Michel Hazanavicius: "El estar en la carrera para los Oscar es ya un premio en sí"
Por Luis Muñoz Díez.
Fotografías: Joaquín Fernández.
Michel Hazanavicius, escenógrafo y director de La clase americana (1993) y de las muy exitosas Oss 117: El cairo nido de espías (2006), Oss: 117 Perdido en Río (2009), donde Jean Dejardin interpreta un James Bond a la francesa, ha estado en Madrid el pasado día 13 de diciembre para presentar The Artist (2011), muy confiado y pisando sobre seguro. La película no para de acumular premios de la critica en Estados Unidos: Indiana, Nueva York, Boston y la revista Time la ha elegido como película del año. The Artist (2011) es la película con más nominaciones a los Globos de Oro, como Mejor Película, Mejor dirección y mejor guión, para Hazanavicius; Mejor Actor Principal en comedia musical, para Jean Dujardín; Mejor actriz de reparto, para Bérénice Bejo; y Mejor Compositor, para Ludovic Bource. Este premio cada vez tiene mayor importancia porque en él esta representados la televisión, la radio, la prensa e Internet, cada día más poderosos. Jean Dujardin, su protagonista, fue premiado como mejor actor en el Festival de Cine de Cannes 2011, y en España ya le ha reportado una satisfacción, cuenta con el Premio del Público en el Festival de Cine de San Sebastian 2011, concedido con un porcentaje sin precedentes. Nunca el público donostiarra había otorgado un premio con el nueve coma seis sobre diez, lo que supone que el público menos generoso habría concedido a The Artist (2011) un nueve.
Para gran desilusión de prensa y fotógrafos en el último minuto, y cuando ya los fotógrafos tomaban posiciones para retratarla en el photocall, se anunció que no venía la actriz argentina Bérénice Bejo, protagonista junto a Jean Dujardin, y esposa del director parisino nacido el 29 de marzo de 1967.
Han coincido dos películas que son un homenaje al cine, una La invención de Hugo (2011), de Martín Scorsese, y The Artist (2011). Scorsese tendrá sus razones, pero ¿cuáles son las de Michel Hazanavicius?
Como espectador creo que las películas mudas permiten contar las historias de una manera extraordinaria. El hecho de que no haya sonido, de que no haya diálogo, deja un margen de participación para el espectador que es realmente extraordinario. Como está obligado a imaginar muchas cosas, la película forma parte de él y se implica de una manera realmente profunda. Entonces, como me gusta este formato, me dije “voy a intentar hacerlo”, y además contaba con que el espectador iba a aceptar mejor que le hablara del cine mudo si lo hacía en una película muda. A partir de ahí decido ambientar la película en Hollywood, algo positivo, con un happy end y estrellas, y a partir de ahí surge la idea de hacer un homenaje al cine, pero no era algo en lo que yo hubiera pensando desde el principio.
La película está llena de simbolismos y refleja el mundo que acaba. Para el actor es el cine mudo, pero para el espectador de 2011 es un modelo de sociedad que ha agotado sus viejas fórmulas. ¿Es eso lo que quiere reflejar la película?
Sí, el personaje de George Valentín, que interpreta Jean Dujardin, no es ningún actor en concreto, pero es la suma de muchos actores que cuando se acabó el cine mudo eran rechazados y no encontraban trabajo. Intenté crear un personaje más amplio, que abracase más cosas, que le ocurriera algo que no sólo les ocurre a los actores, que le pueda pasar a cualquiera en la sociedad en la que vivimos. Sobre todo, George Valentín, es un ser humano que tiene que afrontar las grandes transiciones que se producen en un mundo que está cambiando y donde él se ve de repente excluido, ya no forma parte de aquello que le parecía inamovible y tiene que hacer frente a esos cambios. El mundo va muy rápido y éste es un tema de plena actualidad hoy en día, yo me acuerdo que cuando era pequeño un hombre entraba a trabajar en una fábrica y se suponía que ese iba a ser el trabajo para toda una vida. Ahora las fábricas se cierran cada dos meses y se acabó, y eso pasa en todos los trabajos y en todos los sitios, y hay que saber adaptarse a los cambios y a las cosas, que se mueven a paso de gigantes. Sobre todo, y lo más importante, que quería contar que aunque sea un actor que se encuentra en un momento difícil, es un ser humano que se encuentra en un momento difícil y tiene que cambiar y adaptarse.
¿Por qué el título de The Artist (2011)?
Es el productor el que eligió ese título, yo tenía otro título que era El lunar, para tener esa cosita que es bonita y que es un elemento de complicidad entre los dos, me parecía un título más apropiado. Además, él no es un artista, es un tipo muy orgulloso, pero al final me dejé convencer. Todo el mundo me decía “sí, sí, este es mucho mejor” y además recordaba a algo que me parecía importante, que era y es la manera en que en el cine mudo se presentaban a los personajes, ahora la dama, ahora el peluquero…
Una película rodada en Hollywood, muda, protagonizada por actores que no son americanos, ¿no era un riesgo añadido?
Sí, pero tuve muy claro desde el principio quienes iban a ser los dos protagonistas. Con Jean Dujardin es mi tercera película, y Bérénice Bejo es mi mujer -aquí hace un guiño buscadamente cómico-, y eso no impide que sea una magnifica actriz, y facilita mucho las cosas. Los personajes los escribí pensando en ellos y para ellos, además conociéndolos un poco he sabido introducir cosas suyas que pudieran aportar al personaje. Peppy Miller tiene mucho de Bérénice y a Jean no le deseo esta suerte ni esa vida, pero tiene muchas cosas suyas para que él se sintiera a gusto haciendo este tipo de registro. En cuanto a los actores americanos los he elegido allí, in situ, en Estados Unidos.
