«Los nombres», de Don DeLillo
Por Benito Garrido.
Los nombres
Don DeLillo
Editorial Seix Barral, 2011
Novela
448 páginas
19,00 €
Publicada en 1982 en Estados Unidos, ahora se edita en nuestro país Los nombres, un thriller obsesivo, inquietante, emocionante y de marcados tintes políticos, donde el lenguaje se convierte en arma liberadora de los miedos que atenazan al individuo. El autor nos muestra una vez más su evidente capacidad para reflejar el mundo inestable que nos rodea, invitando al lector a emprender una búsqueda de los diferentes significados del poder, y de las verdades básicas que sustentan el lenguaje.
James Axton trabaja como analista de riesgos para una multinacional norteamericana, y recorre el Mediterráneo y Oriente Medio redactando informes acerca de los conflictos políticos y económicos, que pueden afectar a las empresas americanas que desarrollan sus negocios por aquella zona. Estamos a finales de la década de 1970: momentos de la Revolución islámica en Irán, los secuestros terroristas y el petróleo hostil. Aunque está separado de su esposa, sigue enamorado de ella y suele visitarla a menudo en Kouros, una isla del Egeo, donde vive con Tap, hijo de ambos. Es durante una de sus visitas, cuando Axton tiene noticia del asesinato ritual de un incapacitado anciano. Todo apunta a una extraña secta que aferrada a una especie de eugenesia, está obsesionada con el culto al lenguaje. Todo se complica cuando descubre la conexión de ese suceso con otras muertes acaecidas en lugares diversos, y también en extrañas circunstancias relacionadas con el lenguaje. Fascinado por esta violencia ritual, y escapando quizás de conflictos familiares, se obsesiona por encontrar una explicación a los actos de dicha secta. Su búsqueda nos lleva hasta los límites del lenguaje y la cultura, en un rompecabezas cuya solución se encuentra en las palabras.
DeLillo nos muestra claramente ese trasfondo social que tiene la novela como instrumento de difusión de los problemas que atañen al individuo en su colectividad. Sabe reconocer los hilos que mueven la ambición y los intereses que se esconden tras las políticas de ciertos países (norteamericanos). El hecho de que el protagonista tenga una ocupación tan atroz y a la vez peregrina en el espacio, le permite moverse por el mundo como un observador implacable de la realidad, pero sin perder esa disposición a la sorpresa que supone cualquier nuevo descubrimiento. Así, la emoción de bucear en la historia de las civilizaciones y sus misterios se nos hace patente a través de sus logradas investigaciones.
Los nombres, como casi toda la obra de DeLillo, es brillante, inteligente, reveladora, de una escritura intensa plagada de frases y párrafos realmente destacables por su fuerza y significado. La ironía se escapa en cada diálogo, haciendo que cada conversación sea una potente lucha dialéctica. Para no alargarnos más, estamos ante una nueva demostración de la maestría literaria del maestro DeLillo, cada vez más irrepetible.
Don DeLillo (Nueva York, 1936) es autor de, entre otras, novelas como: Jugadores (1977; Seix Barral, 2004), Ruido de fondo (1985; Seix Barral, 2006), Libra (1988; Seix Barral, 2006), Mao II (1991; Seix Barral, 2008), o El hombre del salto (Seix Barral, 2007); de los ensayos En las ruinas del futuro (2002) y Contrapunto (2004; Seix Barral, 2005); de relatos publicados en diferentes revistas, y de varias obras teatrales. Ha recibido numerosos galardones en Estados Unidos y en el extranjero, incluidos el National Book Award, el PEN/Faulkner Award, el International Fiction Prize del Irish Times, el Premio Jerusalén a la totalidad de su obra literaria y la medalla Howells de la American Academy of Arts and Letters por su novela Submundo (1997; Seix Barral, 2009). Es, sin lugar a dudas, uno de los escritores norteamericanos más relevantes de la actualidad.