Meryl Streep: Sin miedo a los años
Por José Luis Muñoz
De pocas actrices actuales se puede decir que la edad no perjudica gravemente su carrera cinematográfica. Meryl Streep (Nueva Jersey, 1949) es, sin duda, una excepción gloriosa. Cuando muchas de sus colegas de la misma cosecha, o aledañas, han sucumbido a la cruel e injusta vara de medir que tiene Hollywood para las actrices (Sean Young, Debra Winger, Sharon Stone…) y otras son relegadas a papelillos de nula relevancia (caso de Kathleen Turner), la protagonista de Memorias de África no solo sigue en la cúspide de una carrera que parece no tener fin, sino que consigue un nuevo Oscar por la milimétrica interpretación de Margaret Tatcher en La Dama de Hierro.
El caso de la supervivencia de esta actriz es algo excepcional que se debe a su enorme talento interpretativo, que mejora con los años, su absoluta versatilidad (la hemos visto en comedias insustanciales; en películas de acción, bajando por los rápidos de un río; de convincente lesbiana; clonando todo tipo de acentos extranjeros, una de sus grandes especialidades) y a un físico que nunca destacó por su belleza (la hermosura se marchita y las comparaciones con tiempos pasados son siempre odiosas) pero sí fue atractivo, y lo continúa siendo con todos los síntomas de la madurez en él. Con el paso de los años Meryl Streep no ha perdido la frescura y la sensualidad que tuvo, por ejemplo, Kathleen Turner, porque, para su suerte, careció de ellas, y si de joven se hacían más evidentes sus rasgos irregulares (esa nariz que parece torcida y tuvo la valentía de no retocarse nunca), de mayor, éstos pasan absolutamente desapercibidos.
La madurez artística de la actriz a partir de la memorable interpretación que hizo de Karen Blixen en Memorias de África, y ha seguido con Los puentes de Madison, Las horas, La duda… hasta llegar a La Dama de Hierro, es imparable, pero intercaladas entre las mencionadas ha rodado también un buen montón de películas alimenticias a las que la actriz aporta su savoir faire. Porque, salvo en sus primeros papeles, cuando todavía no era la actriz segura que es hoy en día (la sobrecogedora interpretación de Sophie Zawistowski , la madre que tiene que optar por salvar a uno de sus dos hijos, y condenar al otro, en La decisión de Sophie de Alan J. Pakula; su romántico papel en La mujer del teniente francés de Karel Reisz; la luchadora sindicalista de Silkwood de Mike Nichols; su emotiva interpretación de Linda, la empleada del supermercado enamorada de Robert de Niro en El cazador de Michael Cimino), las películas en las que interviene últimamente seguramente pasarían buena parte de ellas sin pena ni gloria de no contar con su presencia. Con la salvedad de la película de Stephen Daldry Las horas, que giraba en torno a Virginia Woolf y tenía enfrente a Nicole Kidman, que se llevó el Oscar, y Julianne Moore, el resto de películas son perfectamente olvidables y su mayor haber es su presencia que resulta siempre satisfactoria. El talento de Meryl Streep, que debutó a las órdenes de uno de los grandes del cine, Fred Zinneman, en un pequeño papel en Julia (con otra leyenda a la que los años mejoran y embellecen: Vanessa Redgrave), se merece mejores películas que El diablo se viste de Prada o Mamma mía. Tampoco La Dama de Hierro, por la que la actriz ha conseguido un merecido Oscar de interpretación, es una gran película (aunque bastante mejor de lo que uno se espera) y su mérito principal es clonar, con exactitud, gestos, peinados, formas de vestir, movimientos y tono de voz de la gobernanta (sí, gobernanta) británica, trabajo minucioso aunque escasamente creativo.
Meryl Streep, en estos tiempos en los que se demoniza la arruga y la veteranía es un lastre, puede ir creciendo como actriz (y esperemos que buenos directores le ofrezcan sustanciosos papeles) y llegar a convertirse en una Bette Davis o una Joan Crawford, que interpretaron casi hasta las puertas del último suspiro.
*José Luis Muñoz es novelista. En 2011 publicó las novelas Tu corazón, Idoia (Corona Borealis), Llueve sobre La Habana (La Página) y Muerte por muerte (Bicho Ediciones). En mayo 2012 estará en las librerías Patpong Road (La Página Ediciones)
Solo la Sarandon y Sigourney aguantan el tirón con la Streep a edades similares, aunque ya raramente hacen de protagonistas.
Milagro me parece en los tres casos, con una industria que ha decidido acotar su publico a menores de 20 años.
ni Sarandon ni Sigourney aguantan contra meryl porque ella sigue protagonizando pelicula algunas talvez no seran las mejores pero ya quisiera una jessica lange o glenn close o la misma sarandon las peliculas que hace meryl cuando ellas se quejan que los papeles solo son para meryl streep a mi ver ellas no sigen vijentes porque no tienen el mismo talento que meryl