¿Qué ha sido más complicado, el guión, el trabajo con los actores…?
Para mí, lo más difícil ha sido el guión, el trabajo con los actores ha sido de lo más natural y lo menos difícil. Donde la técnica realmente cambia es a nivel de la escritura de guión, y la música tiene una importancia esencial en todo el proceso. Desde el principio me dediqué a escuchar las bandas sonoras de las grandes películas de Hollywood, y le pedí al compositor Ludovic Bource que las fueran escuchando para que fuera entrando en materia y se sumergiera en esa música sinfónica. Mientras rodaba escuchaba esa música y se la hacía escuchar a los actores para crear el ambiente adecuado. Tenía interés en subrayar los momentos dramáticos, pero también dar ese tono cómico de las secuencias, pero no se podía hacer una música por secuencia. Recorté la película en diez o doce bloques, y yo decía en que puntos importantes quería que la música siguiera, porque la música es como un espejo que sigue la línea emocional de los personajes, y cómo era yo el que contaba la historia era necesario que Ludovic se adaptase a la manera en que yo quería que se contase. Ludovic Bource ha hecho un trabajo importante porque ha tenido que respetar las estructuras, las pautas que yo le daba, y de ahí sacar su sensibilidad creadora, y en un tiempo muy limitado porque queríamos llegar a Cannes, y tuvo que hacerlo rápidamente.
La película está ya en las salas. ¿Qué sabe ahora el director y escenógrafo Michel Hazanavicius que antes no supiera?
-Se ríe antes de contestar, por lo que imagino que su respuesta no va a ser del todo seria-. ¿Que qué he aprendido de esta experiencia? Pues que colocando un perro al lado de un ser humano el personaje parece más simpático, eso para empezar. He aprendido que si quiero que el personaje resulte antipático no debo colocarle un perro a su lado.
¿Tendrá continuación The Artist (2011) como lo tiene OSS 117?
Me gustaría volver a hacer una película muda porque adoro el formato y es realmente extraordinario, portentoso, pero tendría que encontrar una historia como esta. No hacer otra película muda sólo por hacerla.
¿Muchos nos preguntamos cómo se consiguió la financiación para hacer una película muda?
–Ante esta pregunta sonríe satisfecho-. Tuve la suerte de haber hecho OSS 117 y los productores ya no te escuchan de la misma manera si has tenido un éxito, pero llevo como diez o doce años con la idea de hacer la película. Han sido siete de preparación y he contado con el apoyo de todos, no se puede hacer una película en contra de varias personas: hay un productor, un distribuidor, unos actores. -cambia el tono y comienza a hablar en uno más serio-. Finalizar una película es siempre triste, porque mientras trabajas es algo vivo y al dar por terminado el trabajo ya no tienes ninguna mano sobre ella, y vas a tener con ese producto que tu has parido la misma relación que las personas que la van a recibir, y tienes que contar con esas personas, cuando ha sido un objeto de arte, una cosa totalmente tuya. Algo totalmente personal que ya no te pertenece y ya no es un objeto de arte único, y además hay que venderlo.
El éxito parece acompañar a The Artist (2011) por donde se estrena. ¿Es agradable estar en las quinielas de los Óscar y de los Globos de Oro? –Hasta el día 15 no se supo que su película tenía seis nominaciones a Los Globos de Oro-
Mentiría si te dijera que no pienso en el Óscar -lo dice con toda sencillez-, me hablan continuamente y me preguntan por eso. El estar en la carrera para los Óscar, si me nominan, que aún no me han nominado, es ya un premió en sí. Es estar entre los mejores, y una buena carta de presentación para una película europea, y además por el formato sería la primera vez que se nominara una película muda.
La película no suma sólo premios en Estados Unidos también lo está haciendo en nuestra vieja Europa.
La película está siendo muy premiada en Estados Unidos, pero ha sido muy bien acogida en Francia. En Italia ha tenido una acogida increíble, y por lo que veo aquí se ha pasado en varios festivales y parece que al publico le gusta -en este momento me gustaría interrumpir al director, porque su éxito con el Premio del Público en San Sebastián no tiene precedente, pero no lo hago-. Ha estado nominada para los premios europeos, se la ha tenido en cuenta, y esto es importante, como la nominación al Óscar. Sólo con estar nominado para tantos premios es ya importante.
Hazanovicius guarda unos segundos de silencio que yo no interrumpo y continúa hablando.
Los premios y las nominaciones no son el único criterio para medir la calidad de una película, claro que estoy contento de ser elegido pero me gusta más ver las caras de las personas cuando salen de ver la película. A mí me gustan los premios, ¿cómo no?, pero lo que más me emociona y más me gusta es cuando se acercan otros realizadores, a los realizadores los respeto mucho, me felicitan y me dicen que les gusta el trabajo que he hecho, porque ellos saben cómo se hace y lo difícil que es. En los grandes festivales me he encontrado con grandes realizadores de varias cinematografías y me han echado grandes elogios, e incluso me han dicho que se han sentido celosos y que han sentido envidia de la película que he hecho, y eso es lo mejor que se me puede decir.
Michel Hazanavicius no puede ser más sincero ni más directo. En toda la entrevista se le ve satisfecho por la hazaña y el resultado. Reconoce que los premios, el reconocimiento y la taquilla son muy importantes, pero la verdadera satisfacción, y lo dice sin complejos, es tener la estima de sus compañeros, de los directores de cine, y es que en el fondo todos necesitamos que nos quieran.
The Artist (2011) se estrenó en España el pasado 16 de diciembre de 2011.
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