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Lecturas de verano 2011: Invitación a un asesinato

Por Johari Gautier Carmona
 
 
 

Hasta la fecha de hoy, era corriente invitar a alguien para su cumpleaños, su boda, su bautizo o, incluso,  su primera comunión. Son algunas de las costumbres que repetimos hasta la saciedad sin a veces preguntarnos por qué y muy a menudo sabiendo lo aburrido que resulta encontrarse con los mismos amigos de siempre, los que te preguntan una y otra vez por los avances de tu trabajo o búsqueda de empleo. Pero lo bueno de ciertas lecturas ––como  la última novela de Carmen Posadas–– es que aportan ideas originales para entretenerse durante este largo periodo veraniego, y así olvidarse del fracaso de ciertos ligues o el desplante de ciertas parejas que ya no contestan el teléfono después del segundo o tercer encuentro.

 

Me refiero con esto a la idea de invitar unos conocidos a un divorcio, o mejor todavía: un asesinato. Efectivamente, ése es uno de los elementos que da vida a la novela que aquí comentamos y que, por encima de todo, forma la base de una entretenida y sorpresiva novela de género negro. “Invitación a un asesinato” (Ed. Planeta) rompe con ciertas reglas tradicionales del genero policial y a la vez recoge sus aspectos más característicos ya que toda la historia gira en torno a una muerte, pero una muerte preparada por una pudiente y cansada anfitriona que desea morir a manos de uno de sus invitados (y más jurados enemigos). Es también lo que puede considerarse un guiño a las clásicas obras de Agatha Christie o Sherlock Holmes que se ven mencionadas en numerosas ocasiones.

 

Gran parte de la acción ocurre en un yacht lujoso en el que los presentes acuden para pasar un fin de semana festivo en compañía de Olivia (la anfitriona), tras romper con un silencio de mucho tiempo. Evidentemente, todos se presentan al evento con la sensación de formar parte de un plan maquiavélico, aturdidos por el esplendor del decoro y los recuerdos de momentos lejanos y preferibles de olvidar. La mayoría de los asistentes tratan de disimular la intriga y el tiempo dedicado a leer y estudiar el contenido de la carta de invitación, como si leyendo innumerables veces entre las líneas o analizando la caligrafía de la anfitriona pudieran descubrir el verdadero motivo de todo este espectáculo.

 

Digo espectáculo porque lo que sigue es verdaderamente una serie de hechos delirantes, por no decir burlescos, llena de giros inesperados y alusiones a otras obras maestras del género. Aquí la vida real y moderna se mezcla con los detalles más absurdos, las intimidades y las manías de algunos de los personajes. Los elementos se suceden a un ritmo lo suficientemente alto para que el lector no se atasque en la lectura y, aunque la aparición de ciertos personajes pueda parecer forzada en algunas situaciones, el humor siempre nos acompaña y resuelve los conflictos de una forma insólita.

 

Otra verdad es que la pluma fluida de la autora y su sinfín de anécdotas existencialistas hacen que la obra sea realmente recomendable para estos días de playa (o a la pronta llegada de esos días). Para los que más se enganchen, puede ser una forma de olvidarse de las pocas invitaciones que recibirán estas semanas o, incluso, una razón para invitar a los amigos más lejanos…

 

 

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