonizadas por la juez Mariana de Marco. Muerte en primera clase es la última.
Muerte en primera clase. José Mª Guelbenzu. Editorial Destino, 2012. 336 páginas. 20,00 €
La juez Mariana de Marco recibe una invitación para asistir a un crucero de lujo por el Nilo, uno de esos viajes que tienen como principal objetivo que personas influyentes se relacionen entre ellas. El grupo de invitados al viaje parece orbitar en torno a una figura central, una mujer de unos sesenta años llamada Carmen Montesquinza, cuya elegancia natural y firmeza de carácter le otorgan una distinción que llama la atención. Sin embargo, después de una velada memorable en la que una joven del grupo protagoniza un escandaloso y provocador número de baile, Carmen desaparece, sin motivo aparente. Mariana de Marco se sentirá incapaz de desmarcarse del asunto y emprenderá una investigación en solitario que sacará a la luz una oscura trama familiar y financiera.
Entrevista:
P.- Otra nueva novela de crimen y misterio. ¿Qué te impulsa a escribir una novela de entretenimiento y no otra de alta literatura, por decirlo de alguna manera?
En realidad, últimamente las vengo alternando. Pero las novelas de “Crimen y Misterio” están condicionadas por mi interés en desarrollar, libro a libro, al personaje de la Juez De Marco; de manera que, sí, son libros de entretenimiento porque se atienen a las convenciones del género; pero, a la vez, intentan ir más allá, tanto por la construcción del personaje como por la propia escritura, más exigente y cuidada de lo que es habitual en la literatura policíaca.
P.- Novela policíaca confrontada con novela negra. ¿Cuál es el terreno en que se mueven las novelas protagonizadas por la juez de Marco?
Están más cerca de la novela policíaca tradicional; sin embargo, los tiempos han cambiado: ya no se hacen libros sólo para que el lector pueda jugar a ser detective. La novela negra actual, en cambio, está cada vez más centrada en el “gore”, la psicopatía social y una pretendida denuncia social que en muchos casos es mera impostación y mero tópico.
P.- Sacas a la juez de sus escenarios habituales y la llevas al Nilo. Fuera de ellos, ¿quizás se vuelve más vulnerable? ¿Esconde este crucero un velado homenaje a algún clásico?
No creo que sea más vulnerable ni menos; simplemente está fuera de su lugar habitual, lo que condiciona, como a todos, una parte de su manera de ser, la más externa.
Y no hay homenaje, aunque el Nilo remita a Agatha Christie; si acaso, un guiño.
P.- Tu sexta novela policíaca con la misma protagonista. ¿Tuviste que documentarte mucho sobre el mundo judicial y sus habitantes?
Lo justo. Lo que me interesan son las personas y la profesión es sólo una parte de ellas que, en lo que se refiere a la ambientación, no deja de ser anecdótica. Pero, evidentemente, en aras de la verosimilitud, procuro estar informado y además suelo pedir una lectura profesional del manuscrito una vez terminado.
P.- ¿Te inspiraste en alguien concreto a la hora de construir el personaje de Mariana? ¿Cómo es el proceso de creación de un personaje?
No, en nadie en concreto. El personaje es una invención. Y en cuanto al proceso de creación, como todo lo que te apasiona, se va paso a paso, igual que cuando conoces a una persona y te vas interesando por ella. Al personaje lo acompañas, lo estudias, lo tratas, te interesas por su vida, te citas con él a menudo… hasta que un día decidís ambos recorrer una historia juntos.
P.- Tocas la corrupción financiera en un momento en que todavía no era tan evidente como ahora. ¿Crees que si no hubiese llegado esta crisis la corrupción seguiría tan latente?
En este libro la corrupción financiera es un telón de fondo, no protagoniza. Por otra parte, la corrupción no es de hoy ni de ayer, es moneda corriente que ya se ha hecho permanente.
P.- También haces reflexiones sobre la judicatura. ¿Existen los jueces corruptos o es simplemente que este gremio está por encima de todo? ¿Están todos politizados?
Existen jueces corruptos y jueces politizados o ideologizados; pero un juez debe ser capaz de interpretar las leyes por encima de sectarismos o partidismos. Yo no dejo de pensar que quien se ve encaminado a juzgar a los demás, de alguna manera ha de sentirse superior a ellos, pero la coherencia, la objetividad y el buen sentido deberían prevalecer sobre toda tentación. Hay muchos, muchos jueces excelentes y conscientes de su deber, muchos más que jueces pintorescos, envanecidos e incluso vengativos
P.- Como lector amante de la novela negra y policíaca que eres, ¿qué escenarios te han influido más, los escandinavos o los americanos? ¿Con cuales te quedarías?
Soy bastante europeísta en esto de la novela policíaca; primero, como amante de la novela anglo clásica y luego de toda la línea que desciende de Simenon, sigue por Maj Sjowall y Per Wahloo, atraviesa las brumas noreuropeas y llega hasta el Mediterráneo de la mano de Camilleri; y siento también una inmensa admiración por los fundadores del género negro: Hammett sobre todos, Chandler, James Cain, Ross McDonald… y por William Irish.
P.- ¿Algún nombre destacable de nuestro país?
En España, me gustan González Ledesma, Lorenzo Silva y las innovaciones de Marta Sanz, por ejemplo.
P.- ¿Nuevos proyectos literarios? ¿Más entretenimiento quizás?
Como ya dije, voy dando una de cal y otra de arena. Tengo ya terminada, a falta de una última corrección, una novela de las que llamaríamos literatura troncal o “mainstream”, es decir, de alta ambición literaria, y me dispongo a empezar el año que viene, que está ya a la vuelta, una nueva novela con Mariana de Marco, esta vez más exigente, porque siempre hay que pedir más